viernes, 29 de junio de 2012
jueves, 28 de junio de 2012
Sueños de grandeza
Muchos emprendimientos exitosos fracasan
cuando intentan llegar a ser grandes empresas. Sin saberlo, estos proyectos van
con rapidez a la quiebra. ¿Qué hacer cuando su compañía es muy grande para ser
pequeña, pero muy pequeña para ser grande?
Para
2007 según datos de la Superintendencia de Sociedades, de las cerca de 21.000
empresas registradas en el país, 21% tenía ingresos entre $3.000 y $10.000
millones. Esta lista de cerca de 4.500 empresas, el corazón del emprendimiento
en Colombia, comienza con la firma VSR S.A. que vendió ese año $3.000 millones
y termina con Javar Ltda., que alcanzó los $9.999 millones. Un sueño hecho
realidad para estos emprendedores-empresarios que al comienzo solo tenían una
idea y la ilusión, pero a quienes ahora el destino les presenta una posibilidad
mayor.
Estos
4.500 soñadores, y sus equipos, comparten el hecho de haber ganado la batalla,
arrancando en oficinas de apartamento, en garajes arrendados, sin créditos y
sin respaldo. Pero ahora, vientos de grandeza tocan sus puertas.
En
Colombia, tan solo el 6% de las empresas venden más de $40.000 millones. Ser
considerados grandes contribuyentes, que los bancos lleguen sin ser buscados, y
dejar de operar en “modo de supervivencia”, ya no es más un sueño increíble
sino una posibilidad en el camino.
Este
salto de pequeñas a grandes suelen darlo las llamadas empresas “gacela”. Según
el profesor de MIT, David Birch, quien acuñó el término, las empresas gacela
son aquellas capaces de crecer 20% sus ingresos anualmente por cuatro años
seguidos, lo que representa tan solo el 5% de las firmas en Estados Unidos. Sin
embargo, en medio de la carrera, la mayoría de estas gacelas pierden su empuje.
Crecer rápidamente implica entrar a territorios desconocidos y enfrentar
trampas insospechadas.
Para
Doug Tatum, cofundador de la firma consultora Tatum LLC, líder en Estados
Unidos en el apoyo a empresas que crecen de pequeñas a grandes, “solo el 5% de
las compañías gacela tienen éxito. Llega un punto en que las ventas caen, la
moral del equipo se evapora, las obligaciones con los bancos asfixian y los
emprendedores sueñan cuando su empresa era más pequeña y la podían controlar”.
Pensando
en ello, Doug Tatum escribió el exitoso libro No Man´s Land. What to do when your company is too big to be small
but too small to be big. Tatum
opina que a los emprendedores se les dificulta recibir críticas, pues “han
estado tan comprometidos con su proyecto que asumen un fracaso empresarial como
algo personal”.
Es
aquí, frente a las dificultades del crecimiento, cuando los gestores sienten
como si su empresa fuera muy grande para ser pequeña, pero muy pequeña para ser
grande, como una “tierra de nadie”, llena de frustración y angustia. Tras
sobrepasar los 20 empleados, muchas compañías ven que las fórmulas del pasado
dejan de tener efecto. En entrevista exclusiva, Tatum se pregunta: ¿Cuántos
paros cardiacos se evitarían si los emprendedores tuvieran un mapa, un faro en
lo alto y una guía para enfrentar estos obstáculos?
Tatum
fue muy enfático al afirmar que no todas las compañías tienen por qué crecer
aceleradamente. “Es ético, legal, moral –y en muchos casos el mejor negocio–
permanecer pequeños, y disfrutar los frutos de una compañía que opera alrededor
de sus capacidades”, aseguró en la entrevista.
Existen
muchas empresas que, antes de llegar a la “tierra de nadie”, deciden
conscientemente permanecer pequeñas y rentables. Pero también es valeriosa la
decisión de quienes deciden crecer con más fuerza.
Aunque
las compañías gacela son pequeñas en proporción, apenas un 5%, cuenta con 2/3
partes de las innovaciones y la generación de empleo en Estados Unidos. Según
Tatum, quienes tomen esta decisión enfrentarán cuatro desafíos básicos: el
mercado, la gerencia, el modelo de negocio y la financiación. ¿Qué significan
estas amenazas y cómo resolverlas?
Lejos de los clientes
Cuando
las empresas son tan pequeñas que solo existen en la mente del emprendedor,
algo maravilloso sucede. Es tal el deseo y las ganas de salir adelante de estos
visionarios, que son capaces de renunciar a todo, entre otras cosas al tiempo
en familia e incluso a pagarse un salario.
Esta
combinación de excelente servicio a costos económicos es en últimas la
explicación del surgimiento de la mayoría de las empresas. “Sin embargo, llega
un punto en que físicamente los emprendedores no pueden atender las necesidades
de todos sus clientes”, explica Tatum.
Este
desafío de mercado, según el autor, es “la prueba más dura del emprendimiento”,
y se caracteriza porque las empresas no logran ejecutar bien lo que el
emprendedor supo hacer desde un comienzo. Aquí el fundador no solo debe
aprender a delegar, sino que debe hacerlo bien.
Desde
la tienda de la esquina, hasta una multinacional, saber escuchar las
necesidades de los clientes es la mayor fuente de crecimiento e innovación. Es
común escuchar anécdotas tales como: “un cliente nos pidió que nos hiciéramos
internacionales y allí arrancamos” o, “aquel cliente nos pidió incluir un
producto en el portafolio y hoy es nuestra principal fuente de ingresos”.
Curiosamente,
los emprendedores no se percatan de que, cumpliendo con la urgencia de un
cliente, están creando negocios nuevos a futuro. “No es de extrañar que, cuando
por el creciente tamaño de la empresa el fundador no alcanza a atender con el
mismo esmero a sus clientes, las ventas se desplomen”, opina Tatum. Hace parte
del tacto del fundador decidir en qué comprometerse y con cuáles clientes. “Un
buen compromiso puede dar el salto definitivo a la grandeza, pero comprometerse
de manera equívoca puede llevar a la quiebra”, asevera.
¿Qué
hacer entonces? En esencia, Doug Tatum explica que las compañías deben aprender
a ser buenas en lo que originalmente el emprendedor forjó su sueño. “Algún día,
si logra pasar por la tierra de nadie, la empresa aprenderá a reinventarse sola”,
dice Tatum.
Gráficamente,
crear una empresa se parece a un hombre empujando una carreta en subida por una
montaña: llegar a la cima, y que la carreta empiece a andar sola cuesta abajo,
es de lo que trata este artículo. “Lograr que la empresa haga bien el trabajo de
su fundador implica dos cosas: identificar qué es eso que hace tan bien y crear
procesos, procesos, y procesos”, explica Tatum.
El
principal desafío para pasar de pequeñas a grandes es replicar las capacidades
del líder fundador en sistemas que abarquen toda la organización.
Despedir a un amigo
Aunque
es difícil reconocerlo, muchas veces los talentos, la actitud y las capacidades
del grupo gestor no son suficientes para enfrentar los retos de la “tierra de
nadie”.
Como
el negocio va cambiando, las metas son cada vez más ambiciosas, la empresa
empieza a necesitar gente con conocimientos distintos. Estos son los desafíos
de la gerencia. Al respecto, Tatum tiene una posición muy definida: “soy un
férreo defensor de que el fundador lleve a la compañía personas en cargos de
liderazgo, ojalá que hayan tenido la oportunidad de trabajar en empresas más
grandes. Ejecutivos que ya hayan vivido el proceso y puedan visualizar la empresa
cuando ya esté organizada”.
En
esto hay mucha tela que cortar, pues si bien un líder capaz puede ayudar a dar
el salto, también si es muy arrogante puede dañar la cultura o crecer más
rápido de lo posible, quebrando la empresa. Además, muchas empresas son muy
exitosas con sus políticas de promocionar siempre desde adentro.
Lo que
sí es evidente en los planteamientos de Tatum, es que una compañía pequeña que
quiera ser grande, ya sea con líderes de afuera o de adentro, debe romper con
esa tendencia arraigada de necesitar la pauta del fundador para ser proactivos.
Se
requiere de gente que ayude a ejecutar; porque, contrario a una empresa grande,
no hay los recursos suficientes para cometer muchos errores en el proceso.
Un
caso más difícil, pero necesario, según Tatum, es cuando llega el momento de
despedir por rendimiento a algunos de los integrantes del grupo gestor. “El
proceso de fundar una empresa es tan arduo, que la gente empieza a verse como
familia, como amigos”, asegura Tatum. Sin embargo, este autor explica que esta
es la decisión correcta.
La
gente en una empresa se da cuenta cuando alguien en su círculo de confianza ya
no está rindiendo, y despedirla es justo para el equipo en general. “Cuesta
trabajo reconocer que no todos tienen la madera para llegar al siguiente nivel.
Despedir a esa persona es bueno para la empresa y para ella misma”, concluye
Tatum.
Cuidar los centavos
Dos
desafíos adicionales que deben enfrentar los emprendedores, para pasar sus
empresas de pequeñas a grandes, son los modelos de negocios y la financiación.
El reconocido autor sobre emprendimiento, Guy Kawasaki, suele definir un modelo
de negocio como una manera de entender ¿quién tiene mi dinero en sus bolsillos?
y ¿cómo hacer para que pase a los míos? Es decir, el modelo de negocio de su
empresa es la forma en que genera dinero.
“Aunque
suene paradójico, muchos modelos de negocio son rentables cuando la empresa es
pequeña, pero pierden dinero mientras atraviesan la tierra de nadie”, explica
Tatum.
Peter
Drucker decía que el emprendimiento es “el arte de visualizar el futuro”.
Y
usted, como líder de su empresa, debe tratar de entender cómo va a funcionar el
negocio a una escala mayor. A veces, para que el negocio sea nuevamente
rentable, requiere de inversiones mucho mayores e implica vender parte de la
empresa a un jugador grande.
El
modelo de negocio también se ve afectado debido a que los emprendedores sienten
la presión de contratar y poner los salarios al nivel de las empresas más
grandes. “Esa vieja combinación de gran valor al mejor costo, desaparece”,
explica el autor. La austeridad y la reinversión de utilidades juegan un rol
vital para las empresas que quieran dar la batalla en un espectro más amplio de
su desarrollo. Finalmente, la financiación golpea muy duro a las empresas en la
“tierra de nadie”.
“A muchas personas les cuesta trabajo creer
que una empresa puede quebrar, aun cuando por muchos años crece y es rentable”,
explica Tatum. Esta es la principal causa de la caída de las empresas gacela.
Crecer rápidamente requiere tener cada vez más recursos para la operación y
muchas veces las utilidades no son suficientes para responder el desafío, las
empresas se sobre endeudan y en un mal momento quedan fuera del mercado. Pasar
de pequeños a grandes es tal vez uno de los temas más apasionantes de la
gerencia.
Aquí
se ponen a prueba todas las capacidades del emprendedor, de su equipo. Pasar
por la “tierra de nadie”, cuando la empresa es muy grande para ser pequeña,
pero muy pequeña para ser grande, no significa que la batalla ya esté ganada.
Pero luego de esta dura etapa, cuando se haga parte del 6% de las empresas del
país, es una demostración de confianza en donde todos saben que la empresa va a
estar dando de qué hablar por muchos años.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
martes, 26 de junio de 2012
¿Qué podría decir internet de nuestras vidas?
Sin saberlo las personas en cada clic van
sumando toneladas de información en internet sobre ellas mismas. Descubrir
tendencias en lo que hacen millones de personas en la red es clave para los
negocios.
Una
mañana, de camino al trabajo en la ciudad de San Francisco, Bill Tancer,
experto en investigación de tendencias en internet, escuchó algo que para él no
tenía sentido. En la radio un reconocido psicólogo británico decía que la
tercera semana de enero era la más depresiva del año.
Sin
embargo, Tancer sabía que la semana más depresiva del año en Estados Unidos era
justo alrededor del Día de Acción de Gracias. ¿Cómo podía saber esto?
Columnista de Time.com, y gerente general de investigaciones de Hitwise, la
empresa líder global en servicios de inteligencia en internet, Bill Tancer
tiene acceso a la información de lo que hacen millones de personas en internet
diariamente en Estados Unidos y otros países desarrollados.
Aunque
la información es anónima, y existen rigurosas políticas que impiden rastrear
cualquier información personal, Hitwise está detrás de cada clic en la red.
Curiosamente, unos días antes de oír la entrevista en la radio, Tancer había
analizado una gráfica que mostraba un día particular del año en donde crecían
exponencialmente las consultas en Google, Yahoo! o MSN Search de personas
buscando drogas antidepresivas como Lexapro y Cymbalta. Justo el Día de Acción
de Gracias.
“Cuando
se dedica una vida entera a considerar las distintas facetas de internet, a
vivir apasionado por los datos, se alcanza a percibir una imagen más amplia de
lo que somos y de lo que realmente existe en nuestras mentes”, escribe Tancer
en su reciente libro Click: what millions
of people are doing online and why it matters.
Si
lo piensa, internet va más allá de enviar correos electrónicos, investigar
palabras o permanecer en contacto con amigos. En el mundo moderno internet se
ha convertido en nuestro confidente, un lugar para satisfacer nuestras
necesidades, buscar respuestas a preguntas y en muchos casos es quien conoce
nuestro lado más oscuro.
Pues
como dice Tancer, y es donde radica el poder de la información que recoge
internet, “muchas veces decimos lo que pensamos, en otras tantas no. Pero en
internet es distinto, pues siempre las acciones hablarán más fuerte que las
palabras”.
Por
ejemplo, según registros de Hitwise, sexo (sex) es una de las palabras más
buscadas en internet. Ocupa el puesto 120 y, al consultarla en Google,
despliega 445 millones de páginas relacionadas en 0,07 segundos. Aunque se dice
que internet es 40% pornografía, según datos de Hitwise el consumo de
pornografía en este medio viene cayendo desde el 16% del total de búsquedas en
2005 al 10% recientemente.
¿Cómo
explicar esta caída? La respuesta puede llegar a sorprenderlo. Al utilizar con
inteligencia la información de internet, podemos ver tendencias ocultas en el
mundo físico. Luego de mucho investigar Bill Tancer identificó que la caída de
su consumo de pornografía en internet se debe al surgimiento de las redes
sociales.
También
las páginas para conseguir la media naranja como Match.com se han visto
seriamente afectadas con esta nueva tendencia.
El
poder de la inteligencia de mercados en internet no tiene límites. Desde
descubrir que la primera semana de enero es el mejor momento para vender
productos para bajar de peso, que tener un hijo también es uno de los
principales propósitos en diciembre, poder predecir quién será el ganador en un
reality o la nueva súper estrella en la música, el comportamiento de las
acciones, o realizar encuestas políticas mucho más ajustadas a la realidad.
En
muchos casos la tecnología desborda los límites del mundo físico. El trabajo de
Bill Tancer es presentarnos el futuro de la investigación de mercados. Las
encuestas, por ejemplo, cada vez tienen un campo de acción más limitado. La
reforma de Estados Unidos, Do-Not-Call-List que restringe las llamadas a los
hogares y la explosión de los celulares limitan las encuestas.
Pero
en internet lo que pensamos, sentimos y vivimos está allí en tiempo real. Con
responsabilidad y respeto a la privacidad, en el país también podemos aprender
del potencial de los servicios de inteligencia on-line, para provecho de los
negocios, la política, la cultura... y también para conocernos mejor como
sociedad.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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lunes, 25 de junio de 2012
domingo, 24 de junio de 2012
"Nadie puede innovar solo"
Ram Charan,
consejero de los grandes CEOs explica cómo generar innovación para crecer
sostenidamente. ¿Qué se está haciendo en el mundo y en Colombia?
Ram
Charan es uno de los consultores de management más influyentes del mundo. A sus
69 años de edad, Charan tiene como clientes a muchos de los CEOs de las
empresas más grandes del planeta. En su trayectoria de 40 años como consultor
ha acumulado una lista de clientes que incluyen a John Reed, ex presidente de
Citibank, y Jack Welch, ex presidente de General Electric.
Charan
publicó hace poco años en coautoría con Alan G. Lafley, el ex presidente de
Procter & Gamble (P&G) y uno de los líderes empresariales más
destacados del mundo por su gestión de innovación. El libro se convirtió
inmediatamente en un best seller en varios países. Charan cree que la
innovación es un elemento central en las estrategias de negocios de este siglo,
pero pocas compañías logran entender sus verdaderas implicaciones. “¿Por qué
algunas compañías grandes no son más innovadoras?”, pregunta. “Porque piensan
en la innovación como algo mecánico y no como un proceso social enfocado al consumidor”,
dictamina.
Charan
es conocido por su estilo informal y su capacidad para descomponer conceptos
sofisticados y convertirlos en verdades sencillas que la gente puede apreciar
en el contexto de su realidad más inmediata. Sus clientes lo aprecian por la
capacidad que tiene para obligarlos a hacerse las preguntas más difíciles, las
que se requieren para entender las situaciones que enfrentan.
De
acuerdo con Charan, cuando una compañía se vuelca hacia la innovación tiene que
hacer dos cosas esenciales. Primero, debe redefinir todas sus estrategias en
función del consumidor. “En Procter & Gamble lo sintetizan así: el
consumidor es el jefe, o más exactamente, ellos hablan de la jefe, pues
entienden que son las mujeres quienes toman las decisiones de compra en el
hogar”, afirma.
Segundo,
las empresas deben entender que “toda organización es un sistema social que
tiene su centro en una manera de pensar y hacer, la cual determina las
decisiones y las agendas. Cuando el crecimiento y la innovación se toman en el
centro de la agenda, este se vuelve el foco de todas las discusiones y todas
las reuniones, formales e informales. La gente comienza a ver la innovación y
el crecimiento en el nivel en que cada uno se encuentra en la organización.
Cualquier compañía que quiera avanzar en los negocios debe implementar un sistema
social hacia la innovación”.
Colombia
tiene un potencial importante en materia de innovación y las empresas
colombianas están dando pasos en la dirección correcta. “La innovación está en
todas partes”, afirma Charan. “Puede venir de cualquier lugar, de Colombia,
México, Brasil o India. Si usted es un innovador local enfocado en satisfacer
las necesidades de un cliente y trabaja en equipo, su idea puede viajar a donde
quiera”.
Para
este artículo conversé largamente con Charan sobre sus ideas respecto al tema
de la innovación. Además busqué ejemplos de empresas colombianas que ilustran
la forma como estos principios básicos se pueden entender desde la perspectiva
de las organizaciones de nuestro país, las cuales nos muestran cómo se están
desarrollando este tipo de aprendizajes en Colombia.
El centro de la estrategia
“Ganar
en los negocios hoy es básicamente lo mismo que hace décadas: atraer clientes
nuevos, con productos y servicios que permitan crecer en forma rentable. Lo diferente
ahora es cómo lograrlo”, afirma Charan. Cómo lograrlo es precisamente el tema
de The game-changer: how you can drive
revenue and profit growth with innovation, el libro que escribió con A.G.
Lafley, en el que recoge la experiencia de transformación hacia la innovación
que ha vivido P&G en la última década.
Hoy
la innovación es indispensable, pues las barreras a la competencia caen y el
ritmo del cambio es implacable. La innovación está en los productos, los
servicios, el diseño, el modelo de negocio, los sistemas de distribución y en
todas las actividades de la empresa. Se trata fundamentalmente del arte de “transformar
las ideas en ganancias” y para ello se requiere entender a la empresa como un
sistema social donde la unidad básica es el trabajo en equipo. “Cualquiera
puede ser creativo, pero nadie puede innovar solo”, afirma Charan.
El argumento
central de Lafley y Charan es que la innovación puede orquestarse y planearse,
de modo que se convierta en una rutina organizacional. “Para que la innovación
sea una rutina, requiere de gente y por ello es un proceso social”, agregan.
El
primer paso que debe dar el presidente de una empresa que quiera crecer a
través de la innovación es convencerse de que esta va a ser el centro de su
estrategia. Esto significa que la empresa se va a comprometer con unas
aspiraciones de crecimiento de alto nivel y se va a rebelar contra algunos
paradigmas que suelen ser comunes y han calado en forma profunda en la cultura
empresarial.
Para
empezar, comprometerse con la innovación implica rechazar la idea de que la
empresa está obligada a competir a través de precios bajos. “La innovación en
el fondo no es otra cosa que luchar contra las fuerzas que afectan los precios
y los márgenes. Sólo los líderes que logran buscar nuevos caminos, que cambian
el juego en sus negocios, obtienen resultados”, plantea Charan. Esto obliga a
asumir compromisos de fondo en la estrategia. Cuando una empresa se impone
metas ambiciosas y decide que no se va a permitir a sí misma el recurso de
competir como un tomador de precios, debe asumir decisiones arriesgadas y de
largo alcance para crecer.
En
el libro Lafley explica cómo la innovación cambió el juego de P&G. Desde su
posesión como CEO, esta multinacional logró doblar sus ventas al pasar de
US$39.000 millones a US$80.000 millones. Siendo reconocida como una máquina
para crear marcas, P&G estaba estancada, pero con Lafley dio el salto de
pasar de tener diez marcas que vendían más de US$10.000 millones cada una a 23,
y luego colocó 18 marcas más en fila para alcanzar este tamaño, tales como
Swiffer, las fragancias Hugo Boss y Tampax.
Para
muchos fue una hazaña sin precedentes si se tiene en cuenta el tamaño de
P&G y su característica de operar principalmente en industrias maduras con
competidores de la talla de Unilever, Colgate-Palmolive, Johnson & Johnson,
Kimberly Clark y Henkel. Incrementar 5% sus ventas significa para esta compañía
crear un nuevo producto de la importancia de Tide o abrir un nuevo mercado tan
grande como el chino. Pero al cambiar el juego, P&G se consolidó entre las
10 primeras firmas de Estados Unidos y como uno de los ejemplos emblemáticos en
innovación.
Algunas
empresas colombianas han tomado este camino, lo que las ha obligado a apostar a
estrategias de gran envergadura. Por ejemplo, para lograr la escala necesaria
para sus proyectos, Nacional de Chocolates inició un proceso de expansión internacional
de largo alcance. “El Grupo Nacional de Chocolates emprendió 6 fusiones en 4
países, 12 escisiones y 12 adquisiciones en 6 países, creando 14 empresas nuevas
para favorecer la innovación”, comentó Carlos Enrique Piedrahita, presidente
del Grupo. A finales de la década pasada ya había logrado que la participación
de nuevos productos en el total de ventas alcanzara el 12%, lo que para el
tamaño de este grupo, cerca de $3,4 billones, significa ingresos adicionales
superiores a $400.000 millones.
Comprometerse
con la estrategia implica tomar riesgos. Alpina, por ejemplo, ha asumido un
compromiso estratégico con valores como la nutrición y la salud, los cuales
están asociados en forma crítica al posicionamiento de la marca en la mente de
los consumidores. Sus lanzamientos de productos siguen esa orientación, como es
el caso de Yox, un yogur que es único en el mercado porque contiene un
probiótico originado en leche materna, y Regeneris, un producto que ayuda a los
consumidores a manejar el problema del estreñimiento. En estos productos,
Alpina ha tenido que trabajar el desarrollo de conocimiento técnico y clínico,
y además ha tenido que duplicar los esfuerzos para educar a los consumidores,
pues para apreciar los beneficios ellos deben aprender más sobre la forma como
funciona su propio cuerpo.
La consumidora, la jefa
La
principal tarea de Lafley al llegar a la presidencia de Procter & Gamble
fue impulsar un cambio de mentalidad, en el que todos los empleados de la
compañía tenían que ver con claridad que su verdadero jefe era la consumidora,
quien decide si lleva el producto o no. “Lafley se esmeró para que todos
entendieran que el jefe en P&G es el cliente y no el CEO”, afirma Charan. “La
tarea era entender muy bien a ese jefe, sus deseos y necesidades insatisfechas”,
complementa. Para Charan, un elemento crítico en el éxito del proyecto de
P&G es la forma como logró poner en marcha todo un proceso social alrededor
de un concepto sencillo, considerar que el consumidor es el jefe. “El negocio
de P&G se juega en dos momentos de la verdad con el jefe: cuando decide
comprar el producto y cuando lo utiliza. Este desafío se repite millones de veces
al día en más de 180 países”, explica Lafley.
P&G
no era una compañía novata en mercadeo cuando Lafley llegó a su presidencia.
Sin embargo, tuvo que esforzarse mucho para mejorar su comprensión de las
realidades del consumidor. La empresa entendió que las grandes innovaciones
nacen a partir de identificar necesidades de las que incluso los consumidores
no son conscientes. P&G se ha volcado hacia métodos de investigación de mercado
en los cuales la observación de los consumidores en la situación de consumo es
un componente esencial y ellos hacen parte del proceso de desarrollo de los
productos desde las etapas más tempranas. A partir de 2000, P&G ha
invertido más de US$10.000 millones en investigaciones con clientes, en las que
involucran hasta cuatro millones de ellos al año.
La
empresa ha desarrollado dos programas de investigación que se denominan living it y working it, en los cuales las personas de la empresa que están
haciendo la investigación de mercado pasan grandes cantidades de tiempo con los
consumidores, tanto en las tiendas y supermercados, cuando compran los
productos, como en sus hogares, donde los utilizan. En el programa living it, los investigadores
prácticamente se pasan a vivir por temporadas a las casas de los consumidores.
Se estima que el 70% de los ejecutivos de P&G ha pasado por estas
experiencias.
A
partir de estos programas se han diseñado productos exitosos. Una de las
primeras cosas que aprendieron en los programas living it en México fue el gran valor que las familias le asignan
al agua. También descubrieron que para un ama de casa tradicional, mandar a sus
hijos impecables a la escuela era sinónimo de estatus y de buenas madres, por
lo cual gastaban una buena parte del día lavando la ropa de los niños. Al
convivir con las familias, los ejecutivos de P&G vieron que las mujeres
debían repetir varias veces el proceso de enjuague, utilizando gran cantidad de
agua. En 2004 P&G lanzó Downy Single Rinse, con una campaña publicitaria en
donde mostraban que la tarea de lavar la ropa se reducía de seis pasos a solo
tres. El producto ha sido un éxito en México.
La
innovación en países en desarrollo es un frente muy importante en P&G.
Según Charan, la empresa siempre había tenido una presencia en países en desarrollo,
“lo que no había tenido era una estrategia”. Entonces la compañía pasó de dos
billones a tres billones de consumidores, un crecimiento logrado a partir del
desarrollo de estrategias en estos nuevos mercados. “En los países en
desarrollo la gente no tiene dinero para gastar en cosas que no funcionen. La
clave en estos mercados es darle al cliente lo que valora. Y todos, ricos o
pobres, tenemos un precio en mente justo para lo que queremos”, explica Charan.
En
Colombia, varias empresas están trabajando con éxito los procesos de desarrollo
de productos a partir de metodologías etnográficas y de observación del
consumidor en el sitio de consumo. Juan Pablo Fernández, vicepresidente de
mercadeo de Alpina, comenta que “todas las categorías están buscando innovar
para poder suplir las necesidades de la gente. Las innovaciones en Alpina nacen
del juego de combinar necesidades, ocasiones de consumo, embellecimiento y
salud, pasando por el diseño de los empaques. Cuando se cierra este ciclo tenemos
una innovación perfecta”.
El cambio en la cultura
Cuando
se habla de convertir la empresa en un sistema social para la innovación, se
está hablando de un profundo cambio cultural. Para lograr el éxito en la
innovación, las empresas tienen que aprender a deslizarse sobre el filo de una
navaja. Tienen que crear una cultura de confianza, colaboración y apertura a
las nuevas ideas, donde las personas sientan que pueden aportar sin temor a una
crítica inmediata y sin el temor a ser despedidas a la primera señal de
fracaso. Sin embargo, esa misma cultura tiene que estar fundamentada en
elementos de rigor, disciplina en el análisis y seguimiento a los resultados. “Lo
importante es aprender del error”, afirma Charan.
P&G
ha cometido errores. Pensando en el limitado espacio en la vivienda de una
familia de bajos ingresos en México, P&G diseñó el detergente Ariel Ultra,
con el objetivo de economizar, pues gracias a unas enzimas especiales el
producto lograba limpiar la ropa con la mitad de la cantidad tradicional. Sin
embargo, aunque era una excelente innovación en desempeño, el consumidor no lo
pudo entender. Las amas de casa mexicanas nunca creyeron que se pudiera lavar
la ropa con tan pequeña cantidad, sobre todo porque el producto no producía
espuma, algo que para ellas estaba asociado al poder limpiador. El aprendizaje
a partir de este error fue uno de los antecedentes de la creación de los
programas living it.
En
Colombia, las empresas innovadoras entienden la importancia del tema. Carlos
Enrique Piedrahita, presidente del Grupo Nacional de Chocolates, afirma que el
objetivo ha sido “crear una cultura que no castigue el error no intencionado
para innovar en productos, bajo un concepto amplio que abarca aspectos como
modelos de negocios, mercadeo, seguridad industrial o fijación de precios,
entre otros, y que involucra a cada uno de nuestros 25.000 colaboradores”.
Por
su parte, Juan Pablo Fernández, de Alpina, cuenta cómo la empresa ha
desarrollado todo un aprendizaje a partir del fracaso de Wingo en el mercado en
el año 2007. Para Alpina la idea era llevar a la población de menores recursos
un producto con alto contenido en fruta. En los estratos bajos se toma
principalmente refrescos en polvo, cuyos contenidos en fruta son muy bajos. El
producto era un refresco líquido que se disolvía en agua con alto contenido de
fruta. Sin embargo, el producto no tuvo éxito.
Haciendo
el análisis, Alpina ha identificado que cometió un error al concentrar la
presentación de los beneficios en el tema de belleza y salud y subestimó la
importancia de la percepción de la población objetivo sobre el aporte
energético del azúcar que contienen los refrescos en polvo. En los estratos de
menor ingreso, el azúcar no es el producto enemigo que engorda, sino el
producto amigo que da energía para una larga jornada de trabajo.
Además,
se cometió otro error en el empaque, pues debía abrirse con tijera y no era
fácil almacenarlo una vez abierto. Fernández reconoce que la empresa ha aprendido
mucho a partir de esta experiencia. “La oportunidad del mercadeo en los
estratos de menores ingresos está abierta, pero es indispensable innovar para
llegar con los productos adecuados”, afirma Fernández. “Hay que aprender y esta
escuela se construye con la experiencia”, agrega el vicepresidente. Una
importante lección para las empresas que quieren desarrollar el gran potencial
que encierran estos segmentos de mercado.
Liderar y comunicar
La
innovación solamente puede existir si los líderes de la empresa la asumen como
un compromiso personal y profesional. “El presidente de la empresa tiene que
saber que la responsabilidad final es suya”, afirma Charan. Y agrega que “su
tarea es garantizar que la innovación y el crecimiento rentable ocurran”.
“Una
tarea esencial del presidente de la organización es formar líderes en todos los
niveles. Debe aprender a reconocer los talentos naturales que distinguen a las
personas y ocuparse de su desarrollo”, dice. “Las personas que tienen talento
deben estar permanentemente expuestas a retos que les permitan crecer. El
líder, además, debe lograr expresar su visión de una manera sencilla que todos
puedan entender”.
La
tarea no para allí, sino que debe estar acompañada por un trabajo permanente de
comunicación. El presidente de la empresa siempre debe estar sintonizado con el
mensaje y debe aprovechar todas las oportunidades posibles para repetirlo. Los
éxitos y las metas alcanzadas deben ser celebrados y aprovechados como momentos
para afianzar la cultura que se aspira a desarrollar en la organización.
“La
innovación y el crecimiento rentable son un problema de todos en la empresa y
el trabajo para lograrlos debe hacer parte de la rutina de todos”, asegura Charan.
“Innovar y crecer deben hacer parte de la descripción del trabajo de todos.
Mantenerse alerta para asegurar que la empresa se mantenga enfocada como un
rayo láser en el logro de estos objetivos es una de las tareas centrales de un
presidente de empresa en el mundo de hoy”.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la caratula de la Revista Dinero
¿Cómo cambiar el mundo?
Mantener un arraigado sentido de
pertenencia puede transformar organizaciones y sociedades. Aunque muchas veces
este sentimiento crece espontáneamente, es posible establecer estructuras para
forjar comunidades más comprometidas.
Existen
empresas en donde no hay horas extras. Con gusto, y a veces más de lo deseable,
la gente está dispuesta a sacrificar su tiempo libre para quedarse hasta tarde
cuando su organización lo necesita. Personas que realmente viven el sentimiento
de “es nuestra empresa”, aun sin tener participación en la propiedad. Si lo
piensa, lo realmente interesante acerca de lo que entendemos por sentido de
pertenencia es que tiene dos dimensiones. En primera instancia tiene que ver
con pertenecer a algo. El conjunto de ex alumnos del colegio, de la
universidad, los amigos del barrio o su familia son grupos en los que sin duda
se siente como en casa. Pero además de que usted pertenezca este sentimiento
implica que de alguna forma “estos lugares también le pertenecen”.
Sintiéndolos
suyos, aun sin retribución alguna, estaría dispuesto a contribuir para hacerlos
más grandes. Y entre más aporta más los quiere. Si bien estos son hechos
espontáneos, vale la pena preguntarse ¿es posible reforzar este sentido de
pertenencia?
Ya
hace un tiempo el respetado sociólogo de Harvard, Robert Putman (Bowling Alone,
2000), encontró en sus investigaciones que el bienestar de una sociedad, los
progresos en salud, educación y el desarrollo económico están íntimamente
ligados a su capital social. Al estudiar un descenso significativo en la
integración de la gente, Putman identificó que las causas típicas para explicar
el desarrollo como la geografía, el liderazgo, la cultura, o la normatividad,
no se comparan con el potencial que tiene la calidad en las relaciones y el
nivel de cohesión entre los ciudadanos, lo que entiende por capital social.
“Cada
vez que las personas se juntan libremente para resolver problemas de su
comunidad, como fábricas sociales que empujan los niveles de capital social, es
cuando experimentamos el valor práctico de la pertenencia”, afirma el autor
Peter Block en su más excelente libro Community:
the structure of belonging. Reconocido por sus escritos sobre
empoderamiento, democracia y ciudadanía, Peter Block tiene en su lista best
sellers como Stewardship (1998) y The empowered manager (1987).
En
esta oportunidad, volcó su mirada a estudiar el concepto de comunidad que en
sus palabras es “todo lugar en el que experimentamos sentido de pertenencia”.
Estas comunidades, o fábricas sociales, son visibles en las mejores empresas
del mundo, en organizaciones sin ánimo de lucro, como también a escala familiar
y social. Entonces, aprender a fortalecerlas es un tema clave para la gerencia.
Antes
de arrancar es útil preguntarnos ¿qué tan satisfactorio es el desempeño actual
de nuestras comunidades? Para Peter Block, aunque la tecnología ha hecho su
trabajo en juntarnos virtualmente, “cada vez las sociedades son más
individualistas”. Este autor asegura que cada vez estamos más desconectados de
nuestros amigos, familia y vecinos. Incluso, como una muestra de esta falta de cohesión
social para resolver los problemas de todos, las sociedades contemporáneas
siguen esperando por el “mesías con todas las respuestas, mayor normatividad y
más programas de bienestar”, plantea Block.
Pero
en realidad, a pesar de todo esto, no hemos podido encontrar soluciones
efectivas a los más grandes problemas de la humanidad, como la pobreza y la
marginalización.
Cambio de paradigma
Lo
que hay en el trasfondo de los planteamientos de Peter Block es que tenemos un
bajísimo entendimiento de cómo surgen “transformaciones sociales a gran escala”.
Mucho se ha escrito sobre cómo avanzar individualmente, pero poco sabemos de cómo
hacerlo en conjunto. “La clave es entender cómo operan estas transformaciones,
pasar de un estado en el que todos se preocupan por ellos mismos a un
compromiso en equipo”, afirma Block.
De
hecho, según este autor el tema de crear comunidades más comprometidas crece en
complejidad cuando se entiende que solo ocurren gracias a infinitos pequeños
avances que incluso damos sin darnos cuenta. Por más de treinta años, el autor
Werner Erhard ha influenciado la vida de millones de personas con sus planteamientos
sobre pensamiento creativo y aprendizaje experimental. Respecto a cómo poner en
marcha una comunidad hacia un mismo destino, Erhard expone tres elementos
esenciales: el poder transformador del lenguaje, el contexto y un fuerte
sentido de posibilidad.
Peter
Block retoma las ideas de Erhard para ponerles en el contexto de su libro. En
este hace una mención especial al lenguaje como una herramienta de
transformación. Dígales a una comunidad que son participativos, que tienen un
gran sentido de comunidad y que se pueden juntar en millones por una causa y
así lo harán. Dígales que son apáticos, que solo piensan en ellos mismos y que
les falta nacionalismo, y se quedarán el domingo en la casa viendo televisión.
Es
por esto que Peter Block opina que las transformaciones sociales solo se dan
por pequeños escaños. “Es en el lenguaje diario de la gente, en cualquier tipo
de comunidad, donde se gesta el arranque de cambio a gran escala”, opina el
autor. Por ejemplo, a nivel empresarial, si todo el tiempo en las
conversaciones de la gente se resaltan los problemas de su empresa, no se está
haciendo mucho por el orgullo colectivo de trabajar allí.
“Tenemos
que cambiar el contexto actual en que la vida es una serie de problemas por
resolver. Estamos tan identificados con nuestras dificultades que llega un
punto en que estas carencias nos definen como comunidad”, argumenta Block. Toda
fábrica social inicia cuando el lenguaje cambia de problemas a posibilidades,
de escasez a abundancia. Algunos autores, entre ellos Alexander Christopher (The timeless way of building, Oxford
1979), hablan sobre la importancia de romper con el pasado para poder construir
un futuro mejor.
En
las sociedades modernas existe una frenética manía de tratar de entender el
pasado para construir el futuro. Esto es sin duda positivo, el problema nace
cuando, por creer tanto en el pasado, nos colocamos límites al desarrollo. El
poder transformador de pensar en términos de posibilidad se frustra cuando las
estadísticas nos dicen que lo que soñamos no es posible.
Un país de resistencia
Es
evidente que los medios de comunicación cumplen un rol esencial, para bien o
para mal, en la construcción de un sentido de pertenencia a la comunidad. Sin
embargo, Peter Block es claro al afirmar que los medios de comunicación “no
construyen la realidad en una sociedad, simplemente son un reflejo de lo que
pasa”.
Block
es un fuerte crítico de cómo usualmente los medios destruyen el sentido de
pertenencia colectivo, muchas veces por razones comerciales. “No existe otra
explicación de la forma en que nos aprovechamos del sufrimiento de los demás y,
en medio de sus peores momentos en la vida, les preguntamos al aire ¿cómo se
siente?”, describe el autor en el libro.
Según
Block, la constante en la mayoría de los países del mundo es que los medios se
enfoquen en las tragedias en vez de en las noticias positivas, que suelen dejar
a un lado como eventos esporádicos. “Pero la realidad es un concepto ambiguo.
Si un periodista se especializa en ver el lado oscuro de la sociedad, esta es
la imagen que va a proyectar aun cuando las cosas estén mejorando. En conjunto,
las noticias son importantes socialmente en el sentido que definen qué es lo que
vale la pena de ser contado”, explica el autor.
Pequeños gigantes
Como
complemento a una transformación mediante el lenguaje, Peter Block cree que los
grupos pequeños son el eje de las transformaciones sociales. “Cada vez que las
personas se juntan, tienen la posibilidad de definir el futuro”, argumenta.
Nuevamente, es solo en el infinito número de interacciones entre individuos por
un bien común donde se gestan los grandes cambios.
“Es
dejar de estar tan embelesados con los individuos para ocuparnos en entender cómo
operan los pequeños grupos”, complementa. En este sentido la pregunta no es
¿quiénes se van a sentar? , sino ¿en qué contexto lo van a hacer y qué lenguaje
van a utilizar? Esta es en esencia la responsabilidad de un líder según Block,
la capacidad de promover que la gente se reúna en pequeña escala y visualice un
futuro distinto. “Lugares donde las preguntas tengan mayor valor que las
respuestas, y los líderes se preocupen más por escuchar que por hablar”.
Para
este sociólogo, no tiene sentido la definición típica de un ciudadano como todo
aquel que ejerce su derecho de votar. Lo que realmente define a un ciudadano,
según él “es el entendimiento de que es responsable y que ejerce un rol en la
solución de los problemas que aquejan a su comunidad”. Este es un cambio
radical en el cual la prioridad pasa a ser las actuaciones de los ciudadanos y
a lo que hagan los líderes y las instituciones. En una sociedad de este tipo,
las organizaciones sociales tendrían mayor poder que las mismas empresas. “Entre
más débil el sentido de pertenencia y su influencia social, más se propicia el
deseo de delegar en otros la solución de los problemas, y es aquí donde se
desdibuja el liderazgo”, expresa Block.
Tal
vez el principal mensaje de este autor es que debemos recapacitar sobre la
capacidad de cambiar las cosas de acuerdo a como nos referimos a ellas. Si
continuamos llamando pobres a quienes carecen de recursos económicos, ilegales
a los indocumentados, desechables a quienes no tienen un techo donde dormir, o
minorías a otras razas, nada estamos haciendo para que mejore su situación.
En
2004, el autor David Bornstain escribió un libro con el ambicioso título How to change the world (Cómo cambiar el
mundo), en el que relata periodísticamente la experiencia de un grupo de
emprendedores sociales y sus sueños por contribuir a la sociedad. Las
conclusiones de este hermoso texto son similares de las de Peter Block en su
conjunto: que es posible cambiar el mundo
a partir de pequeños pasos. Todos tenemos un rol fundamental en la
construcción de un mayor sentido de pertenecía al país y a las organizaciones
en que nos desenvolvemos. Hay que prestar mucha atención a lo que nos decimos
entre amigos, los padres a sus hijos, en las empresas o los salones de clase y
sobre nosotros mismos. Lo que allí se diga nos definirá como sociedad.
Autor:
Carlos Andrés Vanegas
Para
la sección Management de la Revista Dinero
sábado, 23 de junio de 2012
Desafíos gerenciales en biotecnología
A pesar de la expectativa alrededor de
la biotecnología esta no ha logrado cristalizar en negocios rentables. La
innovación tecnológica también requiere de innovación empresarial.
En
1976 los científicos Herbert Boyer y Stanley Cohen realizaron el revolucionario
invento de manipular genéticamente las moléculas del ADN, que más tarde se
llamó la tecnología del ADN recombinante (recombinant DNA, rDNA). Tras este
hallazgo, Robert Swanson, un pequeño inversionista de riesgo, llamó a Boyer
para proponerle crear una compañía.
Tres
meses más tarde Genentech, la primera firma en biotecnología del mundo, nació
para dar arranque a una industria con ya más de 30 años de innovaciones,
promesas y desencantos. Aunque la biotecnología está presente en diversos
negocios como alimentos, petróleos y agroquímicos, realmente es en el campo
farmacéutico donde se han concentrado los mayores avances y compañías. Hoy,
empresas como Amgen, Chiron, Genentech, Genzyme o Celera, que utilizan
tecnologías de punta como el estudio del genoma humano o el ADN recombinante
para producir medicamentos, son los símbolos de una de las industrias
tecnológicamente más avanzadas del mundo.
Desde
el comienzo era natural sentir vientos de prosperidad y transformación. Estas
compañías llegaron al mundo justo cuando las gigantes farmacéuticas Bayer,
Merck, Pfizer o Novartis, entre otras, con su modelo tradicional de
investigación química habían disminuido al máximo la tasa de éxitos en drogas
nuevas. En la terminología del reconocido autor Clayton Christensen la biotecnología se presentó como la “innovación
de ruptura” que reemplazaría a los ya viejos y pesados gigantes del negocio.
Grupos
de científicos experimentando con tecnologías no antes imaginadas llamaron la
atención de la prensa, la academia y sobre todo de los inversionistas. Sin
embargo, en estos treinta años la gran mayoría de las empresas del sector no
han logrado dar utilidades y su conjunto es poco rentable.
Para
Gary Pisano, director de la unidad de tecnología y operaciones de la Escuela de
Negocios de Harvard, y autor del libro Science
Business: the promise, the reality, and the future of biotech, la clave
está en la gerencia. En su perspectiva la biotecnología es un experimento tan
novedoso que por primera vez en la historia un sector se debe enfrentar al
dilema ¿puede la ciencia ser negocio? La biotecnología no sólo es intensiva en
el uso de tecnología sino que depende exclusivamente de su desarrollo y, para
esto, Pisano asegura que se requieren tres elementos del management: gerencia
de riesgo, integración y aprendizaje.
Cuando
Gary Pisano analiza el rendimiento del sector en sus tres décadas de historia
encuentra que, en conjunto, la rentabilidad ha sido apenas del 15%. Muy
pequeña, teniendo en cuenta que es un negocio de tan alto riesgo, y de hecho,
si se extrae de la muestra a Amgen, el líder del mercado, prácticamente la
mayoría pierde.
Por
otra parte, al estudiar la proporción de éxitos en drogas nuevas, la
biotecnología no ha sido superior a la industria farmacéutica tradicional. “El
gran problema es que desde el comienzo la biotecnología copió modelos
gerenciales de otras industrias de alta tecnología, como los computadores, los
semiconductores o el software, que para este caso no han funcionado. Se
requiere de una gerencia que se acople a sus desafíos particulares”, argumenta
Pisano.
Los desafíos
El
primer desafío que estudia Pisano es la incertidumbre que enfrenta este sector,
lo que implica un cambio radical en la forma de asumir el riesgo. En promedio,
después de cada 60.000 intentos una droga finalmente llega al mercado. En el
caso de la biotecnología luego del proceso tradicional de identificación, validación
y pruebas pueden pasar incluso décadas para obtener resultados. “Aunque el
sector ha llamado la atención del mercado de capital de riesgo, como en otras
industrias tecnológicas, estos inversionistas esperan tener resultados en pocos
años. Lo mismo pasa con los esquemas de alianzas con las grandes farmacéuticas”,
sostiene.
Por
ejemplo, en el caso del negocio de los semiconductores, al menos se conoce el
objetivo final de hacerlos cada vez más potentes y pequeños, mientras en
biotecnología muchas veces ni siquiera se conocen las aplicaciones y hay
riesgos desde el comienzo hasta el final, explica Pisano.
En
un segundo plano el sector enfrenta fuertes desafíos de integración. “La
biotecnología nos ha ayudado a entender mejor lo que no sabíamos, en vez de aprender
sobre lo que ya conocemos”, explica. Un ejemplo es el genoma humano que amplió
el universo de posibilidades para identificar y curar enfermedades. La gran
dificultad es que aún no se conoce bien una tecnología, cuando ya viene una
nueva era de innovaciones.
Algunas
de las promesas de la biotecnología son la química combinatoria, el ADN
recombinante, el ARN interferente o el estudio de los genomas, entre otros, que
muestran que no existe tal cosa como una ciencia de la biotecnología, sino que esta
es la unión de un millar de innovaciones. Como la gran mayoría de compañías son
especialistas en tecnologías y enfermedades, Pisano cree que el sector podría
aumentar sus tasas de éxito si aprende a funcionar en forma más integrada.
Finalmente,
como el conocimiento es progresivo, e incluso las tecnologías tradicionales
para crear drogas químicamente todavía están vigentes, la biotecnología
requiere de esquemas de aprendizaje sin precedentes. Ya son más de 30 años de
este experimento al que llamamos biotecnología. Una industria en la que
participan universidades, farmacéuticas, profesores y científicos que se hacen
emprendedores, como también gobiernos e inversionistas. Es evidente que la
biotecnología es una muestra de que la innovación tecnológica debe estar
soportada por transformaciones en la gerencia.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Manegement de la Revista Dinero
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