Aunque la herencia genética no asegura
el destino de nadie, existe suficiente evidencia científica de que los genes
influyen en la vida profesional, desde la propensión a ser emprendedores,
profesores o líderes.
La
compañía australiana Genetic Technologies ofrece un servicio poco tradicional. Con
una simple prueba de saliva pueden realizar estudios del ADN de una persona e
identificar si tiene cierta versión del gen ACTN3. Aunque los científicos han
identificado más de 200 genes que influyen en las capacidades atléticas de un
ser humano, el gen ACTN3, en particular, regula la producción de la proteína
alpha-actinin-3, que permite contraer los músculos con fuerza. Con esta
información, en pocas semanas, Genetic Technologies les pude indicar a padres
de familia si sus hijos tendrían un mejor desempeño en deportes de fuerza como
levantar pesas, o por el contrario, dedicarse a otros como el atletismo y la
natación.
Intuitivamente,
los seres humanos reconocemos que nuestros genes impactan nuestras vidas. No
todo el mundo tiene las capacidades para competir en un Mundial, ganar un
concurso de canto o posar para la portada de una revista. Sin embargo, por
alguna razón cuando hablamos de gerencia, liderazgo, emprendimiento y la vida
profesional en general, los genes son un tema totalmente oculto.
Partimos
de la premisa de que todos somos iguales, pero tal vez la ciencia nos indique que
esto no es tan cierto.
“Los
genes no significan destino, simplemente son un factor más que influye en la probabilidad
de que algo ocurra”, explica el profesor de la Weatherhead School of
Management, Scott A. Shane, en su más reciente libro Born Entrepreneurs, Born Leaders: How Your Genes Affect Your Work Life.
Shane es uno de los más controvertidos y afamados autores del emprendimiento en
el mundo.
Desde
hace años viene obsesionado por entender cómo la genética afecta la actividad
empresarial; en cierto sentido, un campo de estudio totalmente nuevo. Hoy en
día los científicos pueden calcular a grandes rasgos cuánto de un
comportamiento se explica por factores genéticos e incluso identificar genes
específicos involucrados en estos comportamientos. Por ejemplo, estudios
muestran que más de la mitad de las variaciones entre personas en las pruebas
de inteligencia IQ y de personalidad -Ocean- son genéticas.
Concretamente,
investigaciones sugieren que 48% de la propensión a ser un emprendedor es
genética. Pero no solo esto, los científicos reconocen que variaciones en
aspectos como liderazgo, persistencia, si somos ricos o pobres, satisfacción en
el trabajo, permanencia, aversión al riesgo, escogencia profesional e, incluso,
tendencias políticas y religiosas, tienen raíces genéticas.
Para
Shane es fundamental tratar de entender cómo nuestra herencia genética influye
en comportamientos en el trabajo. Y aunque es un profesor de gerencia y no un
científico, logra explicar en términos sencillos el proceso. “No existe ningún
gen que determine nada respecto al trabajo, su influencia siempre es indirecta”,
explica el autor en el libro.
Los
genes son partículas en forma de espiral que se componen de ácido desoxirribonucleico
(ADN); que a su vez contiene las instrucciones para la producción de proteínas
que determinan la estructura de las células y sus funciones. Algunos
científicos aseguran que el 99,9% del ADN humano es idéntico, y que tan solo esa
minúscula diferencia nos hace lo que somos.
Por
ejemplo, investigaciones muestran que ciertos genes, como el DRD2, influencian
la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina (químicos
que regulan la operación del cerebro), claves en comportamientos del trabajo como
el nivel de estrés, ansiedad, aversión al riesgo, creatividad y el estado de
ánimo.
También
los genes influencian la producción de hormonas como la testosterona, la
adrenalina y las hormonas tiroideas. Es conocido que variaciones en
testosterona, por ejemplo, conllevan a actitudes dominantes. Los científicos
han encontrado que presidentes de empresas tienden a tener mayores niveles de
testosterona que mandos medios, o en el caso de las mujeres con variaciones en
testosterona, preferir su carrera profesional al matrimonio.
En
general, Shane argumenta que son muy diversas las formas en que los genes
influencian la vida profesional vía gustos, inteligencia y personalidad.
Ahora
bien, cuando los científicos argumentan, por ejemplo, que un 41% de la variación
a la hora de escoger carrera profesional se podría explicar por genética, la
pregunta es cómo llegan a esta conclusión. Una de las rutas es con
experimentación en genética molecular, pero por evidentes razones de ética, los
científicos prefieren trabajar en lo que se conoce como la genética del
comportamiento.
Al
respecto, los estudios con hermanos gemelos e hijos de padres adoptivos son la
piedra angular en este campo de la ciencia. Se argumenta que los hermanos
gemelos comparten el 100% del ADN. Entonces, los científicos estudian diversas
variables del comportamiento en la vida de los gemelos y los comparan frente al
resto.
Como
ellos tienden a tener mayores similitudes en el comportamiento a lo largo de su
vida, esa diferencia la atribuyen a la genética. También está el caso de los
hijos adoptivos, un estudio hecho en Dinamarca muestra cómo estos tienden a
escoger las profesiones de sus padres biológicos aun sin conocerlos.
En
este sentido, algunos de los hallazgos del libro son: la genética podría explicar
el 40% de nuestro potencial de liderazgo, 36% de la tendencia a cambiar de
trabajo constantemente, 33% en la confianza en sí mismos, 32% de nuestra
capacidad de persistir, 30% de si somos felices en el trabajo, o también la
genética podría explicar nuestra propensión a realizar una carrera profesional
o vivir en el exterior.
Es
importante recalcar que para Shane la genética no determina su destino. La
palabra clave aquí es propensión. En general, a los seres humanos nos
influencian las experiencias en la vida, la forma en que fuimos criados y
nuestros genes. “Mi hipótesis es muy simple, es muy poco probable que el
desempeño de las personas en las organizaciones se explique solo por razones
externas distintas a la herencia genética”, argumenta el autor.
En
su opinión, Shane dice que a la gente no le gustan estos temas porque sienten
perder su libertad. Sin embargo, paradójicamente, no entender que la genética
cuenta, puede ocasionar el efecto opuesto. Saber que usted es propenso al
alcoholismo le ayudará a entender que debe trabajar el doble que el resto para
no caer en este vicio. Lo mismo sucede con los comportamientos en el trabajo.
No existe tal cosa como “nacido para ser emprendedor o líder”.
Cada
cual debe trabajar sin cansancio para alcanzar sus sueños, y todos debemos
entender que en ciertos casos tenemos que aprender a nadar contra la corriente
para alcanzarlos.
A
pesar de ser un tema tan novedoso, la genética y el trabajo implicarán
importantes discusiones éticas en el futuro. En algún momento las compañías
podrán tener información clave sobre nuestro desempeño en el trabajo con tan
solo una muestra de saliva. Ya sea para definir sus oportunidades y límites, es
evidente que los genes no pueden permanecer ocultos para el emprendimiento y el
liderazgo.
Autor:
Carlos Andrés Vanegas
Para la sección
Management de la Revista Dinero
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