Para
2007 según datos de la Superintendencia de Sociedades, de las cerca de 21.000
empresas registradas en el país, 21% tenía ingresos entre $3.000 y $10.000
millones. Esta lista de cerca de 4.500 empresas, el corazón del emprendimiento
en Colombia, comienza con la firma VSR S.A. que vendió ese año $3.000 millones
y termina con Javar Ltda., que alcanzó los $9.999 millones. Un sueño hecho
realidad para estos emprendedores-empresarios que al comienzo solo tenían una
idea y la ilusión, pero a quienes ahora el destino les presenta una posibilidad
mayor.
Estos
4.500 soñadores, y sus equipos, comparten el hecho de haber ganado la batalla,
arrancando en oficinas de apartamento, en garajes arrendados, sin créditos y
sin respaldo. Pero ahora, vientos de grandeza tocan sus puertas.
En
Colombia, tan solo el 6% de las empresas venden más de $40.000 millones. Ser
considerados grandes contribuyentes, que los bancos lleguen sin ser buscados, y
dejar de operar en “modo de supervivencia”, ya no es más un sueño increíble
sino una posibilidad en el camino.
Este
salto de pequeñas a grandes suelen darlo las llamadas empresas “gacela”. Según
el profesor de MIT, David Birch, quien acuñó el término, las empresas gacela
son aquellas capaces de crecer 20% sus ingresos anualmente por cuatro años
seguidos, lo que representa tan solo el 5% de las firmas en Estados Unidos. Sin
embargo, en medio de la carrera, la mayoría de estas gacelas pierden su empuje.
Crecer rápidamente implica entrar a territorios desconocidos y enfrentar
trampas insospechadas.
Para
Doug Tatum, cofundador de la firma consultora Tatum LLC, líder en Estados
Unidos en el apoyo a empresas que crecen de pequeñas a grandes, “solo el 5% de
las compañías gacela tienen éxito. Llega un punto en que las ventas caen, la
moral del equipo se evapora, las obligaciones con los bancos asfixian y los
emprendedores sueñan cuando su empresa era más pequeña y la podían controlar”.
Pensando
en ello, Doug Tatum escribió el exitoso libro No Man´s Land. What to do when your company is too big to be small
but too small to be big. Tatum
opina que a los emprendedores se les dificulta recibir críticas, pues “han
estado tan comprometidos con su proyecto que asumen un fracaso empresarial como
algo personal”.
Es
aquí, frente a las dificultades del crecimiento, cuando los gestores sienten
como si su empresa fuera muy grande para ser pequeña, pero muy pequeña para ser
grande, como una “tierra de nadie”, llena de frustración y angustia. Tras
sobrepasar los 20 empleados, muchas compañías ven que las fórmulas del pasado
dejan de tener efecto. En entrevista exclusiva, Tatum se pregunta: ¿Cuántos
paros cardiacos se evitarían si los emprendedores tuvieran un mapa, un faro en
lo alto y una guía para enfrentar estos obstáculos?
Tatum
fue muy enfático al afirmar que no todas las compañías tienen por qué crecer
aceleradamente. “Es ético, legal, moral –y en muchos casos el mejor negocio–
permanecer pequeños, y disfrutar los frutos de una compañía que opera alrededor
de sus capacidades”, aseguró en la entrevista.
Existen
muchas empresas que, antes de llegar a la “tierra de nadie”, deciden
conscientemente permanecer pequeñas y rentables. Pero también es valeriosa la
decisión de quienes deciden crecer con más fuerza.
Aunque
las compañías gacela son pequeñas en proporción, apenas un 5%, cuenta con 2/3
partes de las innovaciones y la generación de empleo en Estados Unidos. Según
Tatum, quienes tomen esta decisión enfrentarán cuatro desafíos básicos: el
mercado, la gerencia, el modelo de negocio y la financiación. ¿Qué significan
estas amenazas y cómo resolverlas?
Lejos de los clientes
Cuando
las empresas son tan pequeñas que solo existen en la mente del emprendedor,
algo maravilloso sucede. Es tal el deseo y las ganas de salir adelante de estos
visionarios, que son capaces de renunciar a todo, entre otras cosas al tiempo
en familia e incluso a pagarse un salario.
Esta
combinación de excelente servicio a costos económicos es en últimas la
explicación del surgimiento de la mayoría de las empresas. “Sin embargo, llega
un punto en que físicamente los emprendedores no pueden atender las necesidades
de todos sus clientes”, explica Tatum.
Este
desafío de mercado, según el autor, es “la prueba más dura del emprendimiento”,
y se caracteriza porque las empresas no logran ejecutar bien lo que el
emprendedor supo hacer desde un comienzo. Aquí el fundador no solo debe
aprender a delegar, sino que debe hacerlo bien.
Desde
la tienda de la esquina, hasta una multinacional, saber escuchar las
necesidades de los clientes es la mayor fuente de crecimiento e innovación. Es
común escuchar anécdotas tales como: “un cliente nos pidió que nos hiciéramos
internacionales y allí arrancamos” o, “aquel cliente nos pidió incluir un
producto en el portafolio y hoy es nuestra principal fuente de ingresos”.
Curiosamente,
los emprendedores no se percatan de que, cumpliendo con la urgencia de un
cliente, están creando negocios nuevos a futuro. “No es de extrañar que, cuando
por el creciente tamaño de la empresa el fundador no alcanza a atender con el
mismo esmero a sus clientes, las ventas se desplomen”, opina Tatum. Hace parte
del tacto del fundador decidir en qué comprometerse y con cuáles clientes. “Un
buen compromiso puede dar el salto definitivo a la grandeza, pero comprometerse
de manera equívoca puede llevar a la quiebra”, asevera.
¿Qué
hacer entonces? En esencia, Doug Tatum explica que las compañías deben aprender
a ser buenas en lo que originalmente el emprendedor forjó su sueño. “Algún día,
si logra pasar por la tierra de nadie, la empresa aprenderá a reinventarse sola”,
dice Tatum.
Gráficamente,
crear una empresa se parece a un hombre empujando una carreta en subida por una
montaña: llegar a la cima, y que la carreta empiece a andar sola cuesta abajo,
es de lo que trata este artículo. “Lograr que la empresa haga bien el trabajo de
su fundador implica dos cosas: identificar qué es eso que hace tan bien y crear
procesos, procesos, y procesos”, explica Tatum.
El
principal desafío para pasar de pequeñas a grandes es replicar las capacidades
del líder fundador en sistemas que abarquen toda la organización.
Despedir a un amigo
Aunque
es difícil reconocerlo, muchas veces los talentos, la actitud y las capacidades
del grupo gestor no son suficientes para enfrentar los retos de la “tierra de
nadie”.
Como
el negocio va cambiando, las metas son cada vez más ambiciosas, la empresa
empieza a necesitar gente con conocimientos distintos. Estos son los desafíos
de la gerencia. Al respecto, Tatum tiene una posición muy definida: “soy un
férreo defensor de que el fundador lleve a la compañía personas en cargos de
liderazgo, ojalá que hayan tenido la oportunidad de trabajar en empresas más
grandes. Ejecutivos que ya hayan vivido el proceso y puedan visualizar la empresa
cuando ya esté organizada”.
En
esto hay mucha tela que cortar, pues si bien un líder capaz puede ayudar a dar
el salto, también si es muy arrogante puede dañar la cultura o crecer más
rápido de lo posible, quebrando la empresa. Además, muchas empresas son muy
exitosas con sus políticas de promocionar siempre desde adentro.
Lo que
sí es evidente en los planteamientos de Tatum, es que una compañía pequeña que
quiera ser grande, ya sea con líderes de afuera o de adentro, debe romper con
esa tendencia arraigada de necesitar la pauta del fundador para ser proactivos.
Se
requiere de gente que ayude a ejecutar; porque, contrario a una empresa grande,
no hay los recursos suficientes para cometer muchos errores en el proceso.
Un
caso más difícil, pero necesario, según Tatum, es cuando llega el momento de
despedir por rendimiento a algunos de los integrantes del grupo gestor. “El
proceso de fundar una empresa es tan arduo, que la gente empieza a verse como
familia, como amigos”, asegura Tatum. Sin embargo, este autor explica que esta
es la decisión correcta.
La
gente en una empresa se da cuenta cuando alguien en su círculo de confianza ya
no está rindiendo, y despedirla es justo para el equipo en general. “Cuesta
trabajo reconocer que no todos tienen la madera para llegar al siguiente nivel.
Despedir a esa persona es bueno para la empresa y para ella misma”, concluye
Tatum.
Cuidar los centavos
Dos
desafíos adicionales que deben enfrentar los emprendedores, para pasar sus
empresas de pequeñas a grandes, son los modelos de negocios y la financiación.
El reconocido autor sobre emprendimiento, Guy Kawasaki, suele definir un modelo
de negocio como una manera de entender ¿quién tiene mi dinero en sus bolsillos?
y ¿cómo hacer para que pase a los míos? Es decir, el modelo de negocio de su
empresa es la forma en que genera dinero.
“Aunque
suene paradójico, muchos modelos de negocio son rentables cuando la empresa es
pequeña, pero pierden dinero mientras atraviesan la tierra de nadie”, explica
Tatum.
Peter
Drucker decía que el emprendimiento es “el arte de visualizar el futuro”.
Y
usted, como líder de su empresa, debe tratar de entender cómo va a funcionar el
negocio a una escala mayor. A veces, para que el negocio sea nuevamente
rentable, requiere de inversiones mucho mayores e implica vender parte de la
empresa a un jugador grande.
El
modelo de negocio también se ve afectado debido a que los emprendedores sienten
la presión de contratar y poner los salarios al nivel de las empresas más
grandes. “Esa vieja combinación de gran valor al mejor costo, desaparece”,
explica el autor. La austeridad y la reinversión de utilidades juegan un rol
vital para las empresas que quieran dar la batalla en un espectro más amplio de
su desarrollo. Finalmente, la financiación golpea muy duro a las empresas en la
“tierra de nadie”.
“A muchas personas les cuesta trabajo creer
que una empresa puede quebrar, aun cuando por muchos años crece y es rentable”,
explica Tatum. Esta es la principal causa de la caída de las empresas gacela.
Crecer rápidamente requiere tener cada vez más recursos para la operación y
muchas veces las utilidades no son suficientes para responder el desafío, las
empresas se sobre endeudan y en un mal momento quedan fuera del mercado. Pasar
de pequeños a grandes es tal vez uno de los temas más apasionantes de la
gerencia.
Aquí
se ponen a prueba todas las capacidades del emprendedor, de su equipo. Pasar
por la “tierra de nadie”, cuando la empresa es muy grande para ser pequeña,
pero muy pequeña para ser grande, no significa que la batalla ya esté ganada.
Pero luego de esta dura etapa, cuando se haga parte del 6% de las empresas del
país, es una demostración de confianza en donde todos saben que la empresa va a
estar dando de qué hablar por muchos años.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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