miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Puede este hombre enseñarle a ser millonario?

Robert Kiyosaki es tal vez el autor más leído en el mundo de los negocios. La gente devora sus libros que son una guía para alcanzar la tan anhelada libertad financiera. Este es un análisis de su obra.

Cómo no dejarse seducir por una idea tan provocativa. Los ricos guardan como un secreto las técnicas y valores que les permiten llegar más lejos que los demás. El resto de nosotros. La clase media y baja ni se percata de que esto pueda ser así. Desde la publicación del mundialmente famoso Padre rico, padre pobre (1997), Robert Kiyosaki ha continuado una racha de éxitos editoriales como El cuadrante del flujo de dinero (1998), Guía para invertir (2001), El juego del dinero (2005) y hasta un libro junto a Donald Trump (2006), entre otros, en los que reafirma este mensaje. Descubrir para la gente lo que saben los ricos y el resto no. Todo, por supuesto, a partir de la historia de dos padres. El de su mejor amigo, que conocía los secretos del dinero y se propuso enseñárselos, y el de su verdadero padre, quien trabajó toda su vida para otros sin lograr éxito financiero.

Agudos críticos, fervientes seguidores, detractores y hasta discípulos persiguen la controvertida obra de Robert Kiyosaki. Sin entrar en debates, no se puede negar que contiene mensajes útiles muy concretos para jóvenes o adultos interesados en mejorar sus ingresos. La siguiente historia le puede sonar familiar. Pareja recién casada sin mucho tiempo de salir de la universidad, con buen trabajo, que se mete en un crédito hipotecario y ambos quedan endeudados los siguientes 15 años, eso sin contar el carro, las tarjetas de crédito, los muebles… No tienen otra solución que trabajar cada vez más duro, pero no para ellos, sino para sus jefes, los bancos o el gobierno.

“A estas personas nunca les va a alcanzar el sueldo”, afirma el autor. Así, el mensaje central de la obra de Kiyosaki es algo positivo y se podría expresar como “cuide los pesitos al comienzo para después tener lo suficiente para invertir”. En concreto, Kiyosaki recomienda aprender sobre el dinero, no tratar el tema como un tabú y buscar mejorar siempre.

En Padre rico, padre pobre, Kiyosaki hace una distinción particular entre lo que considera un activo y un pasivo. En su simple definición, un activo es todo aquello que genera ingresos y un pasivo gastos. Por esto, no está de acuerdo con los que piensan “mi casa es mi gran ctivo”, cuando muchas veces esto solo genera gastos. Recuerde el ejemplo de los jóvenes recién graduados y súmeles el carro.

Los ricos, afirma Kiyosaki, se preocupan en su vida por “ensanchar su columna de activos y mantener pequeña la de los pasivos”. Su recomendación siempre es ser austeros al comienzo, para disfrutar después. Sabio consejo. “Hay que cuidar los centavos, porque los pesos se cuidan solos”. En vez de gastar tanto desde temprano, Kiyosaki recomienda empezar a cultivar una 'inteligencia financiera'.

Aprender a invertir es encontrar formas de ensanchar la columna de activos con opciones como acciones, renta fija, fondos mutuos, compra y venta de inmuebles, entre otros. De allí su frase mundialmente famosa: “los ricos no trabajan por dinero, su dinero trabaja para ellos”.

Comodidad vs. Ser rico

Otro mensaje de gran valor en la obra de Kiyosaki es no convertir nuestra profesión en nuestro negocio. Esto ocurre, porque la gente tiende a creer que su única fuente de ingresos es la carrera que estudió. Por esto, es fácil encontrar médicos, arquitectos, periodistas, abogados, muy eminentes y con títulos importantes, pero pésimos en el manejo de sus ingresos personales. Nuevamente, el secreto es “ojo con su dinero”.

En su segundo libro, El cuadrante del flujo de dinero, Kiyosaki distingue cuatro tipos de personas en la sociedad: empleados, autoempleados, dueños de un negocio e inversionistas. Cada uno de ellos requiere conocimiento y valores distintos para triunfar. Kiyosaki asegura que para la gente que realmente tiene dinero, sus ingresos provienen 30% de los dos primeros y 70% de los dos restantes.

Es decir, probablemente usted no requiere dejar botado su trabajo, siempre y cuando recuerde que su profesión no es su negocio. “Las personas son lo que hacen de su tiempo libre”, dice Kiyosaki. Que usted sea empleado no le impide también actuar como un inversionista. Sin embargo, para Kiyosaki, la combinación entre dueño de un negocio e inversionista es la que garantiza crecimientos sorprendentes en los ingresos. Pero reconoce que este tipo de actividades no son para cualquier persona.

“Las posibilidades son infinitas y están allí para todos”. Según este millonario, lo que realmente marca la diferencia es que la mayoría de la gente está tan apegada a la comodidad de un sueldo y de un tipo de vida normal, que no es capaz de impulsarse para tratar de ser rica. Construir lo que Kiyosaki llama 'inteligencia financiera' es una tarea que dura toda la vida. Es leer, aprender y, sobre todo, fracasar. En la mente de los ricos, dice Kiyosaki, no existe el miedo al fracaso porque entienden que de ahí nacen las grandes oportunidades.

¿Todo en la vida es dinero?

Muchos pueden criticar a Kiyosaki por su visión “materialista” de la vida. “Cuando me preguntan sobre la felicidad y el dinero, solo puedo decir que conozco personas felices e infelices ya sean ricas o pobres. Pero le aseguro que son muchas más las personas ricas que son felices”, asegura el autor. Elogiar a un padre por encima del suyo propio es una muestra del valor del dinero para este autor. Esta discusión vale la pena. Respecto a la educación, uno de los temas más controvertidos que afronta Kiyosaki, hay pros y contras en sus propuestas.

Puede estar en lo cierto acerca de que finalmente las personas en la vida tienen que valerse por ellas mismas. Dejar a un lado tanto misterio respecto al dinero en las familias, el colegio y la universidad, para que la gente aprenda a mejorar sus condiciones de vida, tiene sentido sobre todo en un país en desarrollo donde hay tantas necesidades. No es casualidad que sus libros estén entre los bienes que más se compran ilegalmente en las calles. Pero por otra parte, el excesivo foco en el dinero puede hacerle mucho daño a la sociedad.

Por último, Kiyosaki es un mensajero del optimismo. Las malas noticias, las experiencias negativas que van de boca en boca y la envidia paralizan a la gente para salir adelante. “Veo a la sociedad muchas veces como pollitos corriendo bajo la lluvia”, ejemplifica el autor. Tener una mentalidad de ganador y creer que es factible alcanzar nuestros sueños puede ser ese mensaje indiscutible de Kiyosaki para nuestras vidas.

Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Manegement de la Revista Dinero. 

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