Aunque el mundo evoluciona con rapidez
aun hoy las empresas se dirigen bajo los mismos parámetros de hace un siglo.
Pero, si innovamos en gerencia, el futuro podría ser mucho más creativo,
apasionante y humano de lo que esperamos.
Un
tiempo para fantasías. Imagine un mundo donde en las empresas no existen cargos
ni jefes, donde cada cual puede escoger su sueldo y sus responsabilidades.
Compañías donde la estrategia fluye de abajo hacia arriba y todos tienen la
misma oportunidad de aportar y opinar. Imagine que es usted quien decide dónde
y en qué trabaja, y quien responde por el presente y proyecta el futuro. Piense
en lugares donde pueda enriquecerse por el mérito a su trabajo.
Plataformas
donde la creatividad y la eficiencia no sean propósitos contrapuestos, y en
donde los sentimientos más humanos como belleza, justicia, amor, compasión,
servicio y sabiduría, no resulten sospechosos. Pero ahora deje de soñar y
pregúntese ¿Son solo fantasías?
Antes,
una pregunta adicional ¿puede recordar algún hecho tecnológico, político o
social que haya transformado el mundo en los últimos tiempos? Aquí no hace
falta ser muy listo para reconocer que avances como el internet, las tecnologías
sociales o los computadores personales que han cambiado esta tierra para
siempre. En ciertos aspectos la humanidad no ha parado de avanzar.
Pero
¿qué pasa cuando uno aplica esta misma pregunta a la gerencia? ¿Puede
identificar algún cambio radical en la forma en la que se han gerenciado las
empresas en los últimos años? ¿Décadas?
Estas
apasionantes cuestiones son el abrebocas del regreso de uno de los más afamados
autores en gerencia. El profesor del London Business School, Gary Hamel. Su más
reciente libro The future of management
publicado por Harvard Business School Press es la mayor crítica al letargo de la gerencia
actual y una ruta de navegación para ingeniarse un management del futuro mucho
más creativo, apasionante y humano.
Taylor, Fayol y Weber, aún reyes
A
cualquiera que haga parte de la vida empresarial le es fácil reconocer que en
esencia no existen mayores diferencias entre las empresas. De alguna forma,
todas son un poco más de lo mismo: las mismas jerarquías y la misma obsesión
por hacer las cosas mejor, más económicas y más rápido que los demás. “Para
muchos es difícil reconocer que los conceptos básicos con los que hoy se
gerencian las empresas fueron creados por hombres que nacieron en el siglo XIX”,
argumenta Hamel en su libro. Entonces, tiene sentido preguntarnos nuevamente
¿qué tanto ha innovado la gerencia en el último siglo?
Si
somos francos, debemos reconocer que no hay nada muy distinto entre lo que
enseñan las diversas facultades de negocios, lo que hablan los expertos o lo
que predican los libros de gerencia. “En realidad, rara vez escuchamos ideas
radicalmente distintas, así sean descabelladas, sobre cómo liderar, planear,
organizar o motivar”, es en esencia el mensaje que nos trae en esta oportunidad
Gary Hamel.
En
parte se dice que el conocimiento en gerencia arrancó con Frederick Winslow
Taylor y su renombrado libro Principios
de Administración Científica (1911). Taylor vivía obsesionado con la
eficiencia en el trabajo que, en sus palabras, “es el resultado de conocer
exactamente lo que hace cada hombre y de allí evaluar cómo se puede hacer mejor
y al menor costo”. Luego vino Henri Fayol (1917) quien planteó que el trabajo
de un gerente se puede dividir en planear, organizar, coordinar, dirigir y
controlar. Un poco más tarde el renombrado sociólogo alemán Max Weber visualizó
una organización ideal, a la que llamó burocracias, para realizar el trabajo en
las empresas.
Pero
lo interesante es preguntarnos ¿qué tan semejante es este mundo a la realidad?
¿Las compañías siguen estando cimentadas en las bases de Taylor, Fayol y Weber?
Por supuesto, gracias al conocimiento en gerencia, la humanidad ha dado grandes
saltos. Pero en muchos casos la creatividad ha quedado atrapada a expensas de
las eficiencias, y tiende a creerse que la libertad y la disciplina son mundos
excluyentes.
“Aunque
hay evidencia de que la gerencia tradicional ha hecho los negocios
dramáticamente más eficientes, existen pocas muestras de haberlos hecho más
éticos y humanos”, plantea Hamel en su libro.
¿El fin de la gerencia?
Este
libro de Hamel es una invitación para despertar de un sueño. A juzgar por la
fisonomía actual de las empresas, los mismos departamentos, mercadeo, finanzas,
gestión humana... los mismos cargos, las mismas tarjetas de presentación y las
mismas proyecciones en Power Point, muchos pensarían que no existe lugar hacia
dónde innovar. En términos del epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn “somos
presas de nuestros propios paradigmas”.
Paradigmas
no muy distintos a los de casi un siglo. Por eso es la oportunidad perfecta
para preguntarnos ¿realmente hemos alcanzado la cima del conocimiento en
gerencia? ¿no queda nada más allá por explorar? ¿habrá algo allí todavía
esperando por ser descubierto?
Al
respecto, Gary Hamel es contundente. Y a grandes rasgos aseguro: si uno analiza
otras disciplinas como la política, la ética, la teología o la misma economía
que llevan siglos de desarrollo, sería muy prepotente creer que los hombres de
negocios han logrado el Everest de su especialidad.
Lo
que nos falta es creatividad y la intención de crear una revolución en
gerencia.
Además
debemos cuestionarnos ¿estamos plenamente satisfechos con la situación actual? Hombres
y mujeres tienen más ingresos, más trabajo, pero menos tiempo en familia y
menos felicidad. Estadísticas presentadas por el autor muestran que el 85% de
la gente no se siente plenamente identificada con su trabajo.
Más que gerentes… diseñadores
Hay un
hecho curioso en el mundo contemporáneo de los negocios. Prácticamente hoy todo
gerente se precia de ser un defensor de la innovación, pero en el fondo no
sienten que esta sea una de sus responsabilidades. “Muchos gerentes se ven a sí
mismos como pragmáticos ejecutores, hombres de resultados, más no como
soñadores, ni arquitectos de nuevas formas de agregar al desempeño humano”,
plantea Hamel.
Por
decirlo de alguna forma, son más capataces que diseñadores. Para ellos la innovación
es importante pero la delegan en quienes diseñan los productos o están
encargados de investigación y desarrollo. En el trasfondo de este dilema se
encuentra el mayor aporte de este libro, una nueva dimensión de la innovación.
Distinta a la innovación estratégica, de modelos de negocio, de productos o de
operaciones.
Gary
Hamel considera que “la innovación en gerencia” es la principal fuente de
ventajas competitivas en el mundo moderno.
¿Cuántos
gerentes se levantan por la mañana con el deseo de hacer las cosas radicalmente
distintas? Pensar por ejemplo en eliminar los cargos en su empresa, derribar
los muros que separan a la gente, permitir que las decisiones estratégicas
cruciales provengan de abajo o dejar que cada cual escoja en qué proyectos desea
aportar. Llegar hasta los límites de la creatividad.
Por
supuesto, no todas las innovaciones en gerencia darán buenos resultados, pero
hoy ¿cuántos gerentes están innovando? A veces la gente que cree saber más es
la más renuente a nuevas ideas. Por decir algo, los gerentes van a las
facultades de negocios a adquirir sabiduría pero no se dan cuenta de que
también reciben muchos dogmas. Es por esto que siempre debemos cuestionarnos
críticamente: ¿cómo aprendí lo que considero mis conocimientos básicos en gerencia?
¿En una clase, leyendo un artículo o en una conferencia? ¿Qué me hace pensar
que no existen opciones distintas?
Creativos por naturaleza
En
muchas empresas existe un monopolio de las nuevas ideas, y un monopsonio de
quién las acepta y ejecuta. Algo así como un Apartheid de la creatividad.
Algunos gerentes tienden a creer que sus colaboradores no tienen la capacidad
de ser creativos, sacar adelante grandes proyectos y que por eso necesitan de
un control constante. Pero Hamel plantea que la humanidad es recursiva, adaptable
y creativa por naturaleza. “De alguna forma, curiosamente, las compañías son
muy poco humanas”, asegura.
En
este libro Gary Hamel realiza paralelos realmente interesantes. Cuando se
analizan las democracias, por ejemplo, está plenamente demostrado que un
gobierno democrático supera en resultados altamente a una dictadura. Es
evidente que el conocimiento acumulado de las masas siempre estará por encima
de unas cuantas mentes. Con todo y esto las compañías en la gerencia clásica
suelen dejar la toma de las decisiones más importantes en pocas personas y el
resto no participa.
En
este sentido, las democracias y la biología, eternamente recursivas, están muy
por encima de la gerencia. Si lo piensa, los atributos humanos que más han
transformado y motivado a la humanidad a cambiar espontáneamente, belleza,
justicia, amor, compasión, servicio y sabiduría, hoy no tienen mayor cabida en
las organizaciones modernas.
Pioneros
Afortunadamente
Gary Hamel proporciona en su libro valiosos ejemplos de empresas que, como
diría Edgard de Bono, han logrado un pensamiento lateral. Un ejemplo es la
multinacional industrial W.L. Gore & Associates con cerca de 8.000
empleados y 45 plantas en todo el mundo. Su fundador, Wilbert L. Gore, era
empleado de DuPont a mediados del sigo pasado cuando soñó con crear una
organización totalmente distinta. Gore era un científico y no un gerente,
entonces pensó en que sería posible crear una organización sin jerarquías. En
efecto, en la actualidad en W.L. Gore no existen jefes, y los líderes se van
gestando por su calidad humana y sus resultados, más que por sus títulos.
También, por increíble que parezca, los ejecutivos tienen la libertad de
escoger su salario, dependiendo de qué tan justo lo consideren. Incluso, todos
conocen el salario de los demás. En esta empresa nadie puede darle órdenes a
nadie, y si así lo hacen, se quedarán solos, porque todos tienen la libertad de
crear y formar sus propios proyectos.
Otro
ejemplo a destacar es Google. Esta compañía refleja la innovación misma de
internet. Desde el comienzo, sus fundadores, más científicos que empresarios,
Sergey Brin y Larry Page, soñaron con crear una organización totalmente
democrática. Se dice que en las reuniones con las directivas la opinión de
cualquiera tiene el mismo valor que la del CEO. Esto permite que realmente en
Google la estrategia y los proyectos más promisorios provengan de la gente.
Esta empresa entiende como pocas la importancia de construir el futuro en el
presente.
En
Google, la gente trabaja con la fórmula 70-20-10 en donde el 70% del tiempo es
para mantener los proyectos actuales pero se deja a todo el mundo el 20% y 10%
del tiempo para imaginar los proyectos del futuro de Google. De allí han nacido
grandes proyectos como Gmail y Google Maps. Existe también un premio para los
grupos que han aportado mayores ingresos que les permite hacerse millonarios
trabajando dentro de la empresa.
El futuro
Según
Gary Hamel si existe algún lugar donde podamos ver hoy el management del futuro
en acción es internet. Finalmente la red tiene aquellas características que
todos soñamos en una empresa. Una sociedad sin élites donde cada cual es libre
de aportar y ser creativo, y donde su valor depende del talento y no de los
títulos o cargos. En últimas, la gerencia tiene que ver con elevar las
capacidades de los hombres y este es precisamente el objetivo que logró la red.
Es
tiempo de incorporar la innovación en gerencia a nuestras conversaciones
diarias. El camino está planteado, pero solo usted, los empresarios, los
ejecutivos, los estudiantes y los profesores tienen la posibilidad de recrear
el management del futuro. La competencia crece con el tiempo. Qué tan creativo
sea en la forma en que se organiza con su gente, puede ser la única alternativa
de salir adelante.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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