Se
calcula que en tan solo tres días tras el terremoto de Haití, en enero de 2010,
la Cruz Roja Internacional logró recolectar más de US$10 millones en donaciones
para los damnificados, utilizando tecnologías sociales, principalmente Facebook
y Twitter. Hoy en día estas herramientas son tan importantes para la Cruz Roja,
que reciben apoyo directo de su presidente, Gail McGovern.
Sin
embargo, hace algunos años las cosas eran muy distintas. En 2005, la gente en
Estados Unidos no podía creer cómo, a pesar de su desarrollo, habían sido
abandonadas personas en el desastre del huracán Katrina. En medio de una
avalancha de críticas en blogs, comunidades virtuales y foros en internet, la
Cruz Roja contrató a la ejecutiva Wendy Harman, primer gerente de medios
sociales, para tratar de contener comentarios negativos contra la organización.
Pero al explorar la red, en vez de encontrar rechazo, Wendy identificó una gran
oportunidad. “La gente tiene listas las maletas para colaborar” fue el mensaje
que dio a sus directivos.
Temerosos
por ingresar a esta oleada de nuevas tecnologías, Wendy Harman tuvo que
utilizar sus propios recursos para gradualmente ir implementando distintos
medios como blogs, Flickr, Twitter y Facebook. Para la Cruz Roja, actualmente
estas tecnologías son piedra angular en su operación.
“Lo
fascinante en la historia de la Cruz Roja es que, buscando controlar los medios
sociales, descubrieron con el tiempo que era mejor abrirse y conectarse con la
gente en la red”, describe la reconocida experta en tecnologías sociales
Charlene Li en su libro Open Leadership:
How Social Technology Can Transform the Way You Lead. Fundadora de la firma
consultora Altimeter Group, Charlene Li se había hecho famosa junto al autor
Josh Bernoff, por el best seller internacional Groundswell (2009) considerado
uno de los mejores libros de mercadeo de los últimos tiempos.
En
este nuevo libro regresa con un argumento apasionante: las nuevas tecnologías sociales están cambiando para siempre el
liderazgo en las empresas. “En su esencia, el liderazgo tiene que ver con
la forma en que nos relacionamos, pero estas relaciones están cambiando a una
velocidad impresionante gracias a clientes y empleados cada vez más empoderados”,
argumenta la autora.
Según
Charlene Li, en el pasado los ejecutivos podían darse el lujo de pasar
desapercibidos. Jefes de medios o profesionales de relaciones públicas en
algunas compañías y sectores trabajan con el principal objetivo de contener
información. Todo esto está cambiando porque la gente está comentando en
internet constantemente aspectos como la calidad de un producto, la imagen de
una compañía o cómo se sienten en su trabajo.
Esta
es una tendencia irreversible. De acuerdo con cifras de Internet World Stats,
actualmente existen cerca de 1.800 millones de personas activas en la red. Si
en 2006 solo 32% de la gente veía videos on-line, ahora más de 83% lo hace.
Cuando hace apenas pocos años 27% de la población entre 15 y 54 años hacía
parte de una red social, este porcentaje ha aumentado a 73% a escala global.
Roger
Martin, decano de la Rotman School of Management, resalta el impacto de estas
nuevas tendencias sobre un dilema clásico del liderazgo: ¿cuánto controlar y
cuánto abrirnos a los demás? Charlene Li explica que finalmente este es un
problema de la naturaleza humana. Si delego y tengo confianza en los otros
¿cómo garantizar que mi trabajo va a estar bien hecho?
“En
mi experiencia de todos los días con ejecutivos puedo ver el entusiasmo que
tienen sobre el inmenso potencial que representan las nuevas tecnologías
sociales. Pero también percibo el temor por los riesgos que corren”, describe
la autora en su libro.
Paradójicamente,
el argumento central de la autora Charlene Li es que las empresas ganan “control
al abrirse a estas nuevas tecnologías sociales en vez de perderlo”. En
principio, esta idea puede sonar contradictoria. Existen ejemplos formidables
de compañías como Dell, Microsoft, Cisco, Best Buy y el State Bank of India que
al utilizar desde la dirección tecnologías como blogs, foros y redes sociales,
han transformado la forma en que se comunican con sus clientes y colaboradores.
Pero
también hay casos como el de United Airlines, donde el video casero United
Breaks Guitars de un solo cliente descontento, Dave Carroll, tuvo más de 7 millones
de visitas en YouTube. “Abrirse al mundo no quiere decir que usted no siga
estando al mando. Estar abierto requiere más, no menos rigor y empeño, que
tratar de permanecer cerrado”, sostiene la autora. Incluso, esta experta
explica que lo importante no son tanto las nuevas tecnologías per se sino
definir muy bien qué tipo de relación quieren mantener con el exterior.
¿Qué
tan abierta quiere que sea su compañía? ¿El objetivo es aprender, dialogar, dar
soporte a los clientes o innovar? Ninguna empresa pude ser totalmente abierta o
totalmente cerrada.
Charlene
Li asegura que todas las compañías conocen la información que deben proteger,
pero como en el caso exitoso de Wendy Harman en la Cruz Roja, se deben generar
lineamientos, guías y estructuras para que todo el mundo esté en la misma
dirección de lo que se quiere comunicar. Este es un punto crucial para las
empresas modernas. Según datos del libro, en una reciente encuesta de la firma
consultora Deloitte tan solo 22% de las compañías en Estados Unidos tiene algún
documento, política o lineamiento sobre cómo manejar las nuevas tecnologías
sociales.
Incluso,
la tendencia es a alejarse de estas. Un estudio de la compañía Robert Half
Technologies entre 1.400 gerentes de tecnología en este país encontró que 54%
bloquea o restringe en el trabajo tecnologías como blogs, LinkedIn, Twitter y
Facebook. Sin embargo, si la razón de limitar estas herramientas es contener
información, los ejecutivos modernos deben entender que cada vez más existirá un
liderazgo sin secretos. Es más, Charlene Li sostiene que existen
características muy puntuales que deben desarrollar para triunfar con estas
nuevas tecnologías. Principalmente, ella hace énfasis en la curiosidad y la
sencillez.
Palabras
más, palabras menos, el mensaje de Charlene Li es que poco a poco será más
difícil ocultar la realidad en las empresas. Las compañías que ejerzan un mejor
liderazgo y tengan mejores políticas de recursos humanos serán premiadas porque
así lo expresará su gente en la red. Pero, por otra parte, el liderazgo nocivo
o la falta de ética no van a pasar desapercibidos frente a lo que diga su
gente, clientes y colaboradores en la red.
Autor:
Carlos Andrés Vanegas
Para la sección
Management de la Revista Dinero
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