pide
que el camino sea largo,
lleno
de aventuras, lleno de experiencias.
No
temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni
al colérico Poseidón,
seres
tales jamás hallarás en tu camino,
si
tu pensar es elevado, si selecta
es
la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a
los lestrigones ni a los cíclopes
ni
al salvaje Poseidón encontrarás,
si
no los llevas dentro de tu alma,
si
no los yergue tu alma ante ti.
Pide
que el camino sea largo.
Que
muchas sean las mañanas de verano
en
que llegues –¡con qué placer y alegría!–
a
puertos nunca vistos antes.
Detente
en los emporios de Fenicia
y
hazte con hermosas mercancías,
nácar
y coral, ámbar y ébano
y
toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos
más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a
muchas ciudades egipcias
a
aprender, a aprender de sus sabios.
Ten
siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar
allí es tu destino.
Mas
no apresures nunca el viaje.
Mejor
que dure muchos años
y
atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido
de cuanto ganaste en el camino
sin
aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca
te brindó tan hermoso viaje.
Sin
ella no habrías emprendido el camino.
Pero
no tiene ya nada que darte.
Aunque
la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así,
sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás
ya qué significan las Itacas.
Constantino
Petrou Cavafis (1863–1933)
Recurso compartido por Lina Novoa Gamez
Estudiante de Administración de Empresas
Pontificia Universidad Javeriana
Recurso compartido por Lina Novoa Gamez
Estudiante de Administración de Empresas
Pontificia Universidad Javeriana
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