jueves, 15 de noviembre de 2012

Es mejor dejarlos en casa



Algunos patrones negativos que cultivamos en la familia pueden afectar fuertemente el desempeño en el trabajo.

En Australia existe un proverbio que dice: “a nuestros ancestros los llevamos en el corazón y, algunas veces, en la espalda”. Esta frase tiene un significado especial para la doctora Sylvia Lafair, PhD en psicología y presidente de la firma consultora Creative Energy Options. Por muchos años, la doctora Lafair fue reconocida como experta en terapias familiares junto a su esposo Herb Kufman. Un día un ejecutivo de alto nivel le pidió colaboración para enfrentar una crisis en el trabajo.

“Pero, ¿qué puedo saber del mundo empresarial?”, contestó Lafair. Sin embargo, a partir de allí identificó un vínculo inseparable entre el desempeño laboral y algunos hábitos que adquirimos en familia. Es un tema tan crucial para los negocios que actualmente la doctora Lafair asesora compañías tan grandes como Microsoft, Novartis y AstraZeneca. Recientemente, Silvia Lafair publicó su primer libro Don't Bring It to Work: Breaking the Family Patterns That Limit Success, en el cual argumenta “estamos llevando patrones negativos al trabajo, que aprendimos siendo niños o que incluso recogemos de la niñez de nuestros padres”.

Seamos francos, en ocasiones nos sentimos como en una típica discusión familiar cuando estamos en la oficina. Muchos jefes podrían decir que a veces sienten que trabajan con niños malcriados haciendo pataleta. Otras personas se quejan porque sus jefes dan tanta lata como si fueran papá y mamá. Los chismes de pasillo, las rivalidades, las comparaciones, las intrigas y las alianzas muchas veces son conductas que vemos replicar de la familia al trabajo.

El afamado escritor Anthony Brandt alguna vez dijo que “otras cosas pueden cambiarnos, pero todos empezamos y terminamos con una familia”.

El argumento central de la doctora Lafair es que “si lo piensa con detenimiento, la primera organización de la que hizo parte fue su familia. Sin darnos cuenta, es allí donde empezamos a adquirir habilidades claves para el trabajo, como identificar responsabilidades, entender la autoridad o trabajar con los demás”.

Es importante hacer énfasis en que, para esta autora, no todos los hábitos que cultivamos en familia son nocivos para el trabajo. De hecho, allí radican los valores más importantes para el éxito en la vida profesional, como aprender a enfrentar las dificultades y luchar para sortear obstáculos. Sin embargo, ella piensa que, definitivamente, es mejor dejar muchos patrones en casa.

El autor Daniel Pink en su famoso libro de 2005, A Whole New Mind, habla sobre la importancia para los líderes modernos de “aprender a identificar patrones y dar un significado a las situaciones desde una perspectiva más amplia”. En esencia, el punto de partida de la doctora Lafair para entender las relaciones familia-trabajo es que finalmente no son tan distintas como pensamos. “Los equipos de trabajo y las familias, ambos, son sistemas de relaciones entre individuos. En el día a día, juntos operan básicamente en la misma forma”, explica la autora. En las ciencias humanas, este enfoque de sistemas tomó fuerza desde los años 40 gracias a los trabajos pioneros del sociólogo de la Universidad de Harvard, Pitirim Sorokin.

“Lamentablemente, ni en la práctica empresarial, ni en los departamentos de gestión humana se suele adoptar un enfoque de sistemas”, argumenta la doctora Lafair. Este punto es clave, pues para esta autora no existe tal cosa como buenos y malos en las dificultades empresariales. “Usualmente en las empresas se pone en observación a personas específicas, sin entender que existe todo un entorno familiar y de los mismos compañeros que se debe analizar”, puntualiza.

Todos conocemos experiencias de personas que terminan repitiendo para bien o para mal las experiencias de sus padres. Tal vez la frase ¡se convirtió en aquello que tanto rechazaba! sea su propia historia. Según la doctora Lafair, lo peligroso de muchos roles y patrones familiares es que suelen operar de forma invisible. ¡Las familias son sistemas sociales que buscan sobrevivir. Sin percatarse, a cada cual se le asigna un rol clave para el sistema. A algunos se les cataloga de el responsable, el inteligente, el salvador, el problemático, el débil o el malo!, sostiene en el libro.

En su libro esta autora comenta la historia de una nieta. Como constantemente la gente le decía que era muy linda, Lafair le preguntó ¿qué significaba ser linda? Ella le contestó que no sabía, pero que es lo que ella era. Según Lafair estar codificados en un rol sucede todo el tiempo. Por ejemplo, pasa con frecuencia que niños asumen el rol de salvadores cuando sus padres son irresponsables o inmaduros. “El problema consiste en que, si bien estos roles encajan en el funcionamiento de una familia, son muy perjudiciales en las empresas”, explica Lafair.

En su experiencia de muchos años analizando comportamientos nocivos, la doctora Lafair catalogó los que considera los 13 roles familiares más comunes que llevamos a las empresas. Es interesante ver como algunos que se podrían considerar positivos, para ella, también terminan haciendo daño en la vida profesional. Estos patrones son: el exitoso, el rebelde, el que aplaza todo, el payaso, el tirano, la víctima, el salvador, el exagerado, el mártir, aquel que evade los problemas, quien intenta complacer a todo el mundo, el que genera intrigas y quien niega las dificultades.

“Por ejemplo, aquellos que tienen el rótulo de exitosos en sus familias se les identifica porque siempre están ocupados”, dice la autora. Sin embargo, a pesar de que se pueda considerar positivo, estos suelen tener problemas para trabajar en equipo y terminan por hacer más daño que bien en las compañías. Lo mismo sucede con cada uno de estos roles. La doctora Lafair hace énfasis en que el desafío es doble para el caso de las empresas familiares. “Muchos hermanos y padres han crecido controvirtiéndose uno al otro, y a la edad adulta esta conducta se ha convertido en todo un hábito”, explica Lafair en su libro.

¿Qué podemos aprender de esta historia? Por increíble que parezca, todo el modelo de la doctora Lafair para corregir esta situación consiste en tres palabras: observar, entender y transformar. Albert Einstein solía decir que “locura es hacer siempre las cosas de la misma forma y esperar un resultado diferente”. Tristemente, hay personas que pasan una vida entera sin percatarse de lo que llevan a sus espaldas. Para poder transformar esto, primero se tiene que observar y entender. En su libro, Sylvia Lafair propone un modelo para hacer un mapa genealógico en donde es posible ir verificando este tipo de conductas a nivel familiar. También recomienda hacer un balance de cada una de las experiencias laborales para identificar y entender mejor las relaciones personales.

No es mentira que muchas compañías tratan desesperadamente de corregir conductas en el trabajo. Según una reciente encuesta, el 93% de los trabajadores sostiene que los conflictos personales afectan el trabajo. Puede ser, como argumenta la autora, que tratar de llegar más allá realmente contribuya, para bien, a transformar los comportamientos.


Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero

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