miércoles, 12 de septiembre de 2012

Es hora de afianzar las nuevas utopías educativas


En este país nos hemos acostumbrado a que la educación de calidad sea sólo para ricos.


Cada año en nuestro país se gradúan cerca de 700.000 bachilleres, de los cuales el 38%, incluyendo al Sena, tienen  el privilegio de entrar a la universidad.  Hemos vivido tanto tiempo en esta situación que ya se nos hizo algo cotidiano. Pero excluir de un futuro promisorio a más de la mitad de la población no tiene nada de natural, no es ético socialmente, pero principalmente, no contribuye en absoluto al desarrollo humano sostenible por el que debe trabajar una verdadera democracia.

A veces ciertas realidades nos nublan el horizonte, nos confunden sobre lo que es o no es posible. Ahora cuando vuelve a conmocionarse, el ya desestabilizado sector de la educación, vale la pena preguntarse ¿Es posible educar con calidad y pertinencia a cada uno de nuestros compatriotas? La verdad si. Siempre y cuando ésta se integre a las nuevas realidades y oportunidades que desafían la nueva era de la información y el conocimiento gracias a la globalización.

El año pasado las marchas estudiantiles pusieron en vilo al país. En medio del clamor de los jóvenes se exaltaba un deseo loable, “más y mejor educación para todos”. Para muchos, teniendo en cuenta los costos educativos en Colombia, esta era una posición ingenua. Frecuentemente, una familia colombiana ve con tristeza como la posibilidad de ingresar a la universidad se escapa de sus posibilidades.

No nos digamos mentiras. El esquema tradicional de la educación, tanto pública como privada, es inequitativo. Alcanzar una cobertura del 100% soportada en la educación tradicional, simplemente no es posible. Los costos de operación y la burocracia  estatal la hacen insostenible.

El profesor de la Universidad de Harvard, Clayton Christensen, se ha hecho famoso por desarrollar el concepto de “innovaciones de ruptura”. Según este autor, este tipo de innovaciones se caracterizan por ser fáciles, sencillas y accesibles. Tal vez el sector que tiene mayor potencial de transformarse gracias a este tipo de dinámicas sea la educación.

Los estudiantes de hoy aspiran a una mejor educación que esté al alcance de sus bolsillos. Ellos esperan que lo que  pagan en impuestos se vea reflejado en la calidad de sus profesores y contenidos. La buena noticia es que gracias a los avances de la pedagogía y las tecnologías de la información y comunicación hoy sea posible.

En el pasado muchas personas tenían dudas respecto a la educación a distancia. Pero el mundo cambió para siempre, no es un secreto que las universidades más prestigiosas en el mundo han abierto sus puertas a esta nueva modalidad, tanto que hasta los más escépticos están empezando a comprender lo que nos depara el futuro. Y el futuro es una educación excelente para todos.

En Colombia tenemos más tres décadas de experiencia en el mundo de la educación a distancia. A la fecha en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD tenemos más de 77.600 alumnos. El 95% de nuestros estudiantes son de estrato 1, 2 y 3. Genuinamente llegamos con educación de calidad a todos los rincones del país.

Si realmente queremos transformar el país tenemos que democratizar la educación, de una vez y sin excusas. Llegó la hora de derrotar  nuestras ortodoxas  e ineficientes tradiciones educativas y a afianzar experiencias exitosas que se soportan en nuevas y posibles utopías.

Jaime Leal Afanador
Rector
Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

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