domingo, 18 de marzo de 2012

Los feos y los lindos… que bonitos somos



Este es un fugaz escrito para recordar lo bonitos que somos tanto los feos como los lindos. Esta semana fuimos a hacer mercado a Alkosto de la Autopista Norte. Como no había desayunado paramos en el centro comercial que es una bahía a la altura de la 170. Mi preferido siempre es comer en el Chócolo pastel con pollo y jugo hit de mora.

En ese momento vi pasar a niño que llevaban en silla de ruedas. Solo fue una imagen fugaz porque realmente estaba muy mal. Me alejé por respeto porque era tan impactante la imagen que hubiera podido ser más grande que mi propia decencia. Y como siempre que uno ve una persona así, quemada o sin una extremidad uno piensa… Diosito gracias porque estoy completo y no tengo ninguna enfermedad.

Lo que quiero expresar es que esa frase uno la dice muchas veces en la vida pero pocas veces se la toma en serio… Y la verdad he aprendido a hacerlo, pero no siempre fue así. Toda la vida me la pase peleando con alguna parte de mi cuerpo. De niño por supuesto la bronca era con la barriga y los cachetes. Muy redondos. Ya en el bachillerato me sacó la piedra fue la nariz. Muy chata. En la universidad arrancó la pelotera con la frente. Muy ancha.

Un día fuimos a la cueva del Indio en Santander. Entonces cuando estábamos allí el muchacho que nos guiaba nos pidió que aprendiéramos a cuidar el entorno. Las lágrimas de granito en la cueva habían tardado millones de años en formarse. Entonces el mucho dijo algo muy bonito. “Cada creatura en esta cueva es como cada parte de nuestro cuerpo. Es irremplazable y tenemos que cuidarla”. Ese día quise empezar a tomarme en serio ese pensamiento.

Cuando estaba en la universidad un profesor inolvidable Alberto Merlano solía decir “cada ser humano es único en el mundo. Al nacer se rompe ese molde”. Las mediciones internacionales muestran que la insatisfacción con el cuerpo puntea en lo alto como una de las principales fuentes de infelicidad. Pero genuinamente no debería ser así. Solamente estar aquí completos y sanos ya es el más grande de los negocios. Los feos, los lindos, los medio medio, y también los enfermos… todos los seres humanos somos unos papasitos. 

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