Por el momento todo luce como la pequeña llama de un fósforo. Débil frente a los vientos que la rodean. Parece desaparecer... pero regresa, todavía queda un poco y se enciende de nuevo. Aun así, todo gran proyecto comienza así. Esta chispa es la idea y el sueño de cada emprendedor de querer cambiar el mundo. Sin embargo, la parte más dura de arrancar es precisamente esa: arrancar. ¡Tener el coraje de transformar esa chispa en una hoguera! Ser emprendedor no es un título como abogado, psicólogo o arquitecto, sino el estado mental de añorar incidir en el futuro. Pero esto no es fácil. ¡Arrancar no es fácil!
“La
gente se preocupa por si tiene el talante de un emprendedor. Pero la verdad es
que nadie puede saberlo hasta que se convierte en uno”, suele decir el gurú del
emprendimiento Guy Kawasaki. Es decir, si bien tener una idea brillante no lo
hace ya un emprendedor; tampoco tener miedos y dudas significa que no pueda
crear una gran organización. Son simplemente reflejos de su humanidad.
“Usted
puede gastar todo su tiempo en consultar libros, leer artículos o escuchar
expertos en emprendimiento. Dedicarse a aprender en vez de hacer. Pero
precisamente hacer es lo que define a un emprendedor”, ilustra Kawasaki. El
objetivo es cambiar el mundo, no estudiarlo. Aun así, la principal obra de este
autor The art of the start, en pocos
años se ha constituido para muchos en la Biblia del emprendimiento. Esto
seguramente porque su experiencia le da bases a su conocimiento. De origen
hawaiano (1954), con estudios en las universidades de Stanford y California,
Guy Kawasaki fue uno de los responsables del mercadeo de Macintosh en 1984, uno
de los mayores éxitos en la historia de Apple Computer. Sin embargo, hoy en día
a Kawasaki se le reconoce por ser el fundador de Garage Technology Ventures,
una de las principales firmas de capital de riesgo en Silicon Valley.
Para
Kawasaki, existen dos formas de visualizar el mundo de los negocios.
¡Microscopios y telescopios! Dos miradas distintas a una misma realidad. Dos
desafíos que cada emprendedor debe enfrentar. Ver los negocios con microscopio
es entender la importancia de hacer bien las tareas del día a día; tener la
mirada fija en llevar las cifras exactas, conseguir recursos, reclutar la mejor
gente o saber vender su producto. Pero también hay que alzar la frente y
utilizar un telescopio para tratar de traer el futuro al presente. En estos
momentos trabajan en garajes, con dificultades y sin recursos, los grandes
empresarios del mañana. Es por esto que he escogido diez recomendaciones
claves en la obra de Kawasaki para ayudarlo a encender esa chispa que lleva
dentro. La chispa adecuada no es otra cosa que aprender a sobrellevar las
tareas diarias mientras el futuro que usted desea se hace más cercano.
El arte de arrancar
Un
emprendedor puede cometer un millón y medio de errores distintos. Pero solo uno
es realmente grave: ahogarse en planear, planear y planear, y nunca arrancar.
La única forma de quitarse esos miedos es con pequeños progresos diarios. Pero
ejecutar no es Word, Excel y PowerPoint. Ya habrá tiempo de utilizar las tres
herramientas. De nada sirve romperse la cabeza en crear un plan de ventas si no
sale de su oficina a vender. “Posponga crear una misión. Hágalo cuando tenga
tiempo y plata que perder. En vez de un texto en la pared, que nadie lee, mejor
cree su propio mantra”, asegura Kawasaki. “Me gasté mi vida entera para
finalmente entender que emprender se trata de crear un sentido en la vida. No
dinero, poder o prestigio”, continúa el autor. Entonces, ¿cuál es su propósito?
Piénselo, el mantra hindú ¡Omm!, una sola palabra, puede ser más inspiradora
que su misión actual llena de “líderes”, “mejores” o “más grandes”. El objetivo
aquí es arriesgarse a exponer su producto o servicio, aun si este es apenas un
modelo. No espere desarrollar algo perfecto. Recuerde que lo importante no es
qué tan grandioso es su arranque sino lo poderoso del resultado final.
La enseñanza del Coyote
Guy
Kawasaki suele decir que los emprendedores tienen mucho que aprender del
personaje animado Wile E. Coyote. Sin importar qué cosa haga, su propósito
siempre es el mismo: atrapar al correcaminos. Lamentablemente muchas empresas
cuando nacen no tienen tan clara esta imagen. A veces la pregunta más dura es
¿qué hace mi empresa? Sin embargo, para poder posicionar su proyecto usted
necesita una respuesta lo más cristalina posible. Requiere establecer un modelo
de negocios que es tan sencillo como definir ¿quién tiene mi dinero en sus
bolsillos? y ¿cómo hacer para que pase a los míos? “Muchas empresas nacen con
el objetivo de acabar con otras. Este propósito es irracional. A ningún cliente
le va a importar que usted quiera acabar con su competencia”, dice Kawasaki. Lo
que debe hacer es obsesionarse por satisfacer los intereses de sus clientes. Anunciar
que usted desea ser el más grande “es egocéntrico”, no “cliente-céntrico”. Otro
error es querer competir de frente con el líder del mercado. O querer hacer
todo al mismo tiempo. Una mejor estrategia para un emprendedor es buscar un
nicho, encontrar una “isla” que le permita sobreaguar hasta que llegue el
momento.
Su carta de presentación
Si
en algo quiere planear, y que le va a ser de gran utilidad, es en prepararse
una charla de presentación muy bien jalada. Para la chispa adecuada no es
válida la conocida frase de Descartes “pienso, luego existo”. Si quiere
existir, más bien prepárese a hablar. Saber presentar su compañía informalmente
le va a permitir no solo conseguir recursos, sino también realizar ventas,
reclutar colaboradores o establecer aliados anticipados. Según Kawasaki usted
debe utilizar los primeros minutos para dejar muy claro qué hace su compañía. A
veces los emprendedores hablan más de la cuenta. Utilice también un lenguaje
que todo el mundo pueda entender. Esta recomendación es clave, por ejemplo,
para los ingenieros. Venda su compañía todo el tiempo y empuje a sus seguidores
a que lo hagan. Otro aspecto crucial para Kawasaki es aprender a tomar notas.
Si se sienta frente a un cliente y no anota, ni escucha, su mensaje es: no me interesa
lo que dice. Tomar notas es una demostración de respeto y de que la persona
frente usted es inteligente.
¿El santo grial?
De
la mitología celta proviene la imagen del Santo Grial como una copa que
satisface todos los deseos y necesidades. Pues bien, muchos expertos creen que
un documento de tan solo 20 páginas tiene el mismo efecto en el mundo del
emprendimiento. “Aunque suene a sacrilegio, estoy convencido de que los planes
de negocios son de muy poca utilidad para un emprendedor”, afirma Kawasaki. De
hecho, en Colombia la inmensa mayoría de las empresas más exitosas jamás
pasaron por esta etapa. Definitivamente usted SÍ debe escribir un plan de
negocios y debe hacerlo muy bien hecho, pero por las razones indicadas. La
principal es que es la oportunidad perfecta para que su equipo trabaje por un
objetivo en común. Pero entienda que este no es el santo grial. Es mil veces
más importante la implementación. En los inicios, definir tareas a realizar y
metas esenciales para lograr a corto plazo es una herramienta mucho más
poderosa. El plan de negocios debe partir de su discurso de trabajo. Es la
mejor forma de escribirlo. No antes. Un consejo: no exagere en las proyecciones
financieras. Mike Moritz, de la prestigiosa firma de capital de riesgo Sequoia
Capital, suele decir que “en la práctica ninguna proyección se hace realidad”.
Encontrar almas gemelas
Más
que almas gemelas, cuando usted está reclutando personal para una compañía
naciente lo que debe buscar es gente infectada. Infectada de su sueño, de sus
ganas y del propósito de su empresa. “Nada es más apasionante que identificar
las personas que le van a ayudar a cambiar el mundo”, asegura Kawasaki. Según
este autor, en este proceso debe tener en cuenta una premisa básica: contrate
personas más capaces que usted. Esto solo es posible si su interior está lleno
de dos condiciones: humildad y confianza en sí mismo. “Trabajar en una empresa
que lucha por salir adelante no es fácil. Muchos prefieren la solidez y
estabilidad de una gran compañía como Enron o Arthur Andersen”, dice el autor.
Es por esto que necesita gente contagiada. No se desvele por atraer un
ejecutivo “estrella” de una multinacional, pues seguramente no va a funcionar
en el ambiente del emprendimiento. Tampoco se desgaste por buscar títulos
pomposos. Lo que usted necesita es gente capaz y motivada, que no siempre es lo
mismo que gente con títulos. Involucre a todo su equipo en el proceso de
seducción. Para una compañía nueva el reclutamiento se vive a diario. Asignarle
el valor que se merece a cada ser humano en su empresa es el mejor argumento
para regresar el día siguiente a luchar.
Tome la píldora roja
Guy
Kawasaki tiene una interesante forma de mostrar que, si es necesario vivir a
punta de arroz para sacar su empresa adelante hay que hacerlo. En la película
The Matrix el personaje Morfeo (Laurence Fishburne) pone a decidir a Neo (Keanu
Reeves) sobre si tomar la píldora roja o la azul. La azul significa vivir en
una realidad que no existe mientras la roja es afrontar la dura realidad. Para
el caso del emprendimiento tomar la píldora roja es entender que debe cuidar
cada centavo; que normalmente plata es lo que no hay. Empiece por negociar
todo, pues todo es negociable. Acostúmbrese a la pregunta ¿y por qué tan caro?
Mantenga su nómina reducida, de hecho a veces equipos más pequeños funcionan
mejor. No gaste dinero en lujos innecesarios. Hágalo todo por su propia cuenta.
Relaciones públicas: usted mismo haciendo contactos en la prensa. Llegue
directamente a sus clientes. Venda usted mismo, es el mejor momento para
aprender del mercado. Piense en cómo crear rápidamente caja para su empresa,
¡mueva esos inventarios! Y, por sobre todo, mantenga siempre cerca un Morfeo
para cuando solo vea su negocio con telescopio.
El mito de vender café en China
“Tengo
fantasías con el día en que un emprendedor me diga: no tenemos ni idea cuáles
van a ser nuestras ventas. Solo pusimos una cifra, no tan grande que parezca
ilusa, pero tampoco tan pequeña para que no se interesen en nosotros”, dice
Kawasaki. En su trabajo en Garage Technology este autor recibe cientos de emprendedores
buscando recursos. “No se dan cuenta de que todos dicen lo mismo. Nuestro
mercado es de US$5 billones, por ejemplo, si tan solo capturamos 1% del mercado
chino”, afirma. Según Kawasaki a los inversionistas estas cifras no los
descrestan. Lo que realmente descresta es su compromiso en crear un negocio que
tenga sentido para su vida. Esa imagen de película en la que el emprendedor
envía un plan de negocios y, si es bueno, recibe de regreso un cheque por
millones no existe. “Conseguir capital es más parecido a salir con alguien.
Esto no es mecánico”, asegura. Los inversionistas siempre estarán buscando
razones para no invertir en usted. Entonces, el mejor argumento para convencer
es mostrar resultados, usualmente ventas. Finalmente, de esto se trata el ser
emprendedor: hacer lo que le dijeron que era imposible.
Juntar dos llamas
Todos
hemos tenido la experiencia, cuando intentamos encender fuego para un asado,
que al juntar los carbones encendidos el fuego crece más rápido. Así mismo
sucede en el camino del emprendimiento. A veces la mejor forma de salir
adelante es por medio de alianzas tempranas entre compañías. “Es positivo
buscar alianzas pero por las razones correctas. Estas consisten en aumentar sus
ventas, mejorar sus márgenes o reducir costos. Lo demás no funciona”, asegura
el autor. Otra recomendación es asignarle un doliente a esa alianza. A veces
los gerentes tienen problemas de concentración, entonces la mejor alternativa
es un colaborador. No realice alianzas al azar. Vaya con calma, midiendo los
resultados y asegure las funciones. Nada es peor que quedar mal con todo el
mundo.
El arte de evangelizar
Para
un joven emprendedor sin recursos hacer mercadeo o crear una marca puede
resultar una dura tarea. Es muy fácil gastar dinero indiscriminadamente en
tareas de mercadeo que al final le hacen sentir que botó la plata a la basura.
En las primeras etapas hay que pensar de una forma totalmente radical el
mercadeo. Aquí la clave está más en evangelizar su producto o servicio. Y la
fuerza que empuja esta creencia no es más que usted y su equipo. Con sus
propios medios es posible crear toda una comunidad de seguidores alrededor de
su empresa. Busque los medios más impactantes al costo más bajo.
El hombre que hace llover
Para
tener suelos más fértiles, en distintas culturas existen rituales, danzas y
luchas para hacer llover. Normalmente, el jefe de la tribu es quien tiene ese poder
divino para atraer la lluvia desde lo alto. Esta es la imagen perfecta de lo
que su nueva empresa espera de usted. El hombre que hace llover es quien trae
los negocios, concreta las ventas, se interesa genuinamente por cada
integrante, irradia confianza, empuja a la gente a seguir adelante y se guarda
los malos días para sí mismo. No los deja caer ni en los momentos más duros.
¡P'alante muchachos! Este hombre es la chispa adecuada en persona. El mayor
soñador. Sin el coraje y determinación del hombre que hace llover, el resto de
secretos no tienen sentido. Usted tiene la oportunidad de ser uno.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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