Para acceder a una de las escuelas de
negocios más prestigiosas del mundo se requieren cualidades académicas,
personales y de liderazgo. El camino puede ser distinto a lo que se piensa.
La
misión de la escuela de negocios de Harvard es “educar líderes que hagan una
diferencia en el mundo”, explica el caleño Juan Fernando Jiménez, uno de los
miembros de la junta de admisiones del MBA de esta institución. Jiménez ayuda
en la selección de los 900 estudiantes que satisfacen el perfil que Harvard
busca entre las más de 11.000 solicitudes que recibe cada año.
La
entrada a una de las mejores escuelas de administración del mundo tiene unos
pasos muy definidos. En ellos hay muchos mitos y realidades. Usted puede
aumentar sus posibilidades de entrar a este MBA si conoce muy bien su filosofía
y misión. Si uno de sus sueños es entrar algún día al MBA de esta escuela de
negocios, preste atención a lo que viene, es posible que los hechos sean
distintos a lo que cree.
Pasos firmes
Un
concepto sintetiza muy bien el espíritu de cada etapa de selección de un MBA de
Harvard: liderazgo, la capacidad de influir en la sociedad con las acciones.
Esta es, sin duda, la primera y más fundamental condición al emprender un
proceso de admisión a este MBA: el candidato debe tener y expresar capacidad de
liderazgo. El diseño del proceso de ingreso, la forma de enseñanza y la
proyección de la gente están enmarcados en esta misión: “no creamos líderes,
los desarrollamos”, afirma Jiménez.
Además
del liderazgo, en el proceso también se tienen presentes las capacidades
académicas y personales de los aspirantes. En el tema académico, Jiménez
resalta que los dos años en el MBA son intensos y que por ello es importante
que el aspirante haya sido exitoso en este campo en el pasado. Para esto, en
los formatos de aplicación, que se diligencian totalmente on line, hay que
ingresar el promedio de las notas en cada semestre del pregrado. Rosa María
Salazar, coordinadora de consejería académica de Colfuturo, considera que “es
particularmente valioso que este promedio esté entre los más altos en la
promoción, esto es, el ranking superior”.
Para
evaluar competencias académicas también se deben presentar los exámenes GMAT y
TOEFL. El primero es el examen regular para cualquier MBA y mide capacidades
cuantitativas y de manejo del inglés. Para el caso del MBA en Harvard, el
promedio de la última promoción fue de 708 sobre 800. Daniel Codianni,
presidente del centro de capacitación Kaplan en Colombia, cree que estas cifras
no deben desanimar a los candidatos del país. “En realidad, las estrategias de
selección de las escuelas de negocios cambian y los promedios del GMAT son
distintos entre países. Conozco colombianos que han entrado a los mejores MBA,
incluyendo el de Harvard, con promedios de GMAT muy por debajo de 700. En mi
experiencia, en estos procesos son más importantes los elementos cualitativos,
como los ensayos, que los cuantitativos, y los colombianos tienen mucho para
mostrar en este campo”, sostiene.
Sin
embargo, estos exámenes, sobre todo el GMAT, no se deben tomar a la ligera, y
se deben preparar con bastante anticipación, pues las universidades llevan un
récord de los resultados.
Luis
Gallo, socio principal de la banca de inversión Estrategias Corporativas y MBA
de Harvard en 1988, resalta la importancia del idioma en esta maestría en
particular. “Como la forma de estudio es participativa y la competencia se
centra en los mejores argumentos, hablar muy bien inglés es un elemento
crítico. Este es el gran desafío de los estudiantes latinoamericanos”.
El
siguiente requisito son tres recomendaciones del candidato para las cuales esta
escuela de negocios tiene un formato estandarizado en sus formularios on line.
Estas recomendaciones son una de las pocas variables controlables en este tipo
de procesos y una oportunidad única para mostrar fortalezas personales,
académicas y de liderazgo. Diego Roselli, experto en consejería para estudios
en el exterior, afirma que los colombianos tienen la tendencia a conseguir
recomendaciones de figuras públicas, sin tener en cuenta si en verdad conocen
su trayectoria y personalidad. Este un gran error porque en el formato de
recomendación es fácilmente identificable cuándo la persona que recomienda
conoce realmente al candidato. De hecho, la primera pregunta identifica el
tiempo y el contexto en que conoció al candidato. Según Roselli, incluso es
mejor que la recomendación la haga una persona que no tenga un gran perfil,
pero que conozca tan bien al candidato que sea capaz de exaltar sus virtudes y
también comentar sobre sus debilidades, cuando sea necesario. Esto aplica
perfectamente al caso de Harvard pues quien escribe debe dar fe -con argumentos-
del liderazgo del aspirante. Es el caso de Ari Wancier, quien era analista de
negocios de McKinsey & Co. Antes de hacer su MBA, siguió esta sugerencia y
le pidió a gente que trabajó con él, en su vida profesional como consultor, que
escribiera sus recomendaciones.
La
tarea siguiente es escribir seis ensayos de 400 palabras cada uno. Para Rosa
María Salazar, estos ensayos son la oportunidad de 'venderse', en el buen
sentido de la palabra, y se les debe dar importancia. Esta parte del proceso
busca conocer a los candidatos.
Para el
último proceso de admisión, los ensayos deberían desarrollar los siguientes
temas:
*
Discuta una experiencia reciente de liderazgo.
*
¿Cuáles han sido sus tres logros más importantes?
*
Describa una situación en que sus valores y creencias se hayan visto
cuestionados.
*
¿Cuáles son sus aspiraciones personales y cómo un MBA le podría ayudar a
alcanzarlas?
* ¿Qué
le gustaría que la junta de admisiones le preguntara?
Aquí la
idea es mostrar que usted es el colombiano que la escuela de negocios de
Harvard no puede perderse en un grupo de trabajo. Escribir estos textos toma
tiempo, escoger los ejemplos y las situaciones. Es un buen consejo dejarlos
decantar y luego retomarlos, e incluso discutirlos con expertos. Ari Wancier,
por ejemplo, se tomó más de dos semanas de tiempo completo para elaborarlos.
Codianni
tiene una recomendación muy puntual para los ensayos. “Los colombianos cometen
el error de extenderse en adjetivos sobre sí mismos en estos textos”. Las
redacciones como las de 'soy trabajador, entusiasta y dinámico' pueden parecer
arrogantes. “Es más valioso construir historias en frases cortas, que
demuestren una coherencia entre lo hecho y lo que se piensa hacer en la vida”,
advierte.
Finalmente,
el grupo de finalistas del proceso tiene que presentar una entrevista. Esta
puede hacerse por teléfono, en una cita en la Universidad o alguien lo puede
visitar desde Harvard. Jiménez asegura que esto depende de la logística interna
de la junta de admisiones y que el tipo de entrevista no tiene peso en las
posibilidades del candidato. Sin embargo, como la decisión de hacer un MBA
compromete importantes recursos y tiempo, es una buena idea viajar a conocer
las instalaciones y el funcionamiento de las clases. La entrevista, que si
usted lo solicita puede ser presencial, es una buena oportunidad para hacerlo.
Ari Wancier pidió que la entrevista la hicieran en Harvard y aprovechó para
conocer el campus de la facultad y los cursos. Con esto terminan los requisitos
para el proceso de selección.
El
promedio de los colombianos que participan en cada promoción es muy bajo –de 2
a 3 entre 300 estudiantes internacionales–, cuando países como Perú tienen más
de 8 representantes. Es posible que mucha gente se autoelimine del proceso, la
mayoría de las veces por falta de conocimiento.
Mitos y realidades
Tal vez
la razón principal por la cual la gente descarta la posibilidad de viajar al
exterior a realizar un MBA es porque resulta demasiado costoso. Juan Fernando
Jiménez piensa que el dinero no debe ser un obstáculo. Una vez que una persona
ha sido admitida en la escuela de negocios de Harvard, la Universidad por medio
de un acuerdo con el Citibank le presta hasta US$120.000 –el costo estimado de
los dos años del MBA–, tan solo con la firma. Y, además, hay diversas fuentes
de ayuda para financiación del programa.
El 70%
de los estudiantes de esta escuela tiene apoyo financiero. Estas ayudas se
otorgan independientemente de la nacionalidad de los candidatos y el interés es
igual a la prime rate menos 0,125%, de acuerdo con el catálogo informativo del
MBA. Los expertos coinciden en que este tipo de ayudas financieras se han
venido generalizando en las universidades de prestigio en Estados Unidos; un
estímulo grande para romper el mito de que es imposible financiar la maestría
en el exterior.
Otro
tema fundamental es el momento de la vida en el cual los candidatos deben
presentarse al MBA. Al respecto, Jiménez dice: “buscamos la mejor gente en su
mejor momento”. Esta escuela parte del hecho que cada persona tiene un tiempo
propicio para hacer un MBA, ya sea recién graduada del pregrado o después de
varios años de experiencia, pero cree que cada persona sabe cuándo está lista
para realizar la maestría. Es decir, la responsabilidad de medir los años de
experiencia antes de presentarse se le deja al candidato, y la escuela respeta
esa decisión. Luis Gallo considera que en este punto "siempre será mejor
que sobre y no que falte". Piensa que el mínimo de experiencia deben ser
cuatro años y el óptimo, seis. "Que hayan tenido la oportunidad de
contratar y despedir gente, que se hayan probado en distintos aspectos de la
vida profesional; de esto depende que en realidad aprovechen la experiencia en
Harvard".
La
admisión a este MBA está abierta a estudiantes de cualquier nacionalidad,
cultura u origen étnico. En efecto, el hecho de que sus estudiantes provengan
de distintas partes del mundo y tengan distintos perfiles profesionales
enriquece la forma de estudio de caso que utiliza Harvard, por la multiplicidad
de opiniones y modos de pensar. En la promoción de 2005, el 22% de los
estudiantes pertenece a minorías étnicas estadounidenses y el 33% a extranjeros
que representan 75 países. En cuanto a su pasado académico, 39% proviene de
ciencias sociales y humanidades, 31% ciencias naturales e ingenierías y solo un
21% de administrativas. El 35% de los estudiantes es de sexo femenino.
Oportunidades infinitas
El
objetivo de la educación en Harvard es hacerla realista para preparar a los
estudiantes en los rigores del liderazgo. Para ello, todo el esquema de
aprendizaje se centra en el llamado estudio de caso. De los 900 admitidos, se
crean 10 secciones de 90 estudiantes. Los casos son desarrollados por el cuerpo
de profesores de la escuela de negocios y son el resultado de situaciones
reales en el mundo de los negocios. Los profesores conocen muy bien la
trayectoria de sus 90 estudiantes y sus principales competencias, por ejemplo,
saben si alguien es experto en mercadeo y proviene de Sudáfrica y otro tiene
carrera de consultor y es francés. Por su parte, los estudiantes asumen la posición
del personaje que dentro del caso tiene que tomar decisiones inciertas sin
información completa. En este MBA hay tres tipos de notas 1, 2 y 3. 1 lo recibe
quien haya estado entre el 10% de desempeño superior en sus argumentaciones, 2
el 80% superior y tres el 10% inferior. Con todas ellas, se pasan las materias.
José
María del Castillo, profesor asociado de la Facultad de Administración de los
Andes, participó junto con un grupo de colegas invitados por Harvard en un
espacio para observar cómo se definen los objetivos pedagógicos y cómo se
estructuran las discusiones en el estudio de caso. Opina que este enfoque
funciona muy bien para reforzar las habilidades de comunicación y liderazgo, y
que en Colombia el estudio de caso podría ser un complemento perfecto de las
clases tradicionales.
Para
Luis Gallo, el secreto de este enfoque es que prepara a la gente a los 30 años,
en habilidades que va a utilizar a los 45. En su experiencia -en la cual ya
había tenido la oportunidad de trabajar en el enfoque clásico: libro, profesor,
estudiante-, el contacto con los estudiantes fue enriquecedor. Afirma que los
grupos de trabajo hacen las veces de profesores y sus participantes aprenden a
conocer sus propias fortalezas y debilidades. Capacidades que él considera
fundamentales en el mundo de los negocios luego del MBA.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Artículo para la sección Management de la Revista Dinero
Muy buen aporte. Las versátiles necesidades empresariales y el avance incesante de la tecnología hacen que estudiar sea una tarea casi de por vida. Incrementar y actualizar continuamente los conocimientos en gestión empresarial es fundamental si se quiere mantener la competitividad al máximo.
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