A
Timothy Gallwey se le reconoce como uno de los padres del coaching en los
negocios a escala global. Ha sido asesor de grandes personalidades y de
empresas número uno en todo el planeta. Sin embargo, sus orígenes se remontan a
una cancha de tenis. Tras competir por más de quince años en el deporte blanco,
se dedicó a entender por qué ciertos jugadores pierden en la jugada más fácil
del partido. ¿Qué hace que la gente falle en el momento definitivo de un juego?
¿Por qué pierden la concentración en el último movimiento? ¿Por qué juegan tan
bien un set y tan mal en el siguiente?
Luego
de estudiar literatura inglesa en Harvard, Timothy Gallwey dedicó varios años
de su vida a tratar de entender los fenómenos del tenis. Tras entrenar a
docenas de jóvenes, encontró cuál era el problema: todo estaba en la cabeza. Entendió que, mientras más instrucciones
técnicas recibían sus estudiantes, más se paralizaban al tratar de aplicarlas.
No sabían si jugar o pensar. De esta simple observación, Timothy Gallwey
desarrolló el concepto de El juego
interior del tenis, famoso en el mundo entero.
Para
Gallwey, cada juego consta de dos partes: un juego externo y uno interno. En el
primero se juega contra el adversario, pero en el segundo es contra sí mismo. “En
el juego interior los jugadores se enfrentan a duros obstáculos, como la falta
de concentración, el nerviosismo, las dudas sobre sí mismos y la excesiva
autocrítica”, explicó Gallwey en entrevista exclusiva.
Para
entender mejor estos conceptos, Gallwey aconseja observar con detenimiento a
los deportistas en aprietos: ponen tensos
los músculos de la cara y el cuerpo. Todos estos son síntomas de que
enfrenta un tortuoso diálogo interior del que no se ha logrado desprender. De
ahí que los grandes tenistas solo alcanzan su mejor desempeño de forma
espontánea. “Y esto solo ocurre cuando la mente está en calma y parece formar
una unidad con el cuerpo”, explica el autor.
En
efecto, Gallwey opina que todos tenemos dos ‘yos’. El primero es el que da las
órdenes y el segundo el que las ejecuta. Al primero le gusta controlar todo, en
cambio al segundo le gusta actuar desprevenidamente. El propósito del juego
interior, entonces, es acallar ese primer yo el mayor tiempo posible.
Estos
simples consejos tienen un enorme impacto no solo en el tenis sino en diversas
facetas de los negocios y la vida.
Autor: Carlos Andrés Vanegas
Para la sección Management de la Revista Dinero
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