jueves, 31 de mayo de 2012

Coordinador Iniciativas de Emprendimiento


Hoy tengo la feliz noticia de que finalmente arranco mañana como el nuevo Coordinador de las Iniciativas de Emprendimiento en el Departamento de Administración de la Pontificia Universidad Javeriana.

Soy muy afortunado de que Dios me permita estar en el lugar que quiero estar. Siento que la Javeriana es el lugar perfecto para mí. Quiero agradecer a mis alumnos que me han apoyado en este tiempo e invitar a mis colegas profesores de emprendimiento en el país que sigamos trabajando juntos por esta bonita causa.

En la academia voy a poder seguir aportando con ideas positivas aquí en www.ideasyoportunidades.com

Gracias a todos mis lectores por su valiosa compañía.

Carlos Andrés 

El management del futuro


Aunque el mundo evoluciona con rapidez aun hoy las empresas se dirigen bajo los mismos parámetros de hace un siglo. Pero, si innovamos en gerencia, el futuro podría ser mucho más creativo, apasionante y humano de lo que esperamos.


Un tiempo para fantasías. Imagine un mundo donde en las empresas no existen cargos ni jefes, donde cada cual puede escoger su sueldo y sus responsabilidades. Compañías donde la estrategia fluye de abajo hacia arriba y todos tienen la misma oportunidad de aportar y opinar. Imagine que es usted quien decide dónde y en qué trabaja, y quien responde por el presente y proyecta el futuro. Piense en lugares donde pueda enriquecerse por el mérito a su trabajo.

Plataformas donde la creatividad y la eficiencia no sean propósitos contrapuestos, y en donde los sentimientos más humanos como belleza, justicia, amor, compasión, servicio y sabiduría, no resulten sospechosos. Pero ahora deje de soñar y pregúntese ¿Son solo fantasías?

Antes, una pregunta adicional ¿puede recordar algún hecho tecnológico, político o social que haya transformado el mundo en los últimos tiempos? Aquí no hace falta ser muy listo para reconocer que avances como el internet, las tecnologías sociales o los computadores personales que han cambiado esta tierra para siempre. En ciertos aspectos la humanidad no ha parado de avanzar.

Pero ¿qué pasa cuando uno aplica esta misma pregunta a la gerencia? ¿Puede identificar algún cambio radical en la forma en la que se han gerenciado las empresas en los últimos años? ¿Décadas?

Estas apasionantes cuestiones son el abrebocas del regreso de uno de los más afamados autores en gerencia. El profesor del London Business School, Gary Hamel. Su más reciente libro The future of management publicado por Harvard Business School Press  es la mayor crítica al letargo de la gerencia actual y una ruta de navegación para ingeniarse un management del futuro mucho más creativo, apasionante y humano.

Taylor, Fayol y Weber, aún reyes

A cualquiera que haga parte de la vida empresarial le es fácil reconocer que en esencia no existen mayores diferencias entre las empresas. De alguna forma, todas son un poco más de lo mismo: las mismas jerarquías y la misma obsesión por hacer las cosas mejor, más económicas y más rápido que los demás. “Para muchos es difícil reconocer que los conceptos básicos con los que hoy se gerencian las empresas fueron creados por hombres que nacieron en el siglo XIX”, argumenta Hamel en su libro. Entonces, tiene sentido preguntarnos nuevamente ¿qué tanto ha innovado la gerencia en el último siglo?

Si somos francos, debemos reconocer que no hay nada muy distinto entre lo que enseñan las diversas facultades de negocios, lo que hablan los expertos o lo que predican los libros de gerencia. “En realidad, rara vez escuchamos ideas radicalmente distintas, así sean descabelladas, sobre cómo liderar, planear, organizar o motivar”, es en esencia el mensaje que nos trae en esta oportunidad Gary Hamel.

En parte se dice que el conocimiento en gerencia arrancó con Frederick Winslow Taylor y su renombrado libro Principios de Administración Científica (1911). Taylor vivía obsesionado con la eficiencia en el trabajo que, en sus palabras, “es el resultado de conocer exactamente lo que hace cada hombre y de allí evaluar cómo se puede hacer mejor y al menor costo”. Luego vino Henri Fayol (1917) quien planteó que el trabajo de un gerente se puede dividir en planear, organizar, coordinar, dirigir y controlar. Un poco más tarde el renombrado sociólogo alemán Max Weber visualizó una organización ideal, a la que llamó burocracias, para realizar el trabajo en las empresas.

Pero lo interesante es preguntarnos ¿qué tan semejante es este mundo a la realidad? ¿Las compañías siguen estando cimentadas en las bases de Taylor, Fayol y Weber? Por supuesto, gracias al conocimiento en gerencia, la humanidad ha dado grandes saltos. Pero en muchos casos la creatividad ha quedado atrapada a expensas de las eficiencias, y tiende a creerse que la libertad y la disciplina son mundos excluyentes.

“Aunque hay evidencia de que la gerencia tradicional ha hecho los negocios dramáticamente más eficientes, existen pocas muestras de haberlos hecho más éticos y humanos”, plantea Hamel en su libro.

¿El fin de la gerencia?

Este libro de Hamel es una invitación para despertar de un sueño. A juzgar por la fisonomía actual de las empresas, los mismos departamentos, mercadeo, finanzas, gestión humana... los mismos cargos, las mismas tarjetas de presentación y las mismas proyecciones en Power Point, muchos pensarían que no existe lugar hacia dónde innovar. En términos del epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn “somos presas de nuestros propios paradigmas”.
Paradigmas no muy distintos a los de casi un siglo. Por eso es la oportunidad perfecta para preguntarnos ¿realmente hemos alcanzado la cima del conocimiento en gerencia? ¿no queda nada más allá por explorar? ¿habrá algo allí todavía esperando por ser descubierto?

Al respecto, Gary Hamel es contundente. Y a grandes rasgos aseguro: si uno analiza otras disciplinas como la política, la ética, la teología o la misma economía que llevan siglos de desarrollo, sería muy prepotente creer que los hombres de negocios han logrado el Everest de su especialidad.

Lo que nos falta es creatividad y la intención de crear una revolución en gerencia.

Además debemos cuestionarnos ¿estamos plenamente satisfechos con la situación actual? Hombres y mujeres tienen más ingresos, más trabajo, pero menos tiempo en familia y menos felicidad. Estadísticas presentadas por el autor muestran que el 85% de la gente no se siente plenamente identificada con su trabajo.

Más que gerentes… diseñadores

Hay un hecho curioso en el mundo contemporáneo de los negocios. Prácticamente hoy todo gerente se precia de ser un defensor de la innovación, pero en el fondo no sienten que esta sea una de sus responsabilidades. “Muchos gerentes se ven a sí mismos como pragmáticos ejecutores, hombres de resultados, más no como soñadores, ni arquitectos de nuevas formas de agregar al desempeño humano”, plantea Hamel.

Por decirlo de alguna forma, son más capataces que diseñadores. Para ellos la innovación es importante pero la delegan en quienes diseñan los productos o están encargados de investigación y desarrollo. En el trasfondo de este dilema se encuentra el mayor aporte de este libro, una nueva dimensión de la innovación. Distinta a la innovación estratégica, de modelos de negocio, de productos o de operaciones.

Gary Hamel considera que “la innovación en gerencia” es la principal fuente de ventajas competitivas en el mundo moderno.

¿Cuántos gerentes se levantan por la mañana con el deseo de hacer las cosas radicalmente distintas? Pensar por ejemplo en eliminar los cargos en su empresa, derribar los muros que separan a la gente, permitir que las decisiones estratégicas cruciales provengan de abajo o dejar que cada cual escoja en qué proyectos desea aportar. Llegar hasta los límites de la creatividad.

Por supuesto, no todas las innovaciones en gerencia darán buenos resultados, pero hoy ¿cuántos gerentes están innovando? A veces la gente que cree saber más es la más renuente a nuevas ideas. Por decir algo, los gerentes van a las facultades de negocios a adquirir sabiduría pero no se dan cuenta de que también reciben muchos dogmas. Es por esto que siempre debemos cuestionarnos críticamente: ¿cómo aprendí lo que considero mis conocimientos básicos en gerencia? ¿En una clase, leyendo un artículo o en una conferencia? ¿Qué me hace pensar que no existen opciones distintas?

Creativos por naturaleza

En muchas empresas existe un monopolio de las nuevas ideas, y un monopsonio de quién las acepta y ejecuta. Algo así como un Apartheid de la creatividad. Algunos gerentes tienden a creer que sus colaboradores no tienen la capacidad de ser creativos, sacar adelante grandes proyectos y que por eso necesitan de un control constante. Pero Hamel plantea que la humanidad es recursiva, adaptable y creativa por naturaleza. “De alguna forma, curiosamente, las compañías son muy poco humanas”, asegura.

En este libro Gary Hamel realiza paralelos realmente interesantes. Cuando se analizan las democracias, por ejemplo, está plenamente demostrado que un gobierno democrático supera en resultados altamente a una dictadura. Es evidente que el conocimiento acumulado de las masas siempre estará por encima de unas cuantas mentes. Con todo y esto las compañías en la gerencia clásica suelen dejar la toma de las decisiones más importantes en pocas personas y el resto no participa.

En este sentido, las democracias y la biología, eternamente recursivas, están muy por encima de la gerencia. Si lo piensa, los atributos humanos que más han transformado y motivado a la humanidad a cambiar espontáneamente, belleza, justicia, amor, compasión, servicio y sabiduría, hoy no tienen mayor cabida en las organizaciones modernas.

Pioneros

Afortunadamente Gary Hamel proporciona en su libro valiosos ejemplos de empresas que, como diría Edgard de Bono, han logrado un pensamiento lateral. Un ejemplo es la multinacional industrial W.L. Gore & Associates con cerca de 8.000 empleados y 45 plantas en todo el mundo. Su fundador, Wilbert L. Gore, era empleado de DuPont a mediados del sigo pasado cuando soñó con crear una organización totalmente distinta. Gore era un científico y no un gerente, entonces pensó en que sería posible crear una organización sin jerarquías. En efecto, en la actualidad en W.L. Gore no existen jefes, y los líderes se van gestando por su calidad humana y sus resultados, más que por sus títulos. También, por increíble que parezca, los ejecutivos tienen la libertad de escoger su salario, dependiendo de qué tan justo lo consideren. Incluso, todos conocen el salario de los demás. En esta empresa nadie puede darle órdenes a nadie, y si así lo hacen, se quedarán solos, porque todos tienen la libertad de crear y formar sus propios proyectos.

Otro ejemplo a destacar es Google. Esta compañía refleja la innovación misma de internet. Desde el comienzo, sus fundadores, más científicos que empresarios, Sergey Brin y Larry Page, soñaron con crear una organización totalmente democrática. Se dice que en las reuniones con las directivas la opinión de cualquiera tiene el mismo valor que la del CEO. Esto permite que realmente en Google la estrategia y los proyectos más promisorios provengan de la gente. Esta empresa entiende como pocas la importancia de construir el futuro en el presente.

En Google, la gente trabaja con la fórmula 70-20-10 en donde el 70% del tiempo es para mantener los proyectos actuales pero se deja a todo el mundo el 20% y 10% del tiempo para imaginar los proyectos del futuro de Google. De allí han nacido grandes proyectos como Gmail y Google Maps. Existe también un premio para los grupos que han aportado mayores ingresos que les permite hacerse millonarios trabajando dentro de la empresa.

El futuro

Según Gary Hamel si existe algún lugar donde podamos ver hoy el management del futuro en acción es internet. Finalmente la red tiene aquellas características que todos soñamos en una empresa. Una sociedad sin élites donde cada cual es libre de aportar y ser creativo, y donde su valor depende del talento y no de los títulos o cargos. En últimas, la gerencia tiene que ver con elevar las capacidades de los hombres y este es precisamente el objetivo que logró la red.

Es tiempo de incorporar la innovación en gerencia a nuestras conversaciones diarias. El camino está planteado, pero solo usted, los empresarios, los ejecutivos, los estudiantes y los profesores tienen la posibilidad de recrear el management del futuro. La competencia crece con el tiempo. Qué tan creativo sea en la forma en que se organiza con su gente, puede ser la única alternativa de salir adelante.

Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero

miércoles, 30 de mayo de 2012

El “Doc” de Volver al Futuro se estrella en Buenos Aires

Analiza esto


Hoy las compañías tienen a su disposición información que nunca soñaron. Esto hace que la competencia sea cada vez más terreno del análisis.


En 1997 el emprendedor norteamericano Reed Hastings tuvo que pagar una multa por más de US$40 debido a un retraso en la devolución de la película Apolo 13 en Blockbuster. Esta agria experiencia le hizo pensar ¿por qué las tiendas de videos no funcionan como los gimnasios donde las personas pagan una mensualidad por el servicio? Bien, aunque nadie la hubiera considerado viable, de esta pequeña historia surgió la hoy famosa compañía Netflix, Inc. El concepto del servicio de entrega física es relativamente sencillo.

Gracias a internet los usuarios escogen las películas de su interés y por correo físico son llevadas a sus casas y regresadas mensualmente gratis. Sin embargo, para que este modelo de negocios pudiera funcionar Hastings requería de un ingrediente especial.

Mantener inventarios rentables de películas para atender a millones de clientes implicaba un conocimiento altamente especializado sobre sus tendencias y preferencias de consumo. Esto sin mencionar la complejidad del sistema logístico. Cada clic de un usuario en Netflix es una oportunidad para entender su comportamiento, en lo que esta compañía sabe que se juega su futuro.

En un artículo en la revista BusinessWeek Reed Hastings afirmó que “si el secreto de Starbucks es sonreír mientras sirve café, el nuestro es analizar en la web los gustos de cada usuario”. Para esto Netflix cuenta con el programa Cinematch, un algoritmo que emplea estadísticas avanzadas y que trata de predecir lo que les gusta, odian o adoran los clientes.

Con el apoyo de matemáticos y físicos, muchos de ellos PhDs, el desafío diario de Netflix es construir sistemas cada vez más complejos para descifrar el comportamiento humano. Este es un cambio radical para una industria como el alquiler de películas que hasta hace unos años competía en aspectos típicos de mercadeo.

Competir en análisis

Esta simple historia nos revela una tendencia más amplia. En el fondo, el secreto de Netflix fue introducir ciencia en una industria dominada por el arte. Un comportamiento que viene creciendo aceleradamente en los sectores menos sospechados. Claramente, algunos negocios son más dados al análisis. Sobre todo aquellos que generan abundante información, como servicios financieros, internet, petróleos o transporte.

“Lo que estamos viendo es que el mundo evoluciona con rapidez de mercados que antes pensábamos intuitivos para convertirse en analíticos”, explican los autores Tom Davenport, del Babson College y Jeanne Harris, de la firma consultora Accenture. El libro de Davenport y Harris Competing on analytics. The new science of winning ha sido una de las publicaciones más renombradas por Harvard Business School Press de los últimos años.

En los años 20, siendo Thomas J. Watson presidente de IBM en sus tiempos de mayor auge, se cuenta que colocaba un mensaje en las instalaciones de la empresa para que todos lo pudieran ver. Este consistía en tan solo una palabra: piense. A grandes rasgos, Davenport y Harris retoman esta idea, pero a esto le suman que el mundo está transitando por corrientes de información sin precedentes.

En este sentido, el principal mensaje de su libro es: hoy las empresas están explorando terrenos en donde descubren que su “capacidad analítica” explica su éxito o fracaso. Y aquí, por análisis estos autores quieren decir, “el uso intensivo de información, estadísticas, estudios cuantitativos y modelos de predicción que soportan la toma de decisiones y acciones”.

De regreso a Baldor

Por supuesto, la idea de tomar decisiones con base en información cuantitativa es cuento viejo. O decir que esto sea importante es como descubrir que “el agua moja”. Sin embargo, el fenómeno que intentan describir Davenport y Harris se refiere a esquemas de mercado soportados por análisis sin precedentes. La competencia analítica, según estos autores, hace parte de un concepto más amplio al que denominan inteligencia de negocios (business intelligence).

“Sin embargo, los aspectos de información y tecnología usualmente son relegados a departamentos en las esquinas de las empresas. Son importantes para ciertas funciones pero raramente impactan las estrategias empresariales”, sostienen. Lo novedoso aquí son estas nuevas empresas y modelos de negocios donde el análisis es difícilmente invisible, y como en el caso de Netflix, representa la piedra angular en la operación. Algunas industrias eminentemente analíticas, que nos acompañan en el presente, pueden ayudarnos a visualizar esta tendencia al futuro.

Piense por ejemplo en deportes como el béisbol, el fútbol americano, el básquetbol, y cada vez con más fuerza el fútbol en Europa. Estos son mercados donde el recurso humano es altamente valorado y como tal, siendo testigo cualquier fanático, se estudian y llevan estadísticas de hasta el más mínimo detalle.

El porcentaje de veces que un jugador acierta un lanzamiento de tres puntos, la probabilidad de que Messi tenga una lesión, o el número de hits al bate etc., son apenas los parámetros básicos. En el aclamado éxito editorial Moneyball: The Art of Winning an Unfair Game el autor Michael Lewis describe la historia del equipo de béisbol Oakland Athletics que logró vencer a otros más tradicionales gracias a un especial énfasis en análisis estadísticos. Más tarde, equipos de la talla de los Boston Red Sox se entusiasmaron con esta forma de competir y en la actualidad es generalizado en este deporte contratar los mejores científicos para apoyar a los equipos.

Al tablero

Además de los deportes, otras empresas e industrias han demostrado ser competidores analíticos vistosos. A ellos se suma el grupo de las compañías insignia del nuevo milenio como Amazon.com, Yahoo!, eBay y por supuesto Google. Usted compra un libro en Amazon.com y unos días más tarde le llega un correo personal sugiriéndole otros similares. Pero en la investigación, Davenport y Harris identificaron competidores analíticos en una amplia gama de mercados.

Compañías de productos de consumo masivo como Procter & Gamble son reconocidas por sus avanzadas técnicas para probar el desarrollo de nuevas marcas. En transporte están FedEx, UPS y American Airlines. En comercio, Wal-Mart es probablemente el competidor analítico más grande del mundo, optimizando su cadena logística.

Pero lo realmente valioso, resaltan los autores, es que sectores no convencionales para el análisis, como la moda, la publicidad o los vinos, que dependen de gustos y tendencias, también han empezado a operar en los mismos términos. Incluso es la misma historia con los commodities. La multinacional cementera Cemex ha identificado una fuerte ventaja en el desarrollo de avanzados programas logísticos por las dificultades en el tráfico en los países latinoamericanos.

Hacia el futuro el uso de paquetes estadísticos, de software empresariales como SAP y Oracle, CRMs y ERPs, el Six Sigma en producción, o tecnologías de punta en logística como la identificación por radiofrecuencia RFID, serán prácticas generalizadas en la vida empresarial para grandes y pequeños, empujando aún más esta oleada de competencia analítica.

Sin embargo, Davenport y Harris opinan que “sería un error pensar que competir en análisis es lo mismo que tener tecnologías de información”. Así como en la historia de IBM los que piensan son las personas y no las máquinas. Por supuesto tener más y mejor información, más y mejor tecnología siempre va a ser deseable, pero el factor diferenciador, el análisis, será exclusivo del hombre.

De hecho, las cuatro características claves que identifican en las empresas más avanzadas analíticamente son: un compromiso a toda prueba de las directivas, un objetivo en concreto para desarrollar, que afecte la estrategia, que se mantenga un lenguaje común en toda la organización y metas ambiciosas.

Nuevas métricas

De alguna forma el mensaje de este libro es que toda la organización pueda operar como el funcionamiento típico de un departamento de investigación y desarrollo. Experimentando y mejorando diariamente. Una vez se ha escogido el camino del análisis las empresas no deben detener ese esfuerzo continuo por encontrar mejores estándares y parámetros.

En 2001, con la ayuda de modelos probabilísticos Dell pudo predecir y prepararse para una recesión que sus competidores no vieron. En la fusión entre P&G y Gillette se montaron varios simuladores que trataron de predecir el resultado del proyecto. Google o Microsoft pueden probar antes en internet el desempeño de un programa nuevo. En el casino Harrah´s Entertainment, en las Vegas, la misma máquina le avisa cuando ha perdido mucho dinero. O en los hoteles Marriott International los precios son variables y van ajustando la demanda a la oferta en tiempo real.

El impacto de la competencia en análisis se va a sentir en cada faceta de las empresas. Por supuesto, en investigación y desarrollo, y en producción, en donde tiene sus raíces. Pero también en otras actividades, empezando por la publicidad y mercadeo que poco a poco han aprendido a medir el impacto de sus acciones.

En recursos humanos es tal vez donde la competencia en análisis tiene los mayores espacios para crecer. Hoy en día muy pocas compañías llevan registros de sus colaboradores y mucho menos innovan en cómo esto les puede ayudar a contratar, promocionar y recompensar mejor. Precios es otra actividad eminentemente analítica. En fin, muchas industrias que, como caciques, tomaban decisiones por intuición han sido remplazadas por nuevas caras con un bagaje analítico más amplio. Esto también puede pasar en su industria.

Mejorar el promedio

Ningún libro puede enseñarle lo que requiere saber para hacer de su empresa una organización más analítica. En el mejor de los casos, la idea es entusiasmarlo. Es mucho lo que tienen que hacer las empresas para aprender a competir en estos mundos. Un reciente artículo de la revista BusinessWeek trata sobre el desarrollo de las matemáticas en el mundo de los negocios.

El artículo mostraba que ahora son mejor pagos los matemáticos que los mismos egresados de MBAs. Y si bien, como plantean los autores, no se requiere ser experto para entrar en este campo, el conocimiento y la tecnología son fundamentales. Las compañías tienen que modificar la forma de pensar respecto a la información y su gente. “Necesitamos gente que sienta pasión todos los días en la mañana por llegar a analizar”, afirma Gary Loveman presidente de los casinos Harrah´s Entertainment.

Finalmente, aunque es obviado por los autores, este es un tema que despierta fuertes dilemas éticos. Un futuro en el que los departamentos de gestión humana contabilicen cada acción, como en los deportes, es un tema delicado para tratar. Por otra parte, el exceso de información que cada vez más tienen las empresas sobre las personas, hace parte de la agenda pendiente que se debe tomar en serio.

Para bien o para mal, las empresas del país deben empezar a reconocer el valor de su capacidad analítica. Ya lo dijo Thomas Watson hace décadas, el secreto en los negocios es: pensar.

Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero 

martes, 29 de mayo de 2012

El Efecto Halo en los negocios

Cuando a las compañías les va bien, tendemos a hacer apreciaciones sobre su éxito en aspectos como cultura, valores, liderazgo o gestión humana. Pero realmente no sabemos si estos son los factores que explican su éxito.

Al parecer el dicho popular de “cada quien cuenta cómo le fue en el baile” tiene un fuerte impacto en la forma en que entendemos los negocios. La novela típica de que a los empresarios o empresas fracasan porque se hacen arrogantes y laxos, es inspiradora, pero difícilmente contiene todas las respuestas.

En su maravilloso libro The Halo Effect... and the other business delusions that deceive managers, el profesor Phil Rosenzweig del IMD en Suiza realiza la crítica más contundente al conocimiento tradicional en gerencia de los últimos años.

“Aunque los best sellers, los artículos de negocios o las recomendaciones de expertos, aseguran estar basados en investigaciones exhaustivas, gran parte de las veces se limitan a ser simplemente historias sin rigor conceptual”, argumenta Rosenzweig.

Como lo muestra este autor en su libro, una tendencia generalizada es elevar al cielo a los ejecutivos y empresas, al explicar las razones del éxito empresarial, para luego “caerles” cuando las cosas están mal. Recuerda por ejemplo la historia de Cisco Systems y su CEO, John Chambers. En los años 90, Cisco y su presidente fueron reconocidos por las revistas BusinessWeek y Fortune, entre otras, como el ejemplo a seguir en la nueva economía de internet.

Diversos libros, artículos y casos empresariales exaltaron el impresionante liderazgo de Chambers, su capacidad para oír las necesidades de los clientes y crecer ordenadamente a partir de adquisiciones. Cisco llegó a ser la compañía con mayor valoración del mundo. Pero cuando estalló la burbuja del .com en 2001, la acción de Cisco cayó de US$80 a US$14 en poco tiempo.

¿Cómo reaccionó el público? Según la prensa Chambers se hizo engreído, dejó de escuchar a sus consumidores y realmente la estrategia de adquisiciones no estaba tan bien coordinada. Nuevamente una buena historia, pero ¿justa?

Ahora bien, en la primera guerra mundial, el reconocido psicólogo conductista estadounidense Edgard Thorndike realizó una fascinante investigación entre militares. Thorndike descubrió que cuando los mandos superiores calificaban a los que consideraban los “mejores soldados” tendían a sobrevalorar sus capacidades en distintas facetas incluso no relacionadas con la vida militar.

A este comportamiento Thorndike lo llamó el Efecto Halo, una distorsión en nuestras percepciones, como cuando se tiende a creer que un niño bonito es más inteligente. Este Efecto Halo es para Phil Rosenzweig la mayor decepción en el pensamiento gerencial contemporáneo.

Es decir, cuando a las compañías les va bien, tendemos a hacer apreciaciones sobre su éxito en aspectos como cultura, valores, liderazgo o gestión humana. Pero realmente no sabemos si estos son los factores que explican su éxito, o simplemente son atribuibles al “buen momento” por el que atraviesan.

Gerencia sin respuestas fáciles

Esta simple idea puede cambiar la forma en que entendemos la gerencia. Bajo la óptica del Efecto Halo, incluso las verdades más vistosas empiezan a sonar sospechosas. ¿Conduce la satisfacción de la gente a escenarios más competitivos o, más bien, empresas competitivas permiten que la gente se sienta más satisfecha?

Por ejemplo, hoy en día se habla mucho de permanecer concentrados en el core business. Ahora bien, ¿las compañías son exitosas por enfocarse o las ya exitosas están enfocadas? Esta es más difícil. En general, Rosenzweig es muy crítico con los libros que ven la gerencia como una seudociencia, un complejo de la física, como por decir algo “los 7 secretos del éxito”.

¿Por qué cuando Lego decidió incluir entre sus juguetes a Harry Potter, y le fue mal, todo el mundo los criticó porque se desviaron de su core? Pero cuando Apple ingresó a un mercado realmente distinto como la música portátil, y les fue bien, todos decimos que supieron aprovechar un océano azul de oportunidades. ¿Al fin qué: enfocarse es bueno o malo? o ¿es una receta de consultores y académicos?

Los negocios son relativos y este mundo se presta para todo. Existen compañías diversificadas como también muy enfocadas, algunas tremendamente exitosas como otras que no dan resultados. Pero esto no explica necesariamente su éxito. Puede que sí o puede que no. Nuevamente estamos haciendo suposiciones de acuerdo al desempeño. Este es el Efecto Halo en acción.

El principal objetivo de este autor es ayudarnos a ser más críticos con lo que leemos y escuchamos respecto a lo que pasa con las empresas. En medio de la escasez de tiempo los ejecutivos y empresarios buscan en los libros de gerencia respuestas rápidas a sus dificultades diarias. Muchas veces encuentran inspiración en las historias, sin saber que en medio de tantas “verdades reveladas”, corren grandes peligros.

Desilusiones

Para Phil Rosenzweig el Efecto Halo es apenas la punta del iceberg desde donde se desprende toda una cadena de desilusiones para ejecutivos y empresarios. Piense por ejemplo en los libros más sonados de los últimos años. Por ejemplo, el libro En búsqueda de la excelencia (1982) de los autores Peters y Waterman, con un impacto arrollador, describe ocho principios para el éxito.

Sin embargo, para Rosenzweig la forma en que se investigó está plagada del Efecto Halo. Los autores escogieron las compañías más exitosas de la época como IBM, Digital Equipment y Caterpillar, y las estudiaron principalmente con entrevistas a sus gerentes y artículos de revistas, entre otras fuentes. Pero seamos sensatos, usted es gerente de una compañía que está en la cúspide y lo entrevistan ¿qué puede decir? ¡nuestro éxito es gracias a nuestra gente, foco o cultura! Lo que argumenta Thorndike es que no tiene sentido tomar esta información como una ruta segura hacia el éxito, y de hecho muchas de estas empresas excelentes luego fracasaron.

Otra desilusión típica es creer que se ha encontrado el santo grial que garantiza el buen desempeño para siempre. Esta es en gran medida la promesa del libro Empresas que perduran (1997) de los autores Collins y Porras quienes trataron de establecer las razones de la longevidad de empresas como Disney y Boeing. Pero en esa oportunidad nuevamente las fuentes de información fueron las empresas mismas en su mejor momento y documentos sobre ellas. Todos datos contaminados con el Efecto Halo. Al final, muchas de las empresas de este libro incluso ya desaparecieron. Esto es una muestra de que deberíamos avanzar en reconstruir información más limpia.

Según Phil Rosenzweig existe un complejo en la gerencia de querer parecerse a la física. Pero esto no es posible. Muchos libros alardean de la cantidad desbordante de información que han acumulado, como el segundo libro de Collins Empresas que sobresalen (2002), pero según Thorndike de nada vale la cantidad si está llena de Halos. No pasarán de ser simplemente buenas historias. Sin lograr información más veraz jamás daremos respuesta efectiva a preguntas como ¿qué tanto impacta realmente un nuevo gerente el desempeño de una empresa? o ¿qué tanta importancia tiene realmente la cultura corporativa?

Estrategia y ejecución

Queda entonces pendiente la pregunta ¿qué explica el desempeño de una compañía? Al respecto, a Phil Rosenzweig le gusta pensar que el desempeño es el resultado de tan solo dos variables: estrategia y ejecución. Lo que sucede, explica, es que en un mundo tan variable las empresas enfrentan inmensos riesgos al tomar decisiones estratégicas. ¿En qué mercados competir? ¿Qué línea de producto ampliar? o ¿Con quién aliarse o a quién combatir?

En estrategia corporativa no existen verdades reveladas. Además, la mayoría de los libros de gerencia fallan al creer que el desempeño es relativo cuando en realidad este es absoluto. No existen recetas en gerencia por la sencilla razón de que a pesar de que usted haga las cosas bien, su competencia directa las podría hacer mucho mejor.  

Y respecto al tema de la ejecución, tan en boga gracias a publicaciones como El arte de la ejecución en los negocios (2004) de los autores Bossidy y Charan las cosas tampoco son tan cristalinas. Definitivamente hay que ejecutar muy bien las estrategias planteadas pero, ¿en qué? Las empresas no pueden ser excelentes ejecutoras en todo y, como en el caso de la estrategia, tendrán que elegir.

Para algunas, ejecutar muy bien la logística será fundamental cuando otras dependerán de aspectos como ventas y mercadeo. Todo es relativo. Así pues, en la combinación de estos dos mundos, estrategia y ejecución, según Rosenzweig las empresas debaten su desempeño en el presente. Sin fórmulas, ni recetas. Ni tampoco con el éxito garantizado para siempre como algunos prometen, sino en el ejercicio crítico de ir evaluando el día a día.


Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero

Juanes & Paula Fernandes - Hoy Me Voy

lunes, 28 de mayo de 2012

Aprendiendo


Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.         

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, solo con el tiempo...

Jorge Luis Borges 1899-1986

Ilusión, amor y negocios


Cuando una pareja de esposos se lanza a la aventura del emprendimiento, algo mágico sucede. En este desafío son tantas las amenazas como las oportunidades. ¿Cómo mantener la relación mientras la empresa sale adelante?


“Y prometo serte fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándote y respetándote durante toda mi vida”. Viéndolo en perspectiva, el matrimonio es una empresa que arranca con el mejor de los discursos. Tal como dice Mario Benedetti en su poema Hagamos un trato, “compañera usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo”.

Sin embargo, como toda empresa, el matrimonio está lleno de dificultades, alegrías y obstáculos por superar. Ya de por sí aprender a vivir juntos, hombre y mujer, es un negocio que muchas veces entra en bancarrota. Es por esto que es tan valerosa la actitud de algunas parejas que se lanzan a un desafío adicional. Aquellas parejas que deciden, por circunstancias de la vida, cristalizar esa noción de matrimonio como empresa y se lanzan juntos a crear su propio negocio.

De las distintas facetas del emprendimiento, la de una pareja tratando de salir adelante es tal vez la más hermosa. Es juntar amor y negocios. Muchos colombianos crecimos con esta imagen. Como dos pepas que atrapan todo, los ojos de los niños ven a sus padres llegar a casa luego de duras luchas en el negocio.

Crear una empresa y una relación que apenas florece tienen un sentimiento en común: están cargadas de ilusión. Y de aquí el título de este artículo.

Pero por otra parte muchos ojos de niños colombianos también han visto el matrimonio de sus padres fracasar por cuenta del dinero. Han visto cómo sus padres se gritan ¡la empresa es todo gracias a mí! o ¡yo soy quien lo(a) mantengo!

Y en esto hay que ser muy francos: crear una empresa en pareja puede representar el trabajo de sus sueños pero también la peor de sus pesadillas. ¿Cómo extraer lo mejor de esta experiencia y no quebrar la relación en el intento?

No están solos

Para muchos, la idea puede resultar un chiste, ¿uuuy no me diga, usted trabaja con su esposa(o)? ¡Nosotros nos mataríamos! No obstante, el emprendimiento en pareja es una tendencia que crece como espuma en los tiempos modernos. Incluso, en la literatura en inglés se ha establecido el término de "co-preneurs" para identificar las características muy particulares que viven estos emprendedores.

Se estima que en Estados Unidos los emprendimientos de esposos representan el 52% de las empresas medianas y pequeñas, en un país donde el 85% del empleo lo genera este segmento del empresariado. Pero esta tendencia crece año a año, por cuenta de un mayor deseo social de trabajar en lo propio, la inestabilidad laboral, el ascenso de la mujer empresaria y la explosión del emprendimiento en la adultez.

Como referencia, entre los mejores libros que se han publicado recientemente sobre el tema están Sleeping with your business partner de la pareja de empresarios Becky Stewart y Michael Gross y Couplepreneurs de la consultora Jean Charles. Además, están los más clásicos Entrepreneurial Couples de la reconocida psicóloga Kathy Marshack y Couples at Work de la autora Janet James. La clave de estos estudios es descubrir cómo, para algunas relaciones, trabajar juntos fluye naturalmente, mientras para otras resulta un proceso tortuoso.

Ser cómplices

Así como en la vida existen emprendimiento en pareja de todos los colores, tallas y sabores. Están aquellas parejas que apoyan como pueden desde su trabajo, trasnochándose y en la madrugada, la empresa que está arrancando su pareja, mientras agarra impulso para mantener a la familia. Otra referencia son los recién jubilados, quienes ya no piensan en descansar el resto de sus vidas, sino más bien ven en esta experiencia la mejor forma de juntar sus aspiraciones personales y profesionales.

Esto de ilusión, amor y negocios no es solo un título rosa. Cuando uno está parado en una empresa que ha sido forjada por un matrimonio, eso se siente. Basta con ver los detalles propios de cualquier hogar. Un ejemplo perfecto es Crepes & Waffles, que arrancó como un sueño de un par de jóvenes universitarios, Beatriz Fernández y Eduardo Macías, con su primer restaurante en 1980. Como esta empresa, el país está lleno de ejemplos para mostrar.

Doble premio, doble frustración. Para una pareja de empresarios que triunfan, la dicha es doble, personal y emocional, pero la frustración también es igualmente doble al ver que algo que arrancó con tanta ilusión se convierta en una dolorosa experiencia.

Como pobre colina

Ojo con lo que sigue. Si usted está evaluando junto a su pareja lanzarse a la aventura de crear empresa, existe una pregunta que deben contestar con la mayor objetividad. Esta pregunta va mucho más allá del talento empresarial. Basta con preguntarse muy concretamente ¿realmente queremos pasar tanto tiempo juntos? Los expertos en la materia aseguran que no todas las parejas tienen la madera para triunfar en este rumbo. Recuerden, el emprendimiento es una trocha con destinos impredecibles.

“Muchas parejas son excelentes en la cama, socialmente y con sus hijos, saben comunicarse y han establecido un matrimonio sólido, pero aun así no están hechos para crear empresa juntos”, aseguran los autores Stewart y Gross.

Todos tenemos nuestros momentos. En su poema Estados de ánimo, Benedetti afirma “unas veces me siento como pobre colina y otras como montaña de cumbres repetidas” Es decir, pregúntese tantas veces como pueda ¿realmente queremos pasar tanto tiempo juntos? ¿24 horas al día, 7 días a la semana durante 12 meses al año?

Como seres humanos todos necesitamos nuestros espacios, nuestra intimidad. Esos pequeños secretos, bailar en el espejo, amigos, un vinito, un libro, oír esa canción y, en general, una vida propia.

Piense en eso porque según algunos autores es una tarea infructuosa, para el caso del emprendimiento en pareja, tratar de alcanzar ese llamado balance entre lo personal, profesional y familiar.

En repetidas entrevistas las parejas de emprendedores hablan de algo distinto al balance. Más que límites lo que existe acá es una amalgama de sensaciones. ¡Cuando hay que metérsela toda al negocio, toca! El objetivo, más bien, es ir acomodando tareas y aprender a asignar prioridades en la marcha. ¡Cuando el tema son los hijos, son los hijos!

Los besos no son contratos

Se le atribuye a Jorge Luis Borges aquella poesía que dice “después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; que el amor no significa acostarse, y uno empieza a comprender...que los besos no son contratos...”.

Con este abrebocas entremos en el ejercicio de mirar las dificultades particulares de los emprendedores en pareja, solo para verificar qué tan seguros están de su decisión. Según la literatura, los “co-preneurs” experimentan una telaraña de sensaciones que son fuente de gran tensión.

La primera de ellas, que tal vez no es tan palpable, es que suelen limitar sus ingresos a una única fuente. Con un solo salario, la relación y el dinero para el diario están en juego. Allí es cuando la pareja empieza a ver la empresa como su “salvación” y se llenan de estrés.

Y aunque los  besos no son contratos para algunas parejas no existe tema de conversación distinto a la empresa. En la cama, en la cocina, en el baño... el dinero empieza a ganarle terreno al amor. Algunos matrimonios establecen pautas al respecto: ¡después de la 7:00 p.m. cambiamos de tema! o ¡las vacaciones no son negociables! Esto es sin duda positivo.

Por otra parte, si en la vida familiar es duro asignar tareas y hacerlas cumplir, en la empresarial esto es crucial. A veces es duro pedirle cuentas a su socio cuando este amaneció a su lado en la mañana. Además, digamos que Dios no nos dotó a todos con las mismas capacidades “empresariales”. Tampoco todos tenemos la misma experiencia en los negocios. Esto es fuente de dificultades diarias.

Las guerras de egos, que la vida empresarial suele alimentar, pueden deteriorar mucho una relación. Por otra parte el trabajo, además de ser una fuente de ingresos, es un vehículo de realización personal y social. Y en esto no todas las personas se sienten cómodas compartiendo esos espacios.

“Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida”, es otra línea del poema de Borges.

Táctica y estrategia

Afortunadamente existen pautas y comportamientos que son claves en el proceso del emprendimiento. Lograr hacer triunfar una empresa es una tarea tan ardua que le va a ayudar a entender realmente con quién se casó. Puede descubrir incluso capacidades que no conocía en su pareja. ¡Nunca me imaginé que fuera un buen comerciante! o ¡es realmente una persona organizada en el trabajo! Lo que más se necesita en una empresa es la confianza y, ¿en quién puede uno confiar más si no es en el esposo(a)?

En estos contextos es cuando la empresa incluso fortalece el matrimonio.

Hombres y mujeres tenemos distintas formas de ver el mundo. Suele pasar que los hombres sean grandes soñadores, desorganizados, pero soñadores. Se dice también que las mujeres están pendientes de los detalles, tercas, pero ejecutoras. Esta es una combinación poderosa. En su libro Entrepreneurial Couples, la psicóloga Kathy Marshack sostiene que las parejas de empresarios pueden sacar jugo de sus “diferencias”.

Es decir, hágale caso a Benedetti en su poema Táctica y estrategia: “Mi táctica es mirarte, aprender cómo sos, quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible...”

Comunicar, comunicar, comunicar...

Probablemente esté sobrediagnosticada la importancia de la comunicación para el éxito de una pareja. Es evidente que, para el caso de las parejas de empresarios, esta necesidad se haga más apremiante. Usted va a discutir sobre el nombre de la empresa, el manejo de proveedores, el producto e inclusive hasta del clima. Pero de todas las cosas que se puedan decir sobre aprender a hablar y escuchar, aquí les tenemos una recomendación.

En su libro Couplepreneurs, la autora Jean Charles sostiene que “no es la cantidad de discusiones la que destruye una relación, excelentes relaciones discuten todo el tiempo, sino más bien el tono con el que se habla”. Es por esto que siempre que esté en un enfrentamiento verbal con su pareja debe preguntarse

¿Es más importante el resultado de esta discusión que la relación misma? Esta es una pregunta sencilla pero poderosa, en medio del ardor de una pelea. Es decir, ¿hasta qué punto puede llegar a dañar su relación con tal de salir victorioso en una discusión?

Existe un problema con las parejas cuando están discutiendo temas de negocios. Como se conocen tan bien, suelen predecir rápidamente lo que el otro va a decir y como resultado la gente deja de escuchar. El común denominador, en la mayoría de estos escritos, es rescatar el valor del respeto dentro y fuera de la oficina.

“Ambas partes deben agregar valor al negocio, esto es fundamental. Pero también cada aporte, y las competencias de cada cual, deben ser reconocidas y respetada”, afirman los esposos Becky Stewart y Michael Gross. El respeto también tiene que ver con saber defender el lugar de su pareja en la organización, que sea visible para todos y en todas las circunstancias.

Las parejas de empresarios se pueden beneficiar mucho con pautas claras de la buena gerencia. Aprendan a asignar labores en la empresa, y no olviden que las responsabilidades en casa también son compartidas. Sean muy estrictos con las proyecciones financieras, pues expectativas no cumplidas pueden crear grandes discusiones. Cada cual debe asumir el rol de líder para compaginar mejor la vida personal, profesional y familiar.

Aunque no existen estadísticas concretas sobre el porcentaje de negocios en Colombia que son dirigidos por parejas de emprendedores, podemos asumir que es muy alta. A los colombianos nos toca ser rebuscadores para darles un mejor futuro a nuestros hijos. Sacar adelante una empresa entre los dos, gran parte de las veces es la única alternativa.     

Autor: Carlos Andrés Vanegas 
Para la sección Management de la Revista Dinero 

viernes, 25 de mayo de 2012

Hoy conocí a Don Ricardo Figueroa

En cada esquina es posible encontrar las más hermosas historias de amor.

Uno nunca sabe en que puede terminar un tinto en una cálida mañana bogotana. Hoy viernes 25 de Mayo de 2012 a eso de las 10:00 a.m. estaba en el Surtimax de la 134 abajito de la Autopista. En esas tengo la oportunidad de sonreírle a un señor que se había sentado a mi lado. Su mirada reflejaba nostalgia y alegría al mismo tiempo. Bigote tradicional para un señor de su edad. Sonrisa bonachona… pero sobre todo una calidez humana hipnotizante. Lo que arrancó como una conversación casual a eso de las 10 de la mañana, se alargó por más de dos horas, prácticamente casi me deja sin almorzar. Aquí algunas apartes de su bella historia.

Aunque para ese momento no sabía su nombre Don Ricardo me cuenta que hace poco más de dos décadas la 134 era totalmente distinta. Al parecer el lote de Surtimax era una fábrica de muebles. Todo eran terrenos desocupados cuando hace 25 años Don Ricardo llegó con su familia a vivir en ese lugar. Don Ricardo habla con energía sobre su vida. Cuenta que antes solía vivir en el Restrepo cerca a la empresa de su vida Tubos Muran. Arrancó allí como celador luego de prestar el servicio militar. Pero a los 5 años vieron su potencial y lo nombraron supervisor.

Este señor le entregó toda su vida laboral a esa empresa. Asegura que cuando lo nombraron supervisor era una tarea extenuante porque muchas veces tenía que lidiar con borrachos. Pero poco a poco se iban entendiendo. Entonces le pregunté ¿qué había pasado con la empresa?... y se le soltó el mal genio. Como es usual los nietos del fundador la habían despilfarrado. Afortunadamente esto fue después que Don Ricardo saliera de allí. Gracias a una ley del gobierno de Lleras Restrepo pudo ganar su pensión a los 55 años y fue cuando se fue a vivir a la 134.

Don Ricardo es del pequeño municipio boyacense Togüí en los límites con Santander. Dice que es cerca a Barbosa entonces yo me imagino que es de clima calientico. Quise saber si tenía problemas de violencia entonces Don Ricardo arranca con una historia fabulosa. Gracias a Dios hoy Togüí no tiene problemas con güerilla, ni paras, pero cuenta Don Ricardo que en la época de liberales y conservadores la cosa era a otro precio.

Aunque Togüí siempre había sido eminentemente liberal el abuelo de Don Ricardo era un patriarca conservador. Don Gumercindo era su abuelo materno. Por mucho tiempo quisieron darle de baja los liberales de la época. Pero solo pudieron lograr su objetivo comprando a su mejor amigo Tobías. En una tarde los citaron en las afueras del pueblo y Gumercindo fue confiado. Pero entonces su mejor amigo se retrasa y le dispara por la espalda. Un joven que presenció el evento asegura que Gumercindo se alcanzó a voltear y le dijo a la cara “me mataste Tobías”. Al final Don Ricardo cuenta que a Tobías “le pasó como a Judas”. Fue tal el remordimiento de matar a su mejor amigo que lo encontraron colgado del cuello al poco tiempo.

En ese momento Don Ricardo hace un alto en el camino. Retoma el aliento para una nueva tanda de historias. Lamentablemente durante años fue un fumador compulsivo lo cual sumado al polvo de la fábrica le ocasionó daños a sus pulmones. Todas las mañanas Don Ricardo tiene que aplicar 4 horas de oxigeno por unas zondas en su nariz antes de salir a caminar al Surtimax de la 134. En el 2008 sufrió una fuerte recaída y me cuenta que alcanzó a llegar con las manos pálidas al hospital.     

El amor tiene nombre propio

Poco a poco Don Ricardo me va permitiendo entrar en los fabulosos pasajes de su vida. De palabra en palabra va reluciendo las razones de sus ojos llenos de nostalgia. Así arranca la historia del amor de su vida. La razón de la vida de Don Ricardo tiene nombre propio: su amada Isabel. De la pequeña ciudad de Moniquirá Doña Isabel cautivó el corazón del joven Ricardo, literalmente en el primer instante, como una flecha en su corazón. Solo había un problema, comenta Don Ricardo, “desde el primer día ella me gustó, pero yo no a ella”

Hoy Don Ricardo es un hombre con tres hijos, 12 nietos y 4 bisnietos (dos hombres y dos mujeres). La cómplice en este proyecto fue Doña Isabel. Pero conquistar su corazón no fue una tarea fácil de lograr. La primera vez que se conocieron en Moniquirá ella ni se inmutó. Descorazonado Don Ricardo regresó a seguir prestando su servicio militar en Bogotá. Con el tiempo renovó su corazón de energías. Para ese entonces él se ganaba unos pesos extras escribiendo cartas de amor para las novias de sus compañeros. Y entonces pensó ¿por qué no enviarle una a su amada Isabel? Escribió la mejor de sus cartas pero luego de varias semanas ninguna respuesta recibió.       
      
Entonces a los tres meses exactos recibió una pequeña nota de Doña Isabel. Esta pequeña nota decía “en espera de respuesta”. Así arrancó una maravillosa historia de amor. Por más de 8 meses se escribieron cartas una tras otra. Para explicarse mejor Don Ricardo me dijo “como si fueran llamadas a celular hoy día”. Llegó el punto que estaba preparado para pedir su mano al padre de Doña Isabel. El problema era que no tenía ningún capital que mostrar.

Fue cuando don Ricardo fue tocar las puertas en Tubos Muran y en esta bella historia le dieron la oportunidad. Alquiló un cuartico y como gran cosa compró un pequeño radio. “En esa época tener un radio era todo un lujo” me dijo Don Ricardo. A los 25 años de edad (pues solo tenían dos meses de diferencia) Don Ricardo y Doña Isabel se casaron.

Así permanecieron juntos los siguientes 52 años de su vida. Juntos el uno para el otro. Solo la muerte de Doña Isabel pudo separarlos.

Doña Isabel era una mujer fuerte y elegante. No quiero contar la historia de su enfermedad. Solo quiero contar que tuvo fortaleza hasta el último día de su vida el 14 de Mayo de 2010. Ella nunca quiso ser una carga para nadie. Ese día se sintió mal y ella misma fue por un taxi. Y aunque iba acompañada se les murió en el camino. Simplemente se quedo dormidita en el trayecto.

No todos los días uno tiene la oportunidad de conversar con alguien que ha perdido la compañera de su vida por 52 años. Y en esto Don Ricardo no miente por un segundo. Él se siente totalmente triste y solo de haber perdido a su gran aliada. 52 años de plena felicidad. “Siempre que la veía le daba un gran beso en la boca. En la calle siempre caminábamos de la mano, y aunque tuvimos nuestros problemas siempre salimos adelante”, comenta Don Ricardo.      

En los últimos años de la enfermedad doña Isabel vivía muy triste por ni siquiera poder ayudarle a Don Ricardo a cocinar. Pero en esos momentos él la miraba a los ojos y le decía “viejita tu ya me entregaste tu vida entera, déjame cuidarte este tiempo con todo mi amor”

Mil Gracias a Don Ricardo por las horas que me regaló esta mañana. Carlos Andrés.