El consejo típico: ¡nunca debes
renunciar! es mentira. Las personas más exitosas reconocen cuándo es
estratégico renunciar y lo hacen con mayor frecuencia que las demás. Sin
embargo, también tienen perfectamente claro cuándo deben aferrarse a un sueño
hasta el final. ¿Cómo reconocer la diferencia?
En
tan solo una frase voy a proponerle toda una filosofía de vida ¡Siempre hay
alguien que ve! Este simple mensaje puede servirle de aliento a un barrendero
que se trasnocha hasta la madrugada porque al día siguiente alguien puede
descubrir el resplandor de su piso.
Pero
también puede serle útil al artista, al estudiante, al emprendedor, al
deportista o al ejecutivo. Es normal sentir esa sensación de que nadie percibe nuestro
esfuerzo. Pero mientras haga las cosas de corazón y sea persistente con sus
ideales ¡Siempre hay alguien que ve!
Es
cierto que la perseverancia es uno de los dones más valiosos en un ser humano.
Sin embargo, esto no implica que debamos cuestionarnos si estamos perseverando
en los proyectos correctos. Preguntas como ¿debo continuar en mi trabajo
actual? ¿Retirarme? ¿Dejar a un lado mi intento por hacer empresa? ¿Dedo persistir
con esa persona? Resultan tortuosas de contestar.
Este
artículo trata sobre la renuncia desde una perspectiva estratégica.
Desafortunadamente, renunciar es un acto que viene acompañado de estigmas morales
y éticos, lo cual nubla nuestra capacidad para entenderlo y aprovecharlo.
Desde
el comienzo tenga muy claro que renunciar no implica dejar de luchar, sino por
el contrario, es la oportunidad perfecta para dedicar todas sus capacidades y
recursos a los proyectos en los que tiene mayor potencial. Paradójicamente
aquellas metas que implican mayores sacrificios son las más valiosas y a estas
debe aferrarse con pasión.
Las
situaciones que no lo retan personal o profesionalmente son las que tiene que
dejar de inmediato a un lado. En este artículo vamos a tratar ambos caminos.
Empezamos por el más interesante: el del esfuerzo.
La caída
“Renuncie
a lo que no sirve. Apéguese a los proyectos correctos. Tenga el coraje de hacer
lo uno o lo otro”, afirma el famoso autor Seth Godin en su éxito editorial editorial
The Dip: A little book that teaches you
when to quit (and when to stick). En esta oportunidad Seth Godin elabora un
argumento apasionante.
El
éxito profesional y personal depende en gran medida de saber reconocer cuándo
hay que renunciar o cuándo se debe permanecer. “Créanlo o no, renunciar es en
muchos casos la mejor estrategia para gerenciar la vida y el trabajo. Pero, en
algunas ocasiones, es exactamente lo peor que puede hacer”. ¿Cómo resolver este
dilema?
Hace
falta imaginar el mundo que plantea Seth Godin para tratar de encontrar salidas
a esta encrucijada. Piense en una gráfica que relaciona su esfuerzo con los
resultados que va obteniendo en el camino. Muchos de los proyectos a los que
nos enfrentamos suelen tener una curva ascendente al comienzo. Este es el
momento de mayor entusiasmo. Para muchos se le conoce como “suerte de
principiante”. Representa el enamoramiento cuando a un nuevo amor lo vemos casi
perfecto. El nuevo trabajo en el que aprendemos cosas nuevas cada minuto. El
que se nos note tan pronto arrancamos a hacer ejercicio. La primera fase de un
edificio en construcción. En fin, ya capto la idea.
Sin
embargo, gran parte de las veces, esa pequeña curva inicial empieza rápido a
caer a un abismo. Es de aquí donde Seth Godin extrae el título de su libro. The Dip representa esa gran caída que
separa a “los principiantes de los maestros” o “la mediocridad de la grandeza”.
Es en ese punto en el que nos sentimos estancados y por más que trabajamos nos
cuesta llegar a un escaño adicional. La adversidad con la cual la sociedad nos
reta a diario.
La escasez es valor
Algunos
ejemplos prácticos le pueden ayudar a entender esta gran “caída” en acción. Vea
sus abdominales. ¿Se ha preguntado porque no se parecen a los de una portada de
revista? La razón es simple: en algún momento cuando se propuso hacer
ejercicio, ya sea por dificultad, dolor o por no ver resultados, renunció. Pasa
cuando en una relación de pareja la persona no resulta ser tan perfecta y en
vez de dar la batalla usted se aleja. Piense en cada vez que dejó a un lado un
proyecto porque las cosas se pusieron difíciles y encontrará un ejemplo del “desplome”
al que se refiere Godin.
Si
lo piensa, la vida profesional funciona en los mismos términos. Buscar trabajo
es en últimas enfrentarse a un fuerte Dip. Lo mismo que hacer empresa o salir
adelante como ejecutivo. Como si se tratara de un proceso de selección natural
la sociedad va tejiendo sus redes en las que unos quedan atrapados y otros
continúan. Según Seth Godin renunciar en estos momentos de dificultad es la
peor estrategia. Este es el principal mensaje de este artículo. Como diría el
consultor en gestión humana José Vicente Pombo “cambiar de puesto cuando se
está en medio de una crisis es eludir el problema”.
Lo
interesante, para Seth Godin, es que las personas que tienen mejores cargos o
están en posiciones privilegiadas no necesariamente son más inteligentes. En su
opinión, la principal ventaja de estos personajes frente a sus competidores es
que en algún momento el resto se alejó del camino. Ser presidente de una
empresa pueda que no sea tan difícil. Llegar a este punto es lo realmente complicado.
Lo que pasa es que “algunos logran ver la luz al final del túnel y se aferran a
su propósito hasta el final. Para otros todo siempre permanece oscuro”.
Como
anécdota, distintos estudios muestran que en promedio toma siete intentos
conseguir un cliente nuevo. La mayoría de la gente se rinde en el quinto.
Apenas muestras del error que implica renunciar cuando se transita el camino
del esfuerzo.
El mejor del mundo
Seth
Godin opina que la adversidad crea escasez y que la escasez es valor. Entonces
piense lo siguiente. Si el secreto para llevar la vida profesional es
diferenciarse de los demás, estas fuertes “caídas” son su mejor oportunidad
para destacarse. En otras palabras, en un mundo hipercompetitivo usted debe
entender la adversidad como su aliado. A usted no le interesa que cualquier
persona lo opere de los ojos o realice los planos de su casa.
Usted
va a buscar al mejor especialista o arquitecto a su alcance. Aquellos que se
hayan destacado sobre los demás por su compromiso con sus carreras. Este es un
mensaje simple pero poderoso. Es posible incluso aplicarlo a la vida
empresarial. En últimas, el objetivo de una empresa es crear un Dip tan extenso
para su competencia (un camino a recorrer tan arduo), que esta ni siquiera se atreva
a emprenderlo.
Para
Godin el propósito final es crear lo que define como “ser el mejor del mundo”.
Pero distinto a la visión utópica de un gurú convencional el planteamiento de
este autor es más terrenal. Trata sobre ser lo mejor disponible para las personas
a quien usted quiera atender. El mejor maestro de un colegio, la papelería más
completa de la ciudad o el hombre que más admira su esposa.
Pero
también lo es crear un producto perfecto para su cliente, una fuerza de ventas
eficaz o avanzar en sus estudios lo más que pueda. Ninguna de estas es una meta
pequeña. El recordado Juan Luis Londoño, quien fue ministro de Protección Social y director de
Dinero, decía que “el mundo es de los exagerados”. La vida profesional,
personal y empresarial exige mucho de esta actitud. Y para esto debemos estar
concentrados.
Entonces, ¿cuándo renunciar?
Algo
hace falta para que la lección típica de colegio ¡nunca debes renunciar! sea
realmente un buen consejo. ¿Qué tal esta otra recomendación?: ¡No renuncies si
alcanzas a percibir que en el largo plazo el esfuerzo vale la pena! Seth Godin
explica que no todas las carreras profesionales son iguales. Algunas se pueden
imaginar como una montaña rusa, con subidas y bajadas, mientras que otras se
parecen más a una línea plana que crece lentamente. Algunos empleos o proyectos
permanecen llanos desde el comienzo hasta el final. Aquí no hay grandes caídas,
ni retos, solo la mediocridad que implican ciertas posiciones de conformidad.
En
la topología de este autor existen dos tipos de carreras que solo conducen al
fracaso. En la primera imagen la gente simplemente está en empleos en los que
no tienen que esforzarse para mejorar. Este tipo de situaciones son fáciles de
identificar en las organizaciones. Lamentablemente algún familiar, un amigo o usted
mismo puede estar en una de ellas. Pero existe un segundo tipo de carrera a “muerte”
más complicada de percibir. Trata sobre aquellos trabajos donde sentimos que
vamos alcanzando logros pero que por distintas razones al final conllevarán al
fracaso. Es decir, algunos proyectos en donde realizar el profundo esfuerzo que
implica superar el Dip no vale la pena.
Solo
usted puede reconocer si se encuentra en alguno de estos dos caminos. Pero para
Seth Godin la recomendación es una sola. Cada vez que se enfrente con este tipo
de situaciones renuncie. No en una semana, ni el mes siguiente, sino hoy mismo.
Cuando sienta que su esfuerzo no se ve recompensado, ni en el presente, ni en
el futuro, usted está perdiendo tiempo valioso para dedicarse a proyectos con mayor
potencial. En el fondo, el mensaje es valioso. “Todos tenemos la capacidad de
realizar hazañas perdurables. La única diferencia es que algunos saben escoger
sus luchas”.
Muchas
situaciones personales, culturales u organizacionales crean este tipo de
carreras a “muerte”. Frecuentemente, el problema es de relaciones humanas. José
Fernando Calderón, gerente general de la prestigiosa firma Egon Zehnder
International, explica que a nivel gerencial las malas relaciones con el jefe
son la mayor causa de retiros. Con seguridad la razón más importante por la
cual está en un plan de carrera equivocado es que este no satisface sus gustos
y lo que más sueña hacer en la vida.
O
simplemente el problema es de la empresa donde trabaja por mala gerencia. Los
sentimientos humanos son tan amplios como las razones por las cuales se
encuentra en un trabajo que no lo reta emocional ni profesionalmente. Lo
importante es entender que “el trabajo mediocre usualmente no es por falta de
talento sino por estar en el plan de carrera equivocado”
Las trampas del ego
Desde
pequeños nos han inculcado que renunciar es un acto inmoral, cuando en
ocasiones es la mejor opción para salir adelante. Pero en otras ocasiones es el
ego el que no nos permite hacerlo. Esta es la peor trampa de la vida. A nivel
personal renunciar implica inmensa madurez. Las empresas también tienen que
tranquilizarse y aprender a asumir la renuncia.
En
algún momento, Carvajal dominaba el mercado mundial de los libros animados con
su compañía Mancol. Pero llegó un punto en que la competencia asiática hizo
imposible el negocio. Esto les ayudó a entender como organización que en
ocasiones se debe renunciar para seguir adelante en proyectos más promisorios.
Renunciar
es duro. Como también es humano retirarse cuando algo duele. Pero como dice
José Vicente Pombo la vida profesional es una maratón de más de 40 etapas. No
solo de cinco o seis. Entonces, tenemos que definir para cuánto tiempo estamos
preparando nuestra lucha. Esta tiene que darse gradualmente pero con mucho
empuje. Renunciar para eludir una crisis es solo agrandar el problema. Igual va
a tener que iniciar de nuevo. Entender que está al frente de una adversidad,
del Dip del que habla Godin, es el comienzo de una carrera de éxito. Y si lo
hace de esta forma tiene mayor chance de que alguien lo vea.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Manegement de la Revista Dinero
excelente articulo....sirve para reflexionar.
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