Es posible poner a producir la
experiencia, los contactos y la capacidad personal para crear empresa en la
mitad de la vida. Lo importante es hacer un análisis de los riesgos y sacudirse
de prejuicios. Casos de éxito.
En
1993, Álvaro Jaramillo, entonces presidente de Avianca, tenía buenas razones
para estar disgustado con Alfonso Ávila, quien había renunciado a la
presidencia de Sam para montarle competencia. Hoy, ambos comparten una historia
en común que los hace compañeros. Después de la mitad de la vida decidieron
hacerse empresarios. Si en el pasado tuvieron diferencias como ejecutivos,
ahora trabajan con un mismo objetivo. AeroRepública, el proyecto de Ávila,
resultó un rotundo éxito y luego siguió adelante al desarrollar la novedosa aerolínea
EasyFly.
Por
otra parte en 1998, Álvaro Jaramillo, quien había desarrollado una carrera
brillante como ejecutivo en la presidencia de empresas como Avianca,
Invercrédito y el Banco de Colombia, decidió dejar de ser empleado. Con su
compañero Hernán Pérez, sin plata en el bolsillo y con una idea que venía
acariciando desde hacía años, montó IQ Outsourcing, una empresa que presta
servicios de backoffice a los bancos y que hoy es líder en su industria con una
facturación cercana a los $40.000 millones.
En
efecto estas historias de éxito adquieren un matiz especial al considerar que
cuando iniciaron sus respectivos negocios Jaramillo tenía 45 años y Ávila 51,
edades en las que muchas personas descartan cualquier posibilidad de asumir
riesgos sustanciales y más bien concentran sus esfuerzos en asegurar
estabilidad para sus años de madurez.
Crear
empresa y hacer fortuna después de los 40 años es un reto particularmente
difícil; sin embargo, hay fuerzas crecientes que están llevando a más personas
a considerar esa alternativa. La primera es la insatisfacción con lo que se
hace. Nuestra sociedad tiene un sesgo a favor de la juventud que se agudiza
cuando un cuarentón pretende hacer algo novedoso o arriesgado. Nadie diría que
una persona de 40 años es vieja, pero ciertamente ya no se ve bien que se
involucre en experimentos. Se supone que a esa edad el individuo debe haber
adquirido la madurez necesaria para ahogar muchos impulsos, pero lo normal es
que a esa edad la gente haga una evaluación de su vida e identifique focos
importantes de insatisfacción.
En
el campo laboral, los ejecutivos de alto nivel suelen encontrar una gran piedra
en su zapato, pues el éxito alcanzado esconde una frustración básica. Tienen
reconocimiento, pero no tienen verdadero poder en sus empresas. El poder lo
tiene el dueño, en tanto que el gerente, por brillante que sea, está obligado a
plegarse a la voluntad de aquel. Así funciona el sistema.
Al
cuestionamiento interno se suma un ambiente laboral que puede ser abiertamente
hostil una vez que una persona pasa los 40 años de edad. “El país tiene enormes
problemas para aprovechar la gente con mayor experiencia. El desempleo de
ejecutivos de talla internacional es altísimo”, afirmó en una entrevista el
consultor Enrique Luque Carulla. “Existe una cultura nociva de declarar la
muerte económica a las personas mayores de 30”, afirma Luis Fernando Molina,
profesor de la facultad de administración de la Universidad de los Andes. “Muchas
empresas son incongruentes. Primero, los ejecutivos les parecen muy jóvenes,
pero al poco tiempo, ya están muy viejos”, agrega Molina.
Por
otra parte, las reestructuraciones empresariales suelen dejar numerosos
desempleados y quienes sobreviven en la nómina descubren que el ritmo de
progreso en sus carreras se va a reducir, pues las organizaciones tienen cada
vez menos niveles y menos cargos directivos a los cuales se puede aspirar y, en
cambio, hay más competencia para llegar a ellos.
Como
en tantas otras áreas, las ideas preconcebidas respecto a lo que pueden y no
pueden hacer las personas mayores están cambiando, movidas por la fuerza de los
números. En Colombia y en el mundo, la población está envejeciendo y la
situación es enfrentada por millones de hombres y mujeres. Las edades de
pensión siguen aumentando, de manera que a los 40 años de edad un individuo
tiene enfrente aún 25 o más años de vida laboral activa (de hecho, apenas va
por la mitad del camino).
En
vista de lo anterior, la idea de crear empresa después de los 40 debería dejar
de parecer extraña. Por el contrario, tiene bastante lógica, pues en ese
momento la experiencia, la credibilidad y la energía de una persona pueden
estar en el punto ideal para gestar un nuevo negocio. El objetivo de este
artículo es presentar numerosos casos de empresarios exitosos después de los 40
años. Entre las fortalezas de estas personas están la experiencia, el
conocimiento de su campo, la seriedad a la hora de generar un producto, la red
de contactos y las destrezas desarrolladas a la hora de conformar equipos y
concretar proyectos en corto tiempo.
La fuerza de la experiencia
José
Vicente Pombo, ex presidente de la firma Korn Ferry International,
especializada en gestión del talento, cree firmemente en las ventajas de la
experiencia. “Cuando se vino abajo el boom de las empresas punto.com, se
entendió que para crear empresas no solo se necesita una idea y energía, sino
que lo fundamental es la experiencia”, dijo Pombo en entrevista. “Yo,
particularmente, no creo en los 'exitosos antes de los 35'. La vida profesional
de un empresario o un ejecutivo es una carrera que tiene más de 50 etapas y no
solo 15”.
Las
etapas que vienen después de los 40 años de edad pueden ser particularmente
fértiles para hacer empresa. El experto en talento humano Camilo Vásquez, sostiene
que después de los 40 años se inicia un nuevo ciclo en el plan de carrera de
las personas, que favorece el emprendimiento. “La gente siente que ha llegado a
la mitad de su vida y se pregunta si quiere seguir viviendo esta segunda etapa
en la misma forma en que vivió la primera”. Aquí nace lo que Vásquez llama “infidelidad
de carrera de los 4”. En los 20, las personas exploran lo que quieren hacer en
su vida. En los 30 identifican una carrera y la desarrollan. Pero a los 40
probablemente cambien de opinión sobre su futuro. “A esta edad, cada vez más
las personas están tentadas al emprendimiento”, comenta Vásquez.
Es
el "segundo acto" en la vida de una persona, un momento en el cual el
individuo cambia su entendimiento de la vida en una forma fundamental, bien sea
por la fuerza de las circunstancias o con su fuerza de voluntad. Este
replanteamiento puede llevar a grandes logros. El novelista Leon Tolstoi
afirmaba que si una persona no realiza esta revisión en esta etapa, el resto de
su vida será intelectualmente estéril.
En
el mundo moderno, la creación de empresa puede convertirse en la forma en que
la persona retoma el control sobre su propio destino, después de examinar sus
valores más básicos. Esto está ocurriendo en todas partes. Un estudio del banco
Barclays en Inglaterra encontró que está aumentando la fundación de empresas
por personas mayores (las empresas creadas por mayores de 50 años pasaron del
10% al 15% de todas las nuevas en una década) y estos empresarios tienen
características que los distinguen. Tienden a tener mayor educación que los
empresarios de menor edad y también tienen mayor experiencia en cargos
profesionales y administrativos en comparación con los empresarios más jóvenes,
entre los que hay un mayor número de técnicos y personas que cortaron su
educación en una fase relativamente temprana para dedicarse a su empresa. El
estudio también encontró que estos empresarios les dedican más tiempo a las
fases de preparación, incluyendo la realización de un plan de negocios y un
presupuesto detallado.
Según
el estudio Entrepreneurs Just Get Better
With Age, del autor Tim Knox, en Estados Unidos el número de empresarios
entre 45 y 64 años crecerá 15 millones el próximo año mientras que el de
aquellos entre 25 y 40 años disminuirá en 4 millones. En Colombia hay indicios
de una fuerte actividad por parte de estos empresarios. Mientras en el mundo el
15% de los ejecutivos que pierden el empleo monta empresa, en Colombia lo hace
el 35%, según datos de CMC.
Oportunidad y riesgo
Las
ventajas en términos de experiencia y capacidad se ven contrastadas por una sensibilidad
al riesgo que se incrementa con la edad. A medida que pasa el tiempo, las
consecuencias financieras del fracaso pueden ser mayores. Si una persona tiene
una quiebra a los 30 años, sabe que tendrá muchas oportunidades más para
rehacerse. Si la quiebra viene a los 47, quizás la sociedad no le dé más
oportunidades. Además, las obligaciones relacionadas con familia, hijos y demás
hacen que las consecuencias sean mayores.
Por
otro lado, la visibilidad y la reputación de una persona, que son su gran
activo después de los 40 años, también pueden convertirse en un problema para
crear empresa, pues el costo de perderlos puede ser demasiado alto. Al
contrario de lo que ocurre en otras culturas, nuestra actitud frente al fracaso
es profundamente negativa. No se le considera una experiencia de aprendizaje,
sino como una sentencia que impone un estigma social. El experto en el tema, Gregorio,
asegura que “socialmente, en Colombia un emprendedor es un fracasado hasta que
demuestra lo contrario”. De hecho, múltiples estudios comparativos han probado
que las economías asiáticas son más fuertes en emprendimiento que las de
América Latina, porque sus culturas valoran y respetan el fracaso. En Colombia,
como lo afirma Camilo Vásquez, “todo el mundo está esperando a que usted
fracase para sentirse cómodo, pues eso les da tranquilidad a todos los que no
tienen valor para arriesgarse”.
¿Cómo
llega la oportunidad? La clave de la creación de empresa es que se presenten al
mismo tiempo un evento de cambio en la vida de la persona y una oportunidad que
el individuo es capaz de detectar. El evento que dispara la capacidad
empresarial puede venir de múltiples frentes, desde la pérdida de los medios de
vida existentes, hasta la casualidad.
La
credibilidad y los contactos se convierten en un factor crítico de éxito. El
ejemplo de Álvaro Jaramillo es claro en este aspecto. “Honestamente, el capital
puede ser el commodity más barato del mercado”, afirma. “Lo que realmente
importa es la credibilidad y la gente que confía en uno”. Jaramillo había
identificado la necesidad de una solución eficiente para el manejo del
backoffice de los bancos desde hacía años y había visto un modelo exitoso de
solución cuando trabajaba en Philadelphia National Bank, luego de estudiar
administración en la Universidad del Norte. Apenas se presentó la obligación de
decidir sobre su carrera, pudo verificar que varios bancos colombianos habían
tomado ya conciencia sobre la magnitud del problema y entendían que se trataba
de un tema estratégico. Cuando Jaramillo se puso en la tarea de atraer
inversionistas, logró el apoyo del grupo Sanford para su proyecto. La
oportunidad apareció, pero se necesitaban experiencia y visión para
reconocerla, y alta credibilidad para lograr aprovecharla.
Para
Susanita Posada, en Medellín, el momento de crear empresa llegó simplemente
porque no había otra alternativa. Empezó su negocio sola, en la cocina de su
casa, con la única motivación de mantener a sus cuatro hijos después que su
marido abandonó el hogar. Hoy dirige Tostaditos Susanita una exitosa compañía
de alimentos con presencia nacional e internacional. Por su parte, Nicolás
Echeverri nunca imaginó que desarrollaría una gran empresa. Comenzó con una
máquina de coser y una idea a los 40 años, aplicando sus conocimientos en
diseño. Hoy su compañía C.I. Unico compite internacionalmente con firmas como
Calvin Klein en el negocio de la ropa interior masculina.
Alfonso
Ávila, fundador de AeroRepública, encontró su oportunidad cuando un grupo de
inversionistas interesados en montar una empresa de aviación le ofreció la
posibilidad de ser socio, por tener el perfil profesional exacto que estaban
buscando. Al final Ávila llevó a feliz término un proceso de negociación en el
que vendió más del 80% de la aerolínea a la panameña Copa y continuó su camino
de emprendedor.
Frank
Kanayet, colombiano de origen yugoslavo, visualizó la oportunidad a los 43
años, al darse cuenta de que las multinacionales petroleras no tenían interés
en pozos por debajo de cierto tamaño. En sociedad con el chileno Manuel
González, empezó a comprar pozos petroleros que no resultaban atractivos para
multinacionales como Hocol o Shell. Su empresa Petrotesting se convirtió en uno
de los casos más grandes de éxito recientes en la industria petrolera.
William
Ruiz trabajó durante 10 años en Imusa y luego 17 años más como gerente de
Aluminio Munal, cuando decidió independizarse por una obsesión de crear empleo
a los 50 años. Así nació Aluminios Cosmos, en Cali, una empresa que da empleo a
más de 281 personas, algunos de ellos sordomudos y analfabetas, y exporta el
60% de su producción a todo el continente con ventas mayores a $10.000
millones. El fundador de Activos S.A., la compañía más grande de servicios
temporales del país con más de 17.000 puestos de trabajo, inició su empresa
sorprendentemente a los 60 años.
Lanzarse al agua
Para
montar un negocio después de los 40 años, la persona tiene que invertir tiempo
para aclarar su mente y desarrollar un buen conocimiento de sí misma y tiene
que responder honestamente preguntas básicas: ¿Cuento con la energía
suficiente? ¿Es en realidad lo que deseo hacer en la vida? ¿Soy capaz de
trabajar lo necesario para sacar adelante el proyecto? ¿Estoy dispuesto a
afrontar el riesgo financiero?
El
individuo tiene que estar dispuesto a arriesgar su status social. Para Juan
Carlos Linares, de DBM, firma especializada en desarrollo del talento humano, “en
la práctica, la parte emocional es la que más influye para un empresario
adulto. Dejar a un lado el status del cargo y sus comodidades, los gastos
familiares, el club y la posición de los hijos afectan duramente al emprendedor.
Por otra parte, el cónyuge se puede convertir en el principal aliado o el peor
enemigo del proceso”, explica Linares. El apoyo del entorno familiar es
fundamental. “Nuestra fortaleza es que hemos logrado crecer juntos, apoyándonos
entre todos”, dice Rodrigo Otoya, uno de los 11 hermanos de una familia en Cali
que se propuso crecer unida hasta crear todo un conglomerado empresarial
después de los 40.
Por
otra parte, el ejecutivo que pasa a ser empresario también debe aceptar que no
tiene todas las habilidades necesarias y debe rodearse de otras personas.
Liliana Gallego, presidente de la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de
Antioquia (IEBTA), explica que “aunque es evidente que la experiencia en los
empresarios les permite poner en marchar sus proyectos en menor tiempo,
estructurar planes de negocio más aterrizados y enfocar mejor los mercados, a
veces se les olvida que es importante juntarse con gente joven, que conozca
nuevas tecnologías y métodos, tenga menor aversión al riesgo y les imprima
innovación a los proyectos”. Es posible que el empresario tenga que aprender
esta habilidad de confiar en otros más jóvenes, y esto puede ser difícil
después de los 40 años.
Son
muchos los cambios que una persona debe asumir para lanzarse a crear empresa
después de los 40. Sin embargo, los ejemplos muestran que es posible lograrlo
para quienes se lo proponen y están dispuestos a asumir los sacrificios
necesarios. Lo primero, no obstante, es sacudirse las ideas fijas que le dicen
a la gente que a los 40 años está demasiado vieja para asumir riesgos y crear
cosas nuevas. Por el contrario, esta etapa puede ser la mejor para capitalizar
la experiencia y desarrollar un modelo de vida capaz de dar altos beneficios y
satisfacciones en la segunda mitad de la existencia.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Excelente. Inspirador y anclado en la realidad. Felicidades.
ResponderEliminar/ Ulises Pérez C.E.O www.perezw3bdesign.com y community manager. Empecé mi empresa de web design hace 2 años (a los 40)
Seguimos creciendo y alcanzando metas, fortaleciendo y desarrollando nuestros talentos. Shalom.
Muy buen artículo... LLegando a la mitad de mi vida, tengo claro como no quiero estar la otra mitad!
ResponderEliminaryo estoy en los 42 años y ando triste y desmoronado,e trabajado mucho y no tengo nada
ResponderEliminarpor lo mismo que ya no tengo animo de nada,ni ideas por realisar,
pero este articulo me abre una ventana o una luz,gracias
Felicitaciones, excelente artículo.
ResponderEliminarDefinitivamente éste tipo de información debería leerla y aplicarla personas que manejan el recurso humano en las empresas. gracias.
Excelente post. Soy peruana de 41 años. Siendo comunicadora social sin ejercicio, trabajé en varios rubros, sin embargo ninguno me hace sentir cómoda como las manualidades. Un hobbie que intento hacerlo negocio. Sin embargo que dificil es, tengo una página en face Creaciones Grehali se llama, y aunque muchas amistades me indican q los trabajos q realizo son lindos...tambien es cierto q no llegan a comprarlos y eso frustra. El rubro de las manualidades es bonito pero q dificil es salir adelante con ello. Y eso me frustra. Gracias por leer. Saludos.
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