En esos momentos usted hace todo lo imaginable menos el trabajo que tiene
que hacer. Revisa el correo, riega las matas, limpia el escrito y hasta
aprovecha para sacar al perro. Cada vez que intenta ganar tracción en su
trabajo algo lo distrae. Desde que surgió por primera vez en el siglo XVI el
término procrastinación se utiliza
para describir esta conducta irracional. El profesor de la Universidad de
Calgary en Canadá, Piers Steel, es considerado una autoridad mundial en la
materia. Él es autor del libro Procrastinación:
Por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy.
En sus investigaciones el profesor Steel ha encontrado que el 95% de las
personas aplazan trabajo del momento. Sin embargo, explica que procrastinar no
es simplemente aplazar las cosas. “No es pereza o vagancia, al contrario los
procrastinadores quieren hacer las cosas, pero les cuesta trabajo empezar a
hacerlo”, explica el autor. Décadas de investigaciones le han permitido al
profesor Steel encontrar hallazgos fascinantes respecto a la procrastinación.
Por muchos años se pensó que procrastinar tenía que ver con el grado de
perfeccionismo en una persona. Pero esta idea no es soportada por la ciencia.
En realidad el profesor Steel explica que gran parte de la tendencia a
procrastinar tiene que ver con el cerebro.
Muy concretamente hay personas que tienden a ser más impulsivas. “Vivir
impacientemente en el momento, y quererlo todo ahora mismo, es el talón de
Aquiles de un procrastinador”, asegura
el profesor Steel. Como referencia los hombres son un poco más procrastinadores
que las mujeres. Al igual que este es un aspecto que tiende a mejorar con los
años. Para conocer un poco más sobre este fascinante tema entrevistamos al
profesor Piers Steel.
En español no es tan usual el término procrastinación
como en inglés. ¿Qué significa procrastinar?
Pueda que no utilicen la palabra, pero saben lo que significa. De hecho
en cada idioma existe una palabra para referirse a la procrastinación. En Hawái
la llaman napa, los daneses le dicen uitstel y los suecos fördröjning. Incluso en la Universidad
Complutense de Madrid el académico Juan Francisco Díaz Morales estudia
formalmente la procrastinación en España.
En esencia procrastinar es dejar para más tarde aquello que somos
conscientes deberíamos hacer justo en el momento. Es aplazar las cosas aun
sabiendo que esto nos perjudica. Cada vez que no es capaz de sentarse a
trabajar usted está procrastinando. Cuando se compromete a hacer dieta y al mes
aun no ha bajado un kilo. Cuando un estudiante no logra concentrarse para el
examen o el escrito del día siguiente. La procrastinación está presente en cada país
del mundo y su presencia es cada vez más fuerte.
¿Cuáles son las principales causas de la
procrastinación?
Procrastinar es un hecho natural del ser humano. Es un fenómeno mundial porque
estamos codificados biológicamente para ello. Se calcula que el 50% del grado
de procrastinación en una persona corresponde a sus genes. Así como los genes explican
el aspecto físico, como el color de los ojos, también dan forma a la estructura
del cerebro. Y es en el cerebro donde surge la procrastinación.
Cada vez que tomamos una decisión, cuando decidimos ejecutar una tarea o preferimos
aplazarla para después, se activan dos regiones del cerebro. Por una parte el
sistema límbico responde a las necesidades más inmediatas del cuerpo. En cambio
la corteza
prefrontal se encarga de los pensamientos abstractos como hacer planes al
futuro. Algunas personas nacen con cortezas prefrontales débiles y sistemas
límbicos más fuertes que las inclinan a procrastinar. Sin embargo, así como el
ejercicio ayuda incluso a las personas no atléticas, todos tenemos la
oportunidad de fortalecer nuestra fuerza de voluntad.
¿De qué se trata la ecuación de la procrastinación?
Por décadas los investigadores han tratado de entender la conducta
irracional de aplazar para mañana las tareas del presente. Economistas,
psicólogos y científicos del cerebro, entre otras profesiones, tienen sus
propias respuestas al respecto. La ecuación de la procrastinación es una
amalgama de todos estos aportes. En general son tres las variables claves a la
hora de procrastinar: las expectativas, el valor y la impulsividad.
Respecto a las expectativas, entre más confianza tenemos de que podemos lograr
una meta, mayor va a ser nuestra motivación para alcanzarla. En lo que se
refiere al valor tiene que ver con cuánto disfrutamos una tarea. Por supuesto
va a ser más fácil que procrastinemos en tareas que no nos gustan y
consideramos tediosas. Finalmente está la impulsividad, que es la tendencia a valorar
más el presente que el futuro, sin duda, el rasgo distintivo de la
procrastinación.
Entonces muchas veces no es que las personas sean perezosas. Simplemente
es la combinación de estas tres variables las que al final los empuja a dejar
las cosas para último momento.
¿Qué tan
costosa es la procrastinación?
La mayoría de la gente procrastina cerca del 25% por ciento del día, excepto
los estudiantes que llegan a procrastinar hasta casi medio día. En la mente la gente
piensa que por procrastinar las cosas se empeoran. Y tienen razón… los costos
de la procrastinación tienen que ver con lo que dejas a un lado sin trabajar.
En mi libro me enfoco en cómo la procrastinación afecta nuestra salud,
riqueza y felicidad. Por ejemplo, recientemente terminé una investigación que
muestra cómo en promedio de las universidades ahora es más femenino porque las
mujeres tienden a procrastinar menos que los hombres. Si lo intriga este tema,
tengo una aplicación gratis para iPhone The
Procrastination Quotient, que calcula cuánto pierde en un día por
porcrastinar. Pero tal vez los costos más altos de procrastinar tienen que ver
con la salud. Literalmente esto lo puede matar si no hace deporte o deja para después
los exámenes que tiene que hacer hoy.
¿Qué podemos
hacer entonces para mejorar en este aspecto?
La ciencia avanza a pasos agigantados para entender cómo operan las
cosas, incluido el comportamiento humano. En los últimos dos siglos hemos
experimentado con diversas técnicas de la motivación. Lo que hago en mi libro
es organizar y presentar estos hallazgos para poder aplicarlos en la vida diaria. Allí
existen recomendaciones concretas como, por ejemplo, quitar el timbre de los
mensajes de texto en su celular o computador. Este solo hecho puede aumentar su
productividad en un 10%. Imagine lo que esto puede significar en un año de
trabajo.
Pero desde una perspectiva más amplia la clave es entender las tres facetas
de la procrastinación: las expectativas, el valor y la impulsividad. Se estima
que el 70% de los jóvenes universitarios tienen problemas serios con la
procrastinación. Usualmente son el segmento de la población que más procrastina.
Sin embargo una parte se explica porque los jóvenes tienden a ser más
impulsivos, pero también porque los trabajos académicos son una mezcla perversa
de estas tres facetas. Para muchos estudiantes escribir o estudiar por una nota
es una tarea tediosa que prefieren aplazar. Tener en cuenta cómo operan estas
variables nos ayuda a ejecutar mejor en el día a día.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Artículo para la sección Management
de la Revista Dinero
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