domingo, 4 de marzo de 2012

Una segunda oportunidad

Hay un aspecto hermoso del emprendimiento que poco se menciona. Cuando alguien necesita una segunda oportunidad en la vida ¿usualmente qué opción tiene? Pues tratar de montar una empresa. Y eso tiene mucho valor.

El año pasado fue duro para mí. Y como es usual cuando las cosas se ponen difíciles uno se acuerda de Dios. Entonces empecé a asistir a un grupo de oración maravilloso que dirige el joven Felipe Gómez todos los jueves por la noche en el Colegio Gimnasio Femenino de Bogotá. Aquí la gente se reúne para rezar juntos el Rosario. Aunque no he sido tan juicioso como quisiera con estas reuniones lo más valioso para mí fue el primer día. Ese día conocí la historia de Federico Larsen.

Federico un hombre con presencia, seguramente recién pasados los 50s y en chaqueta de jean, estaba frente a los demás. Me causó curiosidad porque más parecía el protagonista de un comercial de Marlboro que un líder espiritual. Entonces fue su turno para hablar y sus palabras me llegaron al corazón. Federico había tenido una vida difícil. Por diversas razones estuvo gran parte de su vida perdido, hasta que un día dijo ¡ya no más, voy a salir adelante! Sin educación formal, ni experiencia profesional ¿qué opción tenía? Federico Larsen creó la empresa MAXMIN para producir sales y abonos orgánicos.

Pienso que todos conocemos un caso similar en nuestras familias. Una tía o un tío a quien consideramos un problema. Aquel profesional que por años no ha logrado conseguir trabajo. Alguien en la calle que un día decide tratar de construir un futuro mejor. Muchas veces para ellos conseguir trabajo es una tarea imposible. Pero todos tienen una posibilidad de reconstruir sus vidas. Crear empresa es tal vez su única opción.   

Pensemos en esto por un momento. Ya de por sí el emprendimiento es un camino lleno de espinas. En un segundo acto, a quienes han llevado una vida desorganizada, no los podemos dejar solos en sus ansias de emprender.   

El segundo acto

Curiosamente varios académicos y gestores de políticas públicas “desvirtúan” este tipo de emprendimientos. En el reconocido estudio global de la actividad emprendedora (Global Entrepreneurship Monitor – GEM) a este tipo de empresas se les denomina por “necesidad”. La teoría afirma que otro tipo de emprendimientos, aquellos soportados por innovación (por ejemplo cuando Google arrancó solo facturaba USD100.000) siempre serán más valiosos para una sociedad.

Incluso para el afamado profesor de la Weatherhead School of Management Scott A. Shane “en el emprendimiento es mejor la calidad que la cantidad”. Sin embargo no podemos olvidar la otra perspectiva. Si nos olvidamos por completo de nuestros emprendimientos por “necesidad”, estaríamos dejando a un lado las historias individuales de quienes necesitan una segunda oportunidad en la vida. Si la sociedad fuera una gran obra de teatro esta solo sería exitosa cuando cada uno de sus integrantes tuviera el chance de un segundo acto en escena.

Existe una hermosa cita que dice “gracias por creer en mí antes de que yo creyera en mí mismo”. Tenemos que ayudar a quien en algún momento en la vida decide cambiar el rumbo de su vida. El gobierno, las empresas, las universidades, la prensa y las organizaciones sin ánimo de lucro, tenemos que crear espacios para apoyar a todo aquel que quiera construir una nueva historia a través del emprendimiento.

La madre de la pobreza

Quisiera aprovechar esta oportunidad para decirles unas palabras a quienes decidieron emprender luego de una vida de dificultad. Son muchas las recomendaciones para emprender pero hoy solo quisiera apuntarle al corazón y la mente. En una ocasión el que es considerado el más grande de los emprendedores en Colombia, Jhon Gomez Restrepo creador de más de 40 empresas en el país, algunas tan grandes como Productos Familia y Cartón de Colombia, me dijo en una entrevista “el desorden es la madre de la pobreza”.

Me tardé un tiempo en comprender que ese día Jhon Gomez no se refería al desorden físico. Se refería más bien al desorden mental. Entonces ahora que decidió montar una empresa es realmente el momento de dejar atrás cualquier carga que lo haya acompañado hasta este momento. Hacer empresa es difícil. Y con seguridad va a llegar el momento en que la situación esté tan dura que va a pensar que el destino le está cobrando cuentas del pasado. Pero esto no es así, hacer empresa es un reto constante para cualquiera.  

Los seres humanos somos expertos es contar y creer nuestras propias historias. Tristemente a algunos de nosotros nos han contado una historia de lo que no somos. Pero cada persona en este planeta tiene el potencial de lograr hazañas increíbles. Esto lo he descubierto en mi vida personal repetidas veces. A varias personas que la gente consideraba perdedores los he visto alcanzar metas increíbles. Todo depende de lo que creamos de nosotros mismos.

En la misma forma en que un árbol requiere de tanto en tanto que alguien le quite las ramas marchitas así somos nosotros. En este segundo acto deje esas ramas marchitas en el pasado. Es tiempo de subir a la tarima del emprendimiento renovados.

2 comentarios:

  1. Gracias por todos estos aportes. Estos últimos meses han sido algo difíciles...

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  2. Con mucho gusto... tenemos que seguir adelante con berraquera!!

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