domingo, 13 de mayo de 2012

La revancha

La sociedad glorifica el éxito. Pero realmente no estamos preparados para enfrentar y entender la derrota. No sabemos cómo reponernos de un fuerte fracaso personal o profesional. ¿Qué tienen en común aquellos líderes que logran retornar con mayor fortaleza luego de una gran crisis?




Vio sus sueños desplomarse ante sus ojos. Justo un día después de que el joven emprendedor libanés Chaid Neme inaugurara su primer almacén en Bogotá el 8 de abril de 1948 sucedió lo impredecible. En el llamado Bogotazo saquearon y destrozaron sus esperanzas obligándolo a comenzar de nuevo. Entonces pensó “quien logre sobreponerse primero será también el primero en retomar los hilos del progreso”. Con esta mentalidad de enfrentar la adversidad se forjó la Organización Chaid Neme Hermanos, hoy pionera del sector automotor en la región.

Frente a las llamas de las crisis también estuvo presente el joven manizalita Manuel Mejía Jaramillo. El incendio de 1925 en Manizales lo obligó a trasladarse a Bogotá en donde perdió todo con el desplome de la Bolsa de Nueva York en 1929. Este y otros fracasos forjaron en este paisa el tesón para convertirse en 1937 en el primer gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, institución que lideró exitosamente hasta el día de su muerte en 1958. Hoy es recordado por todos como Mr. Coffee.

¡Es verdad! Algunas personas son capaces de labrarse un camino hacia el éxito en medio del fracaso. El reconocido empresario Pedro Gómez Barrero logró crear a pulso gran riqueza pero en la crisis financiera de 1999 perdió el 80% de su patrimonio. También el popular constructor norteamericano Donald Trump probó la amargura de la adversidad cuando en 1990 su compañía entró en bancarrota con deudas superiores a US$ 975 millones. Martha Stewart, tal vez la empresaria más admirada del mundo del entretenimiento, tuvo que pasar meses en prisión. En 1985 el famoso empresario Steven Jobs fue despedido de Apple Computer, la compañía que él mismo fundó 30 años atrás en el garaje de su casa.

Sin embargo, como un ave fénix que renace de sus cenizas, estos líderes visionaros lograron reponerse de su derrota y regresaron con renovadas fuerzas para salir adelante. ¿Qué podemos aprender de este tipo de personajes para enfrentar mejor el fracaso? Es un hecho que la gran mayoría no lo logra.

Retroceder nunca, rendirse jamás

“No es una menor proporción de fracasos lo que diferencia a las personas exitosas, sino la forma en que abordan la derrota. Los líderes visionarios entienden que las crisis son su principal activo. Es común pensar en la adversidad como un desvío del camino cuando en realidad es la única ruta a la grandeza”, afirman Jeffrey Sonnenfeld, profesor de la Universidad de Yale, y Andrew Ward de la Universidad de Georgia, autores del éxito editorial Firing Back: How great leaders rebound after career disasters, publicado por Harvard Business School Press.

Sonnenfeld y Ward explican que los grandes líderes de la historia, entre ellos Jesús, Buda y Mahoma también enfrentaron grandes fracasos. De allí concluyen que es precisamente la derrota la que distingue a un líder, y su sello personal es saber enfrentarla.

Si lo piensa, es en medio de una crisis donde mejor reconocemos nuestro valor como seres humanos, el coraje en nuestros corazones y a aquellos en quienes realmente podemos confiar. “Existen muchos libros que tratan sobre cómo lograr el éxito en tres pasos cuando no existe camino distinto al sinsabor del día a día”, explican los autores. Tan crudo como parezca, la adversidad hace parte de la condición humana. Vivimos rodeados de enfermedades malignas, catástrofes naturales, crisis profesionales (como la quiebra y el despido), o la profunda amargura de perder a quien amamos.

Sonnenfeld y Ward opinan que existe una obsesión nociva en la sociedad por tratar de entender el éxito a tal punto que se convierte en tabú todo lo que implique la derrota. Sin embargo, explican que es posible estar mejor preparados para cuando esta toque a la puerta. Para ello usted no requiere de ser un gran líder. Solo necesita valentía y herramientas prácticas para lograrlo. Este es el tema de este artículo.

Dejar puertas abiertas

Warren Buffet, considerado el financista más influyente del mundo, cree que “toma 20 años de la vida forjarse una reputación y tan solo cinco minutos perderla”. En efecto, Sonnenfeld y Ward opinan que la reputación con la que uno quede luego de una crisis será un factor crucial para poder regresar con éxito en un segundo acto de la vida profesional. Es por eso que el consejo típico de un abuelo “si fracasa deje las puertas abiertas” lo resume todo. Pedro Gómez Barrero logró reponerse de la crisis más fuerte en la historia de la construcción del país gracias a su activo más valioso que fue su propio nombre.

Como consuelo, gran parte de las compañías más exitosas del mundo nacen de un empleado que ha sido despedido injustamente. En 1978 el norteamericano Bernard Marcus fundó la cadena Home Depot después de haber sido expulsado sin causa de la desconocida Handy Dan Improvement Centers. El alcalde de Nueva York, Michael Rubens Bloomberg, creó su multimillonaria compañía de información financiera Bloomberg L.P. luego de ser retirado de la firma Salomon Brothers. DreamWorks Animations SKG, el fuerte competidor de Disney, fue creado por su antiguo empleado Jeffrey Katzenberg en 1994.

Esto fue posible porque todos estos emprendedores lograron un objetivo común: proteger su prestigio y respeto en medio de la crisis.

Desafortunadamente es más común el caso contrario. Piense en la cantidad de ejecutivos que no logran reponerse de la tempestad porque su nombre queda empañado por distintas razones. En Colombia hay tantos ejecutivos, alguna vez “estrellas”, que hoy ni recordamos. Sin ir muy lejos, este es el pan de cada día en el comercio y la industria. Muchas empresas, frente a dificultades, aplican lo que se conoce popularmente como “quebrarse para adentro” en donde declaran bancarrota mientras desangran las compañías. No dan la cara. Esta es la receta perfecta para cerrarse las puertas para siempre en la vida empresarial.

Lo que no mata te hace más fuerte

Todos mostramos un filósofo en el interior cada vez que en momentos de gran tensión citamos a Nietzsche al recordar “lo que no te mata, te hace más fuerte”. Sin embargo, frente a las adversidades profesionales, muchos no logran aferrarse del todo a esta valiosa frase. Según Sonnenfeld y Ward, el 43% de las personas no es capaz de regresar a dar la batalla luego de un descalabro en los negocios. Esto, explican los autores, es consecuencia de la acumulación de distintas fuentes de estrés y una carga emocional sin precedentes. Por ejemplo, el despido es considerado por la sociedad norteamericana como la cuarta causa de mayor tensión en la vida, luego de la muerte de un familiar o de pasar un tiempo en prisión.

“Irónicamente, a las personas exitosas les es más duro lidiar con el fracaso. La sociedad tiene el poder de elevar como espuma a sus ídolos pero también de arrasar con ellos cuando están en dificultades. En otras palabras, cuando se cae desde lo alto el golpe es más fuerte”, argumentan los autores. La derrota es un estigma socialmente difícil de manejar. Pareciera incluso que fuera contagiosa.
Algunas personas se avergüenzan de sí mismas al punto de ocultar a sus parejas la realidad o se alejan geográficamente de cualquier conocido. Esta, por supuesto, es la peor estrategia.

Lo que sucede es que las presiones financieras, familiares y sociales son tan poderosas que ahogan a la persona afectada. Vivir sin el respaldo que representa el nombre de una compañía y una tarjeta de presentación, perder el proyecto al que dedicó tantos años, afrontar el fracaso frente a los hijos o la incertidumbre del dinero para sobrevivir son tragos muy amargos para tomarlos juntos.

Las ansias de venganza muchas veces nublan el camino y lo alejan de la recuperación. La autoestima y la motivación en estos casos quedan por el piso. ¿Qué hacer entonces?

El mito del líder que pudo solo

Jeffrey Sonnenfeld y Andrew Ward consideran que la mejor fuente para aliviar el estrés luego de un fracaso es un diálogo abierto y tranquilo con las personas que lo rodean. Aquí es preciso entender y conocer muy bien su punto de vista e intereses. “Lo peor que puede hacer es alejarse de su familia o amigos por vergüenza. Lamer en la soledad sus propias heridas”, sostienen con firmeza. Incluso la pareja se puede convertir en el mejor o en el peor aliado en el proceso de recuperación. Esto debido a que tienden a replicar exactamente las mismas ansiedades de la persona afectada, situación compleja de manejar que puede conducir al divorcio o separación.

Si lo analiza en detalle, los tiempos de crisis son la mejor oportunidad para entender que no existe tal cosa como un liderazgo omnipotente de carácter personal. Don Chaid Neme no hubiera sido capaz de reponerse de sus múltiples fracasos sin el constante apoyo de su hermano Hares. Jeffrey Katzenberg no hubiera creado DreamWorks sin la ayuda de su gran amigo Steven Spielberg. Cada persona que tenía fe en los proyectos de Pedro Gomez fue decisiva en su recuperación.

Aquí vale la pena hacer una mención especial. Sonnenfeld y Ward, al estudiar miles de ejemplos de recuperaciones exitosas, realizan un interesante hallazgo: contrario a lo que se espera: que sea la familia o los amigos personales quienes más aportan en la recuperación, son los apenas conocidos quienes guardan las llaves para abrirse puertas. Por esto es tan importante que proteja su reputación, ya que cualquier persona que haya conocido en X o Y circunstancias puede ser fundamental en estos casos.

Renovar la imagen de héroe

“Los líderes visionarios que se reponen de las adversidades no solo son capaces de olvidar el pasado para enfocarse en sus nuevos proyectos sino que también logran contagiar a los demás de este ideal”, aseguran los autores.

Warren Bennis, reconocido autor de liderazgo dice que “para soportar las inclemencias del presente es preciso levantar la mirada hacia el futuro”. De hecho, en estos casos la acción es el mejor antídoto para la desesperación. Encarar el problema y no dejar que otros lo pobreteen. Cuando todo parece oscuro, fijar la mente en un objetivo mucho más grande da inmensa claridad. Lance Armstrong, considerado el mejor ciclista de la historia, soportó años de cáncer testicular, pero regresó tras superar su enfermedad para ganar su quinto Tour de Francia en 2003. Steve Jobs fundó la nueva compañía NeXT, por la cual pudo regresar a la gerencia de Apple con los mayores éxitos de su historia.

Esto es posible porque los tiempos de crisis son la mejor oportunidad para repensar el sentido de la vida y rejuvenecer la motivación.

Como sociedad, tenemos que aprender a valorar el fracaso. Dale Carnegie pensaba que “tener los bolsillos vacíos no detiene a nadie. Pero la mente y los corazones vacíos si lo hacen”. Podemos perder nuestro trabajo, salud y amor. Pero mucho podemos salvar. Nadie puede definir nuestro éxito o fracaso. Solo nosotros mismos podemos hacerlo.


Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero  

1 comentario:

  1. profeee excelente artículo el de la revancha realmente eh pasado por aproximadamente 2 a 3 crisis en mi vida y por crisis como esas soy gerente general de ser feliz y sonreír!
    att. ya sabe quien! jajajajaja!

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