Contrario a lo que se podría pensar, el
carisma sí se puede aprender. Olivia Fox Cabane, experta en el tema, explica
cómo lograrlo.
Cierto
día Marilyn Monroe quería probar una teoría. Era una tarde soleada de 1955 en
Nueva York. En compañía del editor de una prestigiosa revista, ella quería
mostrar que podía dejar de ser una superestrella cuando quisiera. Pasar de ser
la diva Marilyn Monroe para convertirse en simplemente Norma Jean Baker.
Entonces,
la acompañaron por las calles y en efecto nadie la reconocía. Fue cuando les
preguntó ¿ahora sí quieren verla? De inmediato empezó una serie de gestos y
actitudes que cautivaron la atención de una multitud en segundos.
Esta
pequeña historia ilustra un punto esencial para la reconocida experta en temas
del carisma, Olivia Fox Cabane. En marzo, Fox publicó el libro The Charisma Myth: How Anyone Can Master the
Art and Science of Personal Magnetism con un argumento fascinante: el
carisma no es algo con lo que se llega a este mundo, sino una serie de
conductas que se pueden replicar.
Al
parecer, las personas carismáticas no actúan de esta forma todo el tiempo.
Según esta autora, es solo en momentos específicos que despliegan una serie de
conductas por las que se han esforzado en adquirir.
Para
Olivia Fox Cabane, es posible incrementar nuestro carisma al combinar tres
cualidades: presencia, poder y calidez.
En entrevista exclusiva explica cómo lograrlo.
— ¿Puede cualquier persona aprender a
ser carismática?
En
tiempos de la Antigua Grecia se consideraba el carisma como una gracia divina.
Aun hoy pensamos que esta es una cualidad con la que se llega al mundo. Pero la
ciencia ha concluido que el carisma es simplemente una serie de comportamientos
que se pueden aprender. Incluso en experimentos de laboratorio, científicos han
logrado aumentar el carisma de la gente al replicar ciertas conductas.
También
existe el mito de que las personas introvertidas no pueden ser carismáticas. Pero
en las investigaciones se ha encontrado a personas carismáticas tremendamente
introvertidas. Incluso, los introvertidos tienen la ventaja en ciertos tipos de
carisma. Otro mito es que la belleza es necesaria para ser carismáticos. Y,
aunque en efecto la belleza representa una ventaja, lo que se ha descubierto es
lo contrario. Las personas más carismáticas se perciben más atractivas.
— ¿Cómo identificar el carisma en una
persona?
Cuando
alguien ha tenido la oportunidad de conocer una personalidad como Bill Clinton
o el Dalái Lama suele describir la experiencia en una palabra: “presencia”. La
presencia es el corazón del carisma. Pero en el sentido textual de la palabra.
El cuerpo humano puede leer en milisegundos cuando alguien realmente no está
presente en una conversación. No es posible fingir estar 100% presentes.
Personajes como Bill Clinton hacen sentir únicos a los demás. No es la cantidad
sino la calidad de tiempo lo que hace a una persona carismática.
Los
otros dos componentes del carisma son la calidez y el poder. Tan pronto
conocemos a alguien, instintivamente pensamos en si puede llegar a ser nuestro
amigo o ser útil en algún momento. La primera es la pregunta de la calidez y la
segunda del poder. Tan solo hacen falta dos segundos para lograr una primera
impresión sobre qué tan exitosa, inteligente o educada es una persona.
Desplegar poder y al mismo tiempo calidez es una rara combinación. Estas dos
cualidades por separado no convierten a las personas en carismáticas.
— ¿Qué puede llegar a afectar el
carisma?
Sin
duda, el principal inhibidor del carisma es la baja autoestima. En el libro
exploro una de sus manifestaciones más dañinas: el conocido “síndrome del
impostor”. En ocasiones, incluso, las personas más competentes sienten que no
saben lo que hacen y que en algún momento va a llegar alguien a delatarlos. Se
calcula que 70% de las personas han sentido esto alguna vez en la vida.
Cuando
dicto conferencias en Harvard, Yale, Stanford y MIT los estudiantes se sienten
aliviados al enterarse de este fenómeno. Particularmente en la Escuela de
Negocios de Stanford he preguntado ¿cuántos de ustedes creen que fue un error
aceptarlos Y dos terceras partes alzan la mano. Incluso muchos de los
presidentes de compañías multinacionales a quienes les hago consultoría han
sentido el síndrome del impostor.
— ¿Qué consejo nos puede dar para
mejorar el carisma?
Tal
vez una de las formas más ágiles para incrementar el carisma es “asumir la
posición corporal de un gorila alpha”. Primero, respire. Es imposible proyectar
una imagen fuerte sin oxígeno. Una de las primeras cosas que les hago caer en
cuenta a mis clientes es pensar cómo respira. En momentos de estrés, la
respiración es el mejor aliado. También asegúrese de tener ropa cómoda pues
aunque no lo crea esto es clave para el carisma.
Segundo,
levántese y agite el cuerpo. Es importante tener los dos pies firmes sobre la
tierra. Desde nuestros orígenes, el primer rol de la mente es buscar seguridad.
Tener una posición firme le va ayudar a lograr balance y tranquilidad.
Y,
finalmente, sienta que es un gorila: saque el pecho y sienta que crece en
tamaño. Puede parecer curioso, pero se ha demostrado que ejercicios como estos
pueden mejorar en 19% la asertividad y reducir en 25% los niveles de estrés.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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