viernes, 11 de mayo de 2012

Los secretos del carisma


Contrario a lo que se podría pensar, el carisma sí se puede aprender. Olivia Fox Cabane, experta en el tema, explica cómo lograrlo.


Cierto día Marilyn Monroe quería probar una teoría. Era una tarde soleada de 1955 en Nueva York. En compañía del editor de una prestigiosa revista, ella quería mostrar que podía dejar de ser una superestrella cuando quisiera. Pasar de ser la diva Marilyn Monroe para convertirse en simplemente Norma Jean Baker.

Entonces, la acompañaron por las calles y en efecto nadie la reconocía. Fue cuando les preguntó ¿ahora sí quieren verla? De inmediato empezó una serie de gestos y actitudes que cautivaron la atención de una multitud en segundos.

Esta pequeña historia ilustra un punto esencial para la reconocida experta en temas del carisma, Olivia Fox Cabane. En marzo, Fox publicó el libro The Charisma Myth: How Anyone Can Master the Art and Science of Personal Magnetism con un argumento fascinante: el carisma no es algo con lo que se llega a este mundo, sino una serie de conductas que se pueden replicar.

Al parecer, las personas carismáticas no actúan de esta forma todo el tiempo. Según esta autora, es solo en momentos específicos que despliegan una serie de conductas por las que se han esforzado en adquirir.

Para Olivia Fox Cabane, es posible incrementar nuestro carisma al combinar tres cualidades: presencia, poder y calidez. En entrevista exclusiva explica cómo lograrlo.

— ¿Puede cualquier persona aprender a ser carismática?

En tiempos de la Antigua Grecia se consideraba el carisma como una gracia divina. Aun hoy pensamos que esta es una cualidad con la que se llega al mundo. Pero la ciencia ha concluido que el carisma es simplemente una serie de comportamientos que se pueden aprender. Incluso en experimentos de laboratorio, científicos han logrado aumentar el carisma de la gente al replicar ciertas conductas.

También existe el mito de que las personas introvertidas no pueden ser carismáticas. Pero en las investigaciones se ha encontrado a personas carismáticas tremendamente introvertidas. Incluso, los introvertidos tienen la ventaja en ciertos tipos de carisma. Otro mito es que la belleza es necesaria para ser carismáticos. Y, aunque en efecto la belleza representa una ventaja, lo que se ha descubierto es lo contrario. Las personas más carismáticas se perciben más atractivas.

— ¿Cómo identificar el carisma en una persona?

Cuando alguien ha tenido la oportunidad de conocer una personalidad como Bill Clinton o el Dalái Lama suele describir la experiencia en una palabra: “presencia”. La presencia es el corazón del carisma. Pero en el sentido textual de la palabra. El cuerpo humano puede leer en milisegundos cuando alguien realmente no está presente en una conversación. No es posible fingir estar 100% presentes. Personajes como Bill Clinton hacen sentir únicos a los demás. No es la cantidad sino la calidad de tiempo lo que hace a una persona carismática.

Los otros dos componentes del carisma son la calidez y el poder. Tan pronto conocemos a alguien, instintivamente pensamos en si puede llegar a ser nuestro amigo o ser útil en algún momento. La primera es la pregunta de la calidez y la segunda del poder. Tan solo hacen falta dos segundos para lograr una primera impresión sobre qué tan exitosa, inteligente o educada es una persona. Desplegar poder y al mismo tiempo calidez es una rara combinación. Estas dos cualidades por separado no convierten a las personas en carismáticas.

— ¿Qué puede llegar a afectar el carisma?

Sin duda, el principal inhibidor del carisma es la baja autoestima. En el libro exploro una de sus manifestaciones más dañinas: el conocido “síndrome del impostor”. En ocasiones, incluso, las personas más competentes sienten que no saben lo que hacen y que en algún momento va a llegar alguien a delatarlos. Se calcula que 70% de las personas han sentido esto alguna vez en la vida.

Cuando dicto conferencias en Harvard, Yale, Stanford y MIT los estudiantes se sienten aliviados al enterarse de este fenómeno. Particularmente en la Escuela de Negocios de Stanford he preguntado ¿cuántos de ustedes creen que fue un error aceptarlos Y dos terceras partes alzan la mano. Incluso muchos de los presidentes de compañías multinacionales a quienes les hago consultoría han sentido el síndrome del impostor.

— ¿Qué consejo nos puede dar para mejorar el carisma?

Tal vez una de las formas más ágiles para incrementar el carisma es “asumir la posición corporal de un gorila alpha”. Primero, respire. Es imposible proyectar una imagen fuerte sin oxígeno. Una de las primeras cosas que les hago caer en cuenta a mis clientes es pensar cómo respira. En momentos de estrés, la respiración es el mejor aliado. También asegúrese de tener ropa cómoda pues aunque no lo crea esto es clave para el carisma.

Segundo, levántese y agite el cuerpo. Es importante tener los dos pies firmes sobre la tierra. Desde nuestros orígenes, el primer rol de la mente es buscar seguridad. Tener una posición firme le va ayudar a lograr balance y tranquilidad.

Y, finalmente, sienta que es un gorila: saque el pecho y sienta que crece en tamaño. Puede parecer curioso, pero se ha demostrado que ejercicios como estos pueden mejorar en 19% la asertividad y reducir en 25% los niveles de estrés. 


Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero 

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