Su libro se refiere a 1.000 millones de emprendedores ¿Qué quiere ilustrar con esto?
Es la realidad actual en China e India. El emprendimiento no solo se trata de crear una empresa para luego enriquecerse haciéndola pública. Mucho de la actividad de un emprendedor es lograr que las cosas se hagan a pesar de inmensas limitaciones, sociales y políticas, que abundan en países que emergen a gran velocidad.
Entonces, ¿es justo afirmar que el
emprendimiento transformó estas dos naciones?
Absolutamente.
El emprendimiento transformó estos países social, económica y políticamente. La
diferencia es que en China los emprendedores usualmente hacen parte del
gobierno y, aunque operan bajo una estricta vigilancia gubernamental, logran
descentralizar la actividad económica (a pesar de que los aspectos políticos
permanecen fuertemente centralizados). En el caso indio el emprendimiento surge
desde abajo, transformando la sociedad y presionando reformas a nivel
gubernamental.
¿Qué piensan los jóvenes indios y chinos
del emprendimiento?
Sueñan y son optimistas como todos los jóvenes
en el mundo.
¿Qué podemos aprender de estos casos en
América Latina?
No
existe una fórmula para todas las situaciones. Cada país debe identificar un
modelo que se ajuste a sus condiciones actuales pero que también respete su
historia. Lo que hoy funciona en China puede no dar resultados en India, y
viceversa.
¿Cómo ve el futuro del emprendimiento en
Asia?
Soy
muy optimista, a pesar de los grandes desafíos. En China, la inmensa tarea es
conciliar las aspiraciones de su expansión política con la vida económica. En
India, el desafío es lograr trasladar el desarrollo a las aldeas y zonas rurales.
Autor:
Carlos Andrés Vanegas
Para
la sección Management de la Revista Dinero
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